Opinión

Juan Carlos Paris, el rayo que no cesará

Como aquel rayo hernandiano que nunca cesaba, así fue y será la vida personal, profesional y académica de nuestro querido amigo Juan Carlos Paris, quien falleciera en la ciudad de Mar del Plata el día 27 de Octubre de 2020.

Para nosotros fuiste y serás siempre “el flaco”, apodo que se te impuso en aquella época en que te destacabas como jugador de Básquet en el patio del Colegio y luego en Club Quilmes.

Sin proponértelo siempre fuiste líder, sin cargo y con cargo. Líder en la amistad, líder en la solidaridad, líder en la honradez, líder en el desinterés personal y líder en la humildad.

Como no recordarte desde la escuela primaria, en los partidos de futbol del patio de cemento del colegio, en el cual se conjugaban simultáneamente seis equipos diferentes, en dos arcos.

Después la secundaria en la cual, sorprendentemente para aquella época, se generó un centro de estudiantes que naturalmente presidiste.

Fue en aquellos años en que en el ámbito de la Acción Católica, conociste a Angélica, tu esposa que te acompañó y cuidó hasta el último minuto, junto a sus hijos Ezequiel, Tomás y Juan Marcos, y tus dos nietas, Lola y Candela, que fueron la luz de tus ojos.

¿Qué no daríamos hoy en día todos nosotros por volver a estar nuevamente juntos en el aula de quinto año del Don Bosco, con las vivencias propias de la frescura y desenvoltura de la adolescencia?

Sin connivencias ni desacuerdos de ningún tipo fuiste presidente del Centro de Estudiantes en la Facultad de Derecho, dos veces presidente de nuestro Colegio de Abogados en las épocas en que defender una institución democrática y a los abogados-como lo hiciste-se pagaba con la vida-, y por ultimo decano en la facultad.

Sin embargo, nunca te fuiste de esos ámbitos, y en forma permanente eras convocado por las distintas autoridades que te sucedieron, algunas veces para conciliar posiciones y otras para obtener tu sabio consejo.

En el ámbito universitario, en el cual te acompañaron algunos integrantes del grupo Don Bosco, también generaste fuertes vínculos de amistad y reconocimiento, y tu cargo como Decano fue unánimemente acordado por todos los claustros, docentes, y estudiantes.

Querido amigo, queremos decirte que nunca te olvidaremos y que la luz de tu rayo nos seguirá iluminando y motivando hasta el momento en que volvamos a encontrarnos.

Promoción quinto año, 1967, Colegio Don Bosco

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