Desde el sector señalan que vivieron algunos años de “plena recuperación”, pero que ahora se encuentran “en jaque” por la situación macroenómica que combina un atraso cambiario y trabas a las importaciones.
Tras algunos años de recuperación que desde el sector fueron calificados como un “despegue” en el que comenzaron a verse “brotes verdes”, la industria naval se encuentra “en riesgo”, aseguran sus referentes, debido a que atraviesan un proceso de “ralentización” de la actividad como consecuencia de una situación macroeconómica nacional que registra un atraso cambiario a lo que se le suma, como una de las principales dificultades, las trabas en las importaciones.
“La industria naval venía de un período de plena recuperación. En estos últimos tres años teníamos récord de construcción de buques en el país. Se botaron unos 24 barcos, de los cuales 17 fueron pesqueros, es decir que se estaba dando una renovación de la flota pesquera”, señaló el presidente el Presidente de la Federación de la Industria Naval Argentina (FINA), Domingo Contessi, en diálogo con LA CAPITAL.
Esta renovación comenzó a partir de 2019 con el DNU 145/19 en el cual se plantearon los “Lineamientos para la modernización de la flota pesquera”, pero desde el sector destacan que el proceso se consolidó con la decisión del actual gobierno de no permitir la importación de barcos usados y otras medidas de apoyo a la actividad.
Entre las políticas de la actual gestión se ponderan declarar a la industria naval como un sector de importancia estratégica, el Programa Nacional de Desarrollo de Proveedores (Prodepro) y los créditos del Banco Nación, que tuvieron un “impacto positivo”.
“Estas decisiones hicieron que los astilleros tuvieran que invertir y aumentar sensiblemente la mano de obra empleada, lo que repercutió en cantidad de botaduras a lo largo y ancho del país”, indicó Contessi, y agregó que desde el sector observaban “un escenario muy auspicioso” y estaban “muy contentos” porque por veían a la industria naval como un “ejemplo de superación de la grieta”. “Medidas que se tomaron en un gobierno y se profundizaron en otro se tradujeron en lo que fue el brote verde o el despegue del sector”, aseguró.
El presidente en Astillero Naval Federico Contessi, Domingo Contessi.
Dificultades
Este panorama alentador descrito por Contessi comenzó a desvanecerse con el atraso cambiario que comenzó a registrarse en el transcurso de 2021 y 2022, lo que aseguran que empezó a quitarle “competitividad” a la industria.
“El atraso cambiario hizo que nuestros costos en dólares aumentaran mes a mes y que fuéramos siendo cada vez menos competitivos e incluso se complicara mucho el cumplimiento de contratos firmados en 2020 o 2021 porque los números no cerraban de ninguna forma”, indicó el también presidente del Astillero Naval Federico Contessi.
A esto se le sumó que en agosto se dispusieran trabas a las importaciones, lo que provocó que la situación se agravara “mucho más”. “Esto no solo generó demoras para conseguir los insumos importados, sino que además causó una la distorsión de precios en el mercado interno con los revendedores de insumos”, dijo.
Para explicar la dificultad, el presidente de la FINA explicó que un barco de los que se construye en los astilleros locales tienen el 35% de insumos importados, pero no todos esos elementos se pueden importar directamente, sino que muchos son adquiridos localmente o forman parte de la cadena de valor de otros equipos que tiene un barco.
“Esto hace que si un astillero se queda sin chapa y tiene que recurrir al mercado local para comprar chapa naval importada, la estemos pagando hasta cuatro veces más cara que lo sale en el mundo”, advirtