Por Maximiliano Abad
Hace casi cuatro meses, en la Cámara de Diputados de la Provincia, aprobábamos en general el presupuesto 2016, que incluía la posibilidad de obtener crédito para obras y servicios impostergables para todos los bonaerenses. En aquel momento, el bloque de Cambiemos tuvo que sostener de manera muy decidida su posición: sin presupuesto y aprobación para la solicitud financiamiento la provincia no podrá ponerse de pie.
Fue el 14 de enero. Ciento once días después, los 135 municipios de la Provincia ya tienen su plan de obras, con una planificación minuciosa y acordada con el gobierno, y 28 de ellos recibieron el financiamiento prometido en el presupuesto para construir infraestructura, esa de la que no había, esa que estaba destruida, que estaba postergada.
Esto tiene una importancia medular, por muchas razones. La primera de ellas es que no son anuncios de obras, son obras: con proyecto, financiamiento y plazos ya establecidos entre los Intendentes y el gobierno provincial, a través del Ministro Salvai y el Ministro Cenzón, de Infraestructura. Están, además, monitoreadas por el Tribunal de Cuentas provincial, para no se puede derivar esas partidas a gastos corrientes de los municipios.
La segunda razón de lo relevante de esta forma de hacer política es que no hay distinciones partidarias: la obra pública es pública, no es capitalismo de amigos. Todos los municipios, no importa quién los gobierne, dispondrán de los fondos girados por la Provincia para obras hidráulicas, viales y hospitalarias. Quien está al frente de la intendencia es una circunstancia, pero los caminos, la salud pública y la calidad de los servicios serán permanentes, quedarán para todos los ciudadanos.
También debe rescatarse que estos 10.000 millones que hoy anunció la gobernadora que comenzaron a llegar a los municipios forman parte de una planificación mayor, muy ambiciosa y necesaria: 60.000 millones de inversión total durante 2016. Estamos ante un programa de políticas públicas, que incluye también la cuestión de la seguridad. La infraestructura y la seguridad suelen verse como separados, inconexos, pero tienen una relación intrínseca. Por eso se trabaja en la integralidad de la presencia del Estado, porque además de los beneficios directos de las obras y la protección al ciudadano, con este apoyo a los municipios se hace foco también en otra de las cuestiones centrales de la actualidad: la necesidad de la creación de empleo. En dos o tres meses el avance de las obras va a activar el empleo en las comunas, y ese es un gran motor para el desarrollo de cada distrito.
La metodología de la inversión planificada, dialogada con cada dirigente, la asignación de partidas sin amiguismos, la gestión coordinada de infraestructura, seguridad y empleo devuelven la ilusión en la política: gobernar es servir, y esa es la transformación que está detrás de este nuevo tiempo para los bonaerenses.