Por Raquel Pozzi (*)
Cuando las miradas de mundo se centran en la situación de los focos yihadistas en Siria, específicamente en Idlib, Deir Ezzor y Baghouz la guerra que lleva 8 años y que ha dejado 5,6 millones de refugiados y 6,6 millones de desplazados internos dentro del país (según fuentes ACNUR) las alarmas resuenan en Afganistán por la presencia del movimiento radicalizado del ISIS en pleno proceso de paz con los talibanes. La vacilante actitud norteamericana de retirar las tropas, el displicente presidente actual de Afganistán Ashraf Ghani Ahmadzai y el desvarío de las condiciones impuesta por los talibanes retrasa la firma del acuerdo exasperando los ánimos en Moscú ante la amenaza que significa el rebrote del ISIS en la zona del Cáucaso Norte. Las intenciones del ministro Serguéi Lavrov de obtener la paz definitiva en Siria y la posterior reconstrucción del proceso político se evidencian en las propuestas del mandatario ruso Vladimir Putin en la cumbre Rusia-Turquía-Siria en la ciudad rusa de Sochi (febrero 2019) quien aclaró de manera enérgica que están empeñados en terminar con la destrucción de los tentáculos del Daesh que azotan regiones de Rusia como también algunos estados de Asia. El tan anunciado final del califato y de los minúsculos bastiones que domina ISIS en Siria es cuestión de tiempo, pero el verdadero peligro para Rusia lo constituye la emigración hacia el Cáucaso del Norte de los muyahidines que combatieron en Siria e Irak para unirse a las fuerzas del Emirato del Cáucaso. Esta región donde conviven numerosas etnias como también conflictos nacionalistas ha generado enfrentamientos constantes por la independencia de algunas repúblicas luego de la caída de la URSS, especialmente en Chechenia ocasionando enfrentamientos que datan de 1991 con la declaración unilateral de la independencia agravándose en 1994 con las intenciones de restaurar el orden constitucional a través de una carta magna que proponía un gobierno parlamentario y secular. La llegada de grupos radicalizados a la región importados de la península arábiga le otorgó al movimiento nacionalista la veta del extremismo religioso. Jóvenes combatientes llegan desde Siria, Afganistán y Pakistán hacia los estados separatistas de la ex Unión Soviética, sobre todo en la Estepa de Nokay y Cherkesia para reforzar la estructura del alicaído emirato norcaucásico en estado de reposo mientras transcurre la etapa final de la guerra en Siria. La lucha anti-terroristas de Moscú a través de las fuerzas del FSB (Servicio Federal de Seguridad) el desfinanciamiento y la constante presión del servicio de inteligencia ruso contra los salafistas de Daguestán como también la lealtad del jefe de gobierno de Chechenia Ramzán Kadýrov hacia Vladimir Putin fueron motivos suficientes para fracturar las células yihadistas y generar la diáspora en el año 2012 y la radicalización de algunos jóvenes provenientes mayoritariamente de las repúblicas autónomas de Chechenia y Daguestán y en menor medida de Osetia del Norte, Ingushetia, Kabardino-Balkaria, Karachevo-Cherkesia y Adiguea, hacia Siria para insertarse en el frente Al-Nusra, rama de Al Qaeda en la zona, quien lentamente retrocedió ante el avance del ISIS y la formación del califato del Estado Islámico, si bien esos tiempos quedaron atrás, la situación actual preocupa ya que la guerra en Siria está en su fase terminal transfiriendo el conflicto hacia otras regiones.
