El País

Kicillof, la conducción del peronismo y el fino equilibrio entre tensar y no romper con Cristina Kirchner

Los gestos de independentismo del gobernador bonaerense alteró a Máximo Kirchner, que lo sintió como una amenaza al liderazgo de su madre.

Por Sebastián Hadida

Axel Kicillof se encuentra sumergido en estos días en un estado psicológico profundo de revelación y crisis, que se asemeja a un proceso de duelo, luego de resistir los intentos de subordinación política de La Cámpora y de quien fuera su mentora durante más de una década, la ex presidenta Cristina Kirchner.

La decisión de no apoyarla en su carrera a la presidencia del Partido Justicialista lo pone al gobernador bonaerense en un punto de no retorno en el vínculo de confianza con quien fuera su jefa política.

Ahora debe definir hasta qué punto tensar la cuerda para afirmar su autoridad y construir su propio camino, sabiendo que pasarse de largo puede ser letal para sus aspiraciones presidenciales.

“La línea entre tensar y no romper es muy fina. Axel tiene que manejar ese equilibrio y medir sus respuestas a los ataques y provocaciones de La Cámpora. Creo que lo viene manejando bien. No le conviene romper porque el núcleo duro de su electorado es el mismo que el de Cristina y sería contraproducente”, analizó uno de los pocos diputados nacionales que en la interna entre Kicillof y el Instituto Patria, tira para La Plata.

En diálogo con la Agencia Noticias Argentinas, el dirigente aseguró que “el trasvasamiento en parte ya se hizo” a favor del mandatario bonaerense, y que “hay una falla de lectura de quienes se niegan a verlo y siguen aferrados a escenarios antiguos”.

“Quieren que Axel se someta para que, una vez castrado, ahí sí le den el respaldo. El problema de eso es que la lógica del poder delegado o tutelado no va más. Fracasó con Alberto Fernández”, analizó.

Los gestos de independentismo del gobernador bonaerense, que luego de asegurarse la reelección empezó a construir un polo de poder propio alejado de La Cámpora, alteró al hijo biológico, Máximo Kirchner, que lo sintió como una amenaza al liderazgo de su madre.

Es por eso que durante meses, y con mayor explicitud en las últimas semanas, los coroneles camporistas se dedicaron a esmerilar públicamente al gobernador.

Para ellos, la construcción política propia de Kicillof no solo desconoce la conducción de Cristina Kirchner sino que busca reemplazarla, poniendo en peligro los privilegios que siempre gozaron en cada cierre de listas.

En algún punto, la ex jefa de Estado terminó por creer esta teoría y se olvidó de que había sido ella quien en diciembre del 2022 había convocado a otros dirigentes “nacionales y populares” a empuñar el “bastón de mariscal”.

Así fue que la anfitriona del Instituto Patria tomó la decisión de postularse como candidata a presidir el PJ, carrera en la que ya estaba lanzado desde meses antes el gobernador riojano, Ricardo Quintela.

Con “La Jefa” presidiendo el PJ, entienden en La Cámpora, se termina el debate por la conducción del movimiento y la lapicera para la confección de las listas seguirá en manos de su “propietaria natural”, a salvo de la supuesta codicia de Kicillof.

Pese a ganar dos veces en la provincia de Buenos Aires contra viento y marea, el gobernador no tiene prácticamente representantes propios ni en la Legislatura ni en el Congreso nacional.

La razón es que se subordinó a la conducción de Cristina Kirchner, cuyo dedo siempre favoreció a La Cámpora y otros sectores afines.

“Cristina dice que ya tuvo todos los honores que un argentino puede recibir, no quiere volver a ser presidenta. Axel tiene una aspiración, es joven y tiene las condiciones para continuar el legado. Se impuso dos veces en un contexto totalmente adverso en la provincia más importante del país. Es normal que después de todo eso quiera empezar a armar su camino. Ellos es como se quedaron en otro tiempo, no quieren soltar y abrirle paso a Axel para que pueda liderar en la nueva etapa. Y encima le tiran piedras”, protestó un intendente del círculo del gobernador, en diálogo con la Agencia Noticias Argentinas.

Mucho antes de que Cristina Kirchner le pidiera a La Cámpora que lanzara un “operativo clamor” para el PJ, Quintela ya estaba en carrera para el mismo cargo.

El riojano recibió la bendición de Kicillof y algunos de sus colaboradores en el Gobierno bonaerense buscaron avales para que pudiera competir.

El inesperado lanzamiento de Cristina Kirchner al PJ desconcertó al kicillofismo, que ya estaba comprometido con Quintela.

“Si no hubiera sido por la operación coordinada de disciplinamiento que referentes de La Cámpora desplegaron en simultáneo exigiéndole a Kicillof que apoye a Cristina, yo creo que él la hubiera apoyado voluntariamente. Pero con La Cámpora dándole órdenes para buscar la sumisión, Axel no podía hacerlo porque hubiera sido mostrarse débil de carácter y de autoridad”, reflexionó el intendente consultado para este artículo.

Las razones de esta opción de prescindencia de Kicillof hay que buscarlas en la carta pública firmada por él en la que aseguraba que “la lógica del sometimiento o la traición entró en crisis”.

A Cristina Kirchner le dolió que entre Quintela y ella, no la eligiera después de todo lo que lo ayudó para que llegara a los lugares de representación política que alcanzó: viceministro de Economía, ministro de Economía, diputado nacional y gobernador.

Después de que Kicillof no la apoyara en el acto del 17 de octubre, Cristina Kirchner, dejándose llevar por sus instintos más bajos, acusó al gobernador de “Poncio Pilates” y “Judas”, en lo que fue, hasta ahora, el punto más alto de la confrontación, y al mismo tiempo un signo de debilidad de la ex jefa de Estado.

NA.

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