Pepe Cibrián no elude la actualidad. Le interesa el día a día de la calle para actualizar sus espectáculos y para accionar siempre a favor de las minorías.
“Es uno de los grandes momentos de la historia”, se entusiasma Pepe Cibrián Campoy, Pepito para quienes lo quieren mucho. Es que la tele transmite en vivo el debate por la despenalización del aborto y él sigue de cerca cada exposición de diputadas y diputados. “Escuché cosas muy retrógradas… y el tema del aborto ya está instalado en las jóvenes, en las hijas de mis amigos, se toman los colegios, tienen una postura”, sigue entusiasmado, como cuando batalló para que el mismo Congreso aprobara la ley de matrimonio igualitario.
“¿La Iglesia ha salido a explicar que tienen que usar forro? No. ¿Cómo se van a salvar las dos vidas si una se está desangrando?”, se pregunta, apasionado como pocos. Y sigue con las críticas. “No estoy a favor de todo lo que está pasando. Todos los gobiernos te dicen que hay que poner el hombro, pero póngalo ustedes también, primero bajá los gastos vos…” les dice a las clases dirigentes actuales.
El hombre de los grandes musicales está en Mar del Plata para ofrecer un seminario y, a la vez, abrir la puerta a los nuevos talentos, a través de una audición. Es que el año que viene estrenará “Drácula rock” y piensa conformar un elenco con artistas de todo el país. “Yo joven no soy, pero que soy vital, hasta que me muera lo seré”, define ante LA CAPITAL.
“Los jóvenes me generan entusiasmo para seguir peleando, las audiciones son para los jóvenes porque yo puedo llamar a las grandes figuras pero me aburro como una ostra, aunque no me aburría con la Gallo (María Rosa Gallo), con mi madre (Ana María Campoy) ni con Lapacó (Claudia)”.
Sin embargo, antes de “Drácula rock” lo espera un verano en el que regresará a la actuación. Tal como hizo en la excepcional “Marica”, la pieza en la que tributó a Federico García Lorca, Pepito se pondrá en la piel del personaje gay de “La jaula de las locas”, musical que llegará al Atlas, con producción y actuación de Nito Artaza y una participación de Cecilia Milone, durante la temporada que viene.
“Estoy muy feliz, La jaula de las locas que es un musical emblemático, vamos a tomar audiciones en el teatro Carreras para bailarines”, anuncia. “Esa obra es como si la hubieran escrito hoy, el conflicto entre ese matrimonio homosexual… es que sigue habiendo discriminación”.
“Están los youtuber”
Lector, intérprete lúcido de la realidad, el director y actor entiende que este es un tiempo que exige cambios en el modo de entender los espectáculos. “Antes de separarnos Angel Mahler y yo, le dije ‘tenemos que ir a otra etapa’. Ya está bien lo del Fantasma, el Jorobado, Dorian Grey. Hay que hacer un teatro musical distinto porque está el Instagram, y es la realidad, el tema es qué hago yo con esa realidad, están los youtuber, yo no lo soy pero qué puedo hacer que movilice a la gente”, sigue preguntándose.
Y tras la separación de Mahler, recuerda que empezó a reencontrar al actor que habita en él y que el director de musicales había dejado a un costado. “Empecé con Marica, con El hombre de la Mancha, hice Priscila y Lord y ahora La jaula de las locas, y estoy feliz porque yo quería ser actor”.
– ¿Qué es “Drácula rock”?
– La estrenaré en junio o julio del año que viene en Buenos Aires. Convoqué a músicos nuevos y me escribieron fácil ciento cincuenta músicos, impresionante, muchos de gran talento y de gran sabiduría. Yo sentí que aquel Drácula ya no me representaba desde un Drácula adorable y pensé qué Drácula escribiría yo hoy y se me ocurrió un Drácula que no es vampiro, sino el jefe del mayor cartel de narcotráfico del mundo. Y entonces toda la obra tiene que ver con la asociación de la droga con el vampirismo, el vampirismo es una fantasía, el narcotráfico no es una fantasía… Creo que el hombre ayudado por el hombre puede salir de esa adicción siendo que va a tener esa adicción siempre. Yo voy a ser oncológico siempre. Yo no soy adicto más que al trabajo.
– ¿Por qué te van a ver Pepe al teatro, por qué la gente te elige?
– Porque creo que tengo una trayectoria, una jerarquía coherente, yo he hecho un camino dentro del teatro y ese camino es el que seguí siempre, no me fui altenando en hacer un género, después otro y después otro, peleé por ese género, el musical, porque desde chiquito vi a mis padres hacer Mi bella dama, Kissme Kate, grandes espectáculos que hacían con veintiséis músicos y sin micrófonos. La obra “Aquí no podemos hacerlo” fue mi primer éxito. Pero antes de eso, hice un unipersonal muy triste, de protesta. Me fui a Rosario y no vino nadie al teatro, luego me fui a Mendoza y en el teatro Independencia fueron cuatro personas. Lo absurdo hubiera sido que fuera alguien. Eso me sirvió de mucho. Muchos jóvenes estrenan y pretenden que vaya alguien y se equivocan, eso tiene que ver con la desculturización, con la “tinelización” de la profesión donde parece que todo es rápido, a veces llegar es difícil pero más difícil es mantenerse. Carlos Petit, el zar de la calle Corrientes, que fue un gran empresario de teatros, me escuchó quejarme una vez, yo tenía 26 años y me dijo: “Nunca fracasaste, porque para fracasar primero hay que tener éxito”. Y ese ese el problema de hoy, para bajar hay que subir. La coherencia, a la larga, sirve. Uno tiene que pelear a ultranza sus vocaciones y siempre hay un lugar”.