La jura de lealtad
La mirada retrospectiva de la ruta de los muyahidines desde la zona norcaucásica hacia Siria, es necesaria para comprender el desgaste y debilitamiento que sufrió el Emirato del Cáucaso. Los conflictos en Irak y Siria han eclipsado y congelado los conflictos nacionalistas en la región límite entre Europa y Asia. La región de grandes recursos naturales escasamente explotados se ha transformado en un escenario supletorio aunque por la capacidad económica y posición geoestratégica el gobierno ruso monitorea actualmente las repúblicas independientes. La situación de superioridad de Moscú sobre la insurgencia yihadista procede de dos factores importantes: 1- Mano de hierro contra el terrorismo y la posterior eliminación de los emires, como ejemplo el Imarat Kavkaz (Emirato del Cáucaso) leal a Al Qaeda y 2- El desplazamiento de los radicalizados hacia Siria e Irak los cuáles juraron lealtad al Estado Islámico. La convivencia entre el alicaído Emirato del Cáucaso con la rama caucásica del ISIS fue conflictiva hasta fines del 2018. El reacomodamiento de los focos del ISIS en Siria y la rehuida hacia otras regiones ha generado el resurgimiento del Emirato del Cáucaso teniendo en cuenta la gran capacidad de resiliencia de los yihadistas frente a la dura acción militar rusa y las campañas gestadas de Chechenia e Ingushetia. La creación de comités de ayuda para desmovilizar e insertar a los combatientes a la vida civil ha sido exitosa hasta el arribo masivo de muyahidines a sus lugares de origen. La contrariedad que enfrenta Moscú es que la lucha contra el terrorismo no sólo afecta al Cáucaso Norte sino a regiones donde habitan población tártara, los Urales, Siberia y centroasiáticos en la zona de Moscú, aunque las zonas más comprometidas son Chechenia y Daguestán. Rusia tiene varios frentes conflictivos abiertos más allá de la situación en Ucrania, el ejemplo del estado de Tartaristán (República Moldava Pridnestroviana) es desconocido y aunque alejado del Cáucaso es factible que se transforme en un área propensa a la expansión del yihadismo. La jura de lealtad al Estado Islámico y su posterior derrumbe ha engendrado nuevas formas de resistencia en territorios que son esenciales para mantener la calma de los focos nacionalistas en regiones de la ex Unión Soviética.
El Salafismo contra los nacionalismos del Cáucaso Norte
Algunas consideraciones. El Islam entendido como la total entrega y rendición incondicional a Alláh (Dios) como uno de los primeros estadios de la tradición islámica considerando la existencia de un Dios Todopoderoso sabio y justo quien entrega a través del arcángel Gabriel un mensaje a su Profeta Muhámmad. El Corán (Al Quram) es considerado como un atributo revelado eterno, principal fuente para la Sharia o Ley Islámica. Los musulmanes sometidos voluntariamente a la ley divina procesan en su interior la búsqueda del equilibrio y la armonía a través de la Yihad menor (expandir, convencer o convertir) y la Yidad mayor (individuo que realiza un esfuerzo para vencer sus pasiones). El fundamentalismo hace referencia al retorno de los fundamentos y se circunscribe al judaísmo, cristianismo, budismo y otras religiones que rebaten los embates de la modernidad contra los preceptos tradicionales y fundamentales. En el Islam se rechaza el concepto de fundamentalismo, en su lugar se utiliza el concepto de Salafismo (especialmente en el ámbito sunní no así en la rama chií del Islam) interpretado como la vuelta a la pureza que ha ido perdiendo con los cambios generacionales.. El Islam reformado debe volver a su origen de pureza al sentido estricto de la Ley islámica y la vuelta al “Salaf” (primeras generaciones). Para el Salafismo la contaminación deriva de los sentimientos nacionalistas que surgen de las regiones multi-étnicas ya que los Estados-Nación van en contra de la interpretación que tiene el salafismo sobre el lugar de procedencia y otros aspectos culturales no son tan importantes a la hora de integrarse a la Umma islámica (comunidad islámica) La interpretación occidental de la Sharia es el punto de disputa para los salafíes insistiendo en la re islamización del mundo islámico como proyecto político según el teórico Muhammad Nasiruddin al-Albani. En el Cáucaso del Norte prolifera esta vertiente del Islam quien ha ido supliendo a los nacionalismos para ganar terreno en zonas de conflictos congelados gestionando incomodidad para el gobierno de la Federación rusa. El ISIS retorna desde Siria como un boomerang hacia las estepas rusas proponiendo otro frente para el coloso Vladimir Putin que lejos está de tumbar la vigilancia en su propia morada.
(*) Analista en Política Internacional/Prof. En Historia.