Lo anunció el director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi.
Irán aceptó rehabilitar los sistemas de vigilancia en sus instalaciones nucleares, lo que removerá un obstáculo para la reactivación del pacto destinado a aliviar sanciones al país a cambio de que este limite su actividad atómica, anunció el director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi.
“Hemos alcanzado un acuerdo para que las cámaras y los sistemas de vigilancia vuelvan a funcionar”, dijo Grossi en conferencia de prensa en Viena, tras regresar de una visita a Teherán.
Además, “Irán, de forma voluntaria, permitirá que el OIEA lleve a cabo nuevas actividades de verificación y monitoreo pertinentes”, agregó el organismo en un comunicado, en el que precisó que “las condiciones serán acordadas entre las dos partes durante una reunión técnica que se celebrará próximamente en Teherán”.
Grossi detalló que se incrementará en 50% la cantidad de visitas de inspección del OIEA a la planta subterránea de Fordo, donde se detectaron partículas de uranio enriquecido a un nivel muy superior al pactado y cercano al necesario para fabricar una bomba atómica.
Más temprano, Grossi había afirmado que mantuvo “conversaciones constructivas” con funcionarios iraníes.
“Con las conversaciones constructivas que tenemos ahora estoy convencido de que abriremos el camino a acuerdos importantes”, declaró Grossi antes de salir de Teherán, durante una conferencia de prensa con Mohammad Eslami, director de la organización iraní de energía atómica.
La visita de dos días del diplomático argentino, quien llegó a la capital iraní, ocurrió en medio de los esfuerzos del OIEA para conseguir una mayor cooperación de Irán sobre sus actividades nucleares.
Según un informe del OIEA, se encontraron partículas de uranio enriquecido al 83,7%, apenas por debajo del 90% requerido para fabricar una bomba atómica, en la planta subterránea de Fordo, a unos 100 kilómetros al sur de Teherán.
Irán niega querer fabricar una bomba nuclear y se justificó diciendo que hubo “fluctuaciones involuntarias” en el proceso de enriquecimiento.
Un acuerdo internacional firmado en 2015 prometió a Irán un alivio de las sanciones económicas a cambio de limitar su actividad nuclear.
Las restricciones incluidas en el pacto incluían un umbral de enriquecimiento de uranio al 3,67% y debían impedir que Irán desarrollara un arma nuclear.
Pero Estados Unidos se retiró unilateralmente del pacto en 2018 bajo la presidencia de Donald Trump e impuso nuevas sanciones a Teherán, que poco a poco se fue desentendiendo de las condiciones del acuerdo.
Esta breve visita de Grossi se produjo casi un año después de su último viaje a Teherán en marzo de 2022, cuando parecía posible un acuerdo para reanudar las negociaciones entre las grandes potencias e Irán a propósito de su programa nuclear.
Sin embargo, en un contexto geopolítico sacudido por la guerra de Ucrania, la oportunidad se frustró, y desde entonces no dejó de aumentar la preocupación en Estados Unidos, Europa e Israel sobre la posibilidad de que Irán sea capaz de producir bombas atómicas.