Desembarca con un espectáculo de stand up en el que aborda el tema de la soltería y las relaciones de pareja.
Todos los jueves a las 22 el humorista Juampi González propondrá desde el escenario del Teatro Bristol “Soltero 2.0”. Se trata de un espectáculo en el que ahonda en el tema de la soltería y de las relaciones de pareja y en el que también se ríe de ciertas imposibilidades de su generación, los de treinta y pico.
“Hablo de mi crianza, una crianza con ausencia de mucha información básicamente y comparo eso con la crianza de los chicos de hoy. Mi teoría es que por esa ausencia en la enseñaza estamos más perdidos“, dijo el standapero a LA CAPITAL.
Las aplicaciones de citas, el mundo virtual aplicado al “levante” del que gozan las nuevas generaciones versus los modos más antiguos de acercamiento entre hombres y mujeres también son tópicos en los que se detiene. “Comparo con la época en la que mis viejos se conocieron”, agregó.
Sin abandonar el humor ni el género del stand up, González incursiona en la elaboración de personajes. Así, la que aparece para evacuar las preguntas del público es Alessandra Teapoya, parodia de la sexóloga Alessandra Rampolla.
Este personaje, que se caracteriza por mantener un vínculo aceitado con el público, abre el espectáculo, que está dividido en dos partes. La presencia de la sexóloga asegura “una parte divertida, porque la gente empieza a contar de dónde viene y empiezan a salir historias muy divertidas”.
Además, su Alessandra “canta canciones medio subidas de tono para romper el hielo”, indicó. “La gente se copa y cantamos juntos”.
Tras ello arranca el segmento de stand up puro, en el que cuenta “lo difícil que era conquistar diciendo que estudiabas ingeniería”, tal como le sucedió en la vida real.
“Hice toda la cursada de ingeniería. Y la verdad que una chica a los 19, 20 o 21 años quería escuchar que eras rockero o que tenías todo el cuerpo tatuado, algo un poco más divertido que la ingeniería con la matemática y la física”, rememoró.
Dejó de estudiar de esa carrera cuando advirtió que lo suyo iba definitivamente por otro lado. “Descubrí mi pasión que es la comedia”, contó y antes de esa covicción pasó por clases de locución, guitarra y batería y en paralelo seguía con la fornalidad de querer ser ingeniero. Hasta que hace catorce años llegó la oportunidad de incursionar en el stand up.
“No sabía que iba a ser mi vocación y que iba a ser mi trabajo y mi pasión. Yo arranqué un curso como cualquier otro. Pensé que iba a ser un hobby nada más, de hecho fue un hobby durante mucho tiempo hasta que me di cuenta de que no solamente tenía ganas, el stand up me gustaba, lo disfrutaba y me iba bien. Cuando terminé de cursar la carrera de Ingeniería tuve más tiempo disponible y ahí apreté el acelerador en la comedia”, narró.
La ingeniería, eso sí, lo acompaña como un método de trabajo cada vez escribe o diseña un nuevo show. “Soy el comediante más ingeniero que existe, seguro”.