Sofía, una niña de 8 años con una malformación congénita en su oído, logró escuchar bien por primera vez. La desesperada lucha de su madre y el compromiso del staff médico revirtieron su hipoacusia mediante una exitosa intervención quirúrgica sin precedentes en el HIEMI.
Sofía, una niña de apenas ocho años, se convirtió en la primera paciente del Hospital Materno Infantil en recuperar su audición plena gracias una operación inédita que revirtió una malformación congénita en su oído derecho, contra la cual su madre luchó desde su nacimiento.
La pequeña nació con disgenesia auricular congénita. Su oído medio y externo no se desarrollaron bien durante el embarazo, lo que generó un tipo de hipoacusia que solo se corrige mediante un dispositivo auditivo osteointegrado.
Los ocho años de desesperación en busca de respuestas, la capacitación que un médico debió realizar para practicar esta operación y la experiencia de una especialista del Hospital Garrahan que viajó a la ciudad para llevar adelante la intervención de alto riesgo se canalizaron en dos horas adentro del quirófano. Todo, para que Sofía pueda oír.
La intervención fue un éxito. Hubo lágrimas, nervios, abrazos, agradecimientos y una emoción compartida entre los médicos, la familia y la pequeña Sofía, quien hoy escucha perfecto, volvió a clases a la Escuela Primaria N° 73 del barrio Don Emilio y al coro de una iglesia donde canta y toca los timbales.
“Sí mamá… escucho, ahora sí escucho; gracias”, exclamó Sofía, con los ojos enormes y una expresión inolvidable para los médicos y su madre, cuando encendieron el audífono, un mes después de la operación. Ese segundo validó todos los años de esfuerzos, el papeleo, cada consulta, los viajes a Buenos Aires, la puja por el certificado de discapacidad, los cambios de obra social, la búsqueda de trabajos en blanco para tener cobertura médica, todo.
Su caso marca un precedente histórico para el Materno Infantil, donde jamás se había practicado una operación así. El personal médico incorporó la técnica y el conocimiento necesario para repetir la intervención en otros pacientes.
Un largo camino
“Yo sentía que tenía algo raro, era muy chiquito el orificio de su oído. Al nacer, me dijeron que era normal. A los dos meses la internaron por una bronquilitis y lo comenté. La miraron varios médicos, me mandaron a hacerle estudios y al consultar con el doctor Varela del Materno Infantil, le diagnosticaron una malformación congénita que no permitió que terminara de desarrollarse el oído interno”, le contó a LA CAPITAL Daniela Guaymas, la mamá de Sofía.
La solución era operarla. Sin embargo, el dispositivo auditivo tiene un altísimo costo: hace dos años valía unos 45.000 dólares, más cerca de 300.000 pesos para costear la operación y el material descartable.
A Daniela le recomendaron “ir y pelearla en la obra social” de su marido, de la UOCRA, que le ofrecía hacer el procedimiento en Buenos Aires. “Se nos hacía eterno viajar, dejar a mis otras dos hijas acá, preparar todo. Conocí Capital y aprendí a subirme a un subte por buscar desesperada una solución para mi hija”, relató la mamá.
El implante que Sofía tiene colocado hace dos meses y que le permite escuchar bien
Pasaron años y varias obras sociales. Su marido perdió el trabajo y la búsqueda debió interrumpirse. Siguió golpeando puertas. Todas las posibles. Incluso recurrió al secretario de Salud del Municipio, Gustavo Blanco: “Le conté desesperada, lloré… ‘después te llamamos’, me dijo y nunca sonó el teléfono”.
“Mi marido siempre buscaba trabajos en blanco, más allá del dinero, por la obra social”, continuó Daniela, hasta que dio con el lugar indicado: Ospena, la obra social de los obreros navales, que “se portó de mil maravillas”, se hizo cargo de la compra del costoso dispositivo y se puso a disposición del Materno Infantil para la operación de Sofía.
“Un día fui a ver al doctor Víctor Quiroga al Materno y me lo dijo: ‘Mamá, la van a operar acá, lo lograste'”. No lo podía creer”, siguió y remarcó una y otra vez su pleno agradecimiento a la obra social y a todo el staff médico del hospital “por su enorme calidad humana”.
La operación
El 18 de septiembre Sofía entró al quirófano. Daniela lloraba nerviosa y era contenida por las enfermeras, que acompañaron a la niña para alivianar el momento.
El doctor Víctor Quiroga llevó adelante la operación junto a la cirujana María Emilia González Macchi, una destacada y predispuesta especialista en implantes cocleares del Hospital Garrahan.
Quiroga explicó a LA CAPITAL que para realizar la operación debió viajar antes a Buenos Aires a capacitarse. “Era mucha responsabilidad. Era la primera cirugía de este tipo, el audífono tiene un costo altísimo y hablamos del cráneo de una niña de ocho años”, dijo.
La doctora Macchi viajó a la ciudad especialmente y se ofreció a ayudar y a enseñar cómo se hace esta operación para que de ahora más pueda repetirse en Mar del Plata.
Quiroga siente que le será imposible olvidar “la carita que puso” Sofía cuando al encender el implante, pudo escuchar por primera vez con su oído derecho. “La cara era de felicidad plena y empezó a escuchar. Está feliz y eso nos reconforta y nos entusiasma para seguir”, reconoció.
Ese día los ojos de Sofía se abrieron grandes y brillosos delante de su madre y los médicos. “Hoy está perfecta, no tuvo dolores. Sofi está muy cómoda y nos escucha normalmente”, dijo su madre, orgullosa y serena luego de ocho años de lucha y búsqueda.
Sofía está a punto de terminar tercer grado y sigue tocando los timbales en el coro de la Iglesia: “Está feliz y hace una vida absolutamente normal”.
Sofía, rodeada por los profesionales del Materno Infantil.
La exitosa intervención
El doctor Víctor Quiroga brindó detalles acerca del riesgoso procedimiento para implantarle el dispositivo auditivo osteointegrado que le devolvió la audición a Sofía.
“Nuestro oído tiene tres partes: el oído medio, interno y externo. Ella tiene el interno normal, pero como el medio y el externo no se desarrollaron por una malformación congénita, tiene hipoacusia”, precisó.
“Nosotros escuchamos por dos mecanismos: por una vía aérea, con el aire que ingresa por el conducto auditivo y llega al tímpano, estimula la vibración y transmite mediante unos pequeños huesos que tenemos adentro y por último esa estimulación llega al oído interno. La vía aérea de esta chiquita estaba anulada. Y la otra vía por la cual escuchamos, es la ósea. La vibración que genera el sonido nos hace vibrar el cráneo y el cráneo le transmite directamente el sonido al oído interno”, continuó.
Para poner en funcionamiento este audífono “colocamos un tornillo en el cráneo con el cual se estimula su vibración y de esa manera mejora la audición”, indicó Quiroga y detalló que en el caso de Sofía, el titanio se integró correctamente al hueso por su capacidad osteointegradora y un mes más tarde llegó el esperado día para encender el dispositivo, que permitió que Sofía pueda recuperar su plena audición.