El calendario argentino la indica para el primer año de vida y el ingreso escolar. Si no fue cumplido, lo recomendable es aplicarse la dosis que falta.
El caso de la bebé de ocho meses que contrajo sarampión en Capital Federal -el primero autóctono en el país en 18 años- puso al sector sanitario en alerta. Con premura, la Sociedad de Infectología de Mar del Plata salió a recomendar que cada uno revise su calendario de vacunación y que, si no tiene registradas dos dosis en la vida, acuda a un centro oficial a aplicarse la vacuna.
“La herramienta principal para prevenir el sarampión es la vacuna antisarampionosa. La erradicación se había logrado en el país y ahora volvemos a tener este primer caso que podría ser el inicio de un brote o una epidemia. Por eso el alerta sanitaria nacional”, explicó a LA CAPITAL la presidenta de la entidad, Cristina Miglioranza.
El calendario nacional indica dos dosis de la vacuna: la primera al cumplir el año de vida, que forma parte de la triple viral (además del sarampión previene la rubéola y las paperas) y la segunda en el ingreso a la primaria, a los cinco o seis años. “Si los niños tienen esta cobertura, están inmunizados”, aseguró Miglioranza.
Hay niños menores a un año que, por recomendación ante algún brote, debieron aplicársela antes de lo indicado por el calendario. “Pero es una situación de emergencia, es una dosis extra; igual después deben cumplir con las dos dosis establecidas en el calendario”, aclaró Miglioranza, que también es jefa de sala de Infectología del Hospital Interzonal.
Según especificó Mariana Hualde, secretaria de la Sociedad y a cargo de los consultorios externos del Interzonal, esa dosis extra también se la pudo haber aplicado un mayor antes de realizar algún viaje o “por alguna situación particular”. Eso no lo exime de la necesidad de colocarse las dos indicadas para estar inmunes.
Miglioranza resaltó “la importancia de la vacunación” porque “el sarampión es una enfermedad muy común que, si bien no es grave en todos los casos, es potencialmente grave y potencialmente fatal”.
Puntualizó que “uno de cada diez niños que padecen el sarampión va a terminar internado y puede tener complicaciones a nivel pulmonar y neurológicas, que también pueden llevar a la fatalidad”.
A su entender, con una vacuna de administración universal y gratuita como la que hay en todos los centros de vacunación oficiales, es “innecesario” arriesgarse a no tenerla y contraer la enfermedad.
“La vacuna es un derecho y un deber. Implica una responsabilidad social. Muchas veces hay grupos que no están a favor de las vacunas. Hay todo un movimiento antivacunas a nivel mundial. Pero cuando uno habla de decidir si darle la vacuna o no a su hijo menor de edad, también está decidiendo qué le pasa a los otros hijos de la comunidad”, advirtió.
Se trata de una enfermedad altamente transmisible en el aula, el jardín, la guardería o cualquier espacio público a través de la tos o un estornudo. “Por eso es importante saber que, al momento de decidir sobre nuestros hijos, también estamos decidiendo sobre los demás. Si los vacunamos, protegemos a ellos y a los de su alrededor”.
Una oportunidad para revisar las vacunas que cada uno se aplicó en su vida son los viajes. “No en todos los países del mundo la vacuna contra el sarampión está incluida en el calendario. Hubo brotes importantes en varios países de Europa, como Italia, Rumania y otros, donde hubo una enorme cantidad de casos, y viajeros argentinos que fueron a esos países se trajeron el sarampión”, alertó Miglioranza.
En América hay casos en “la mayoría de los países”, apuntó. Entre ellos, Brasil, Venezuela y Estados Unidos.
Para no transmitir la enfermedad al regresar (el grupo más vulnerable son los menores de un año), lo ideal es vacunarse antes de viajar.
La aplicación de la antisarampionosa en el país data de 1963. “Por eso decimos que las personas que nacieron del 65 para atrás están inmunes, porque la mayoría hemos estado en contacto con el virus”, apuntó la especialista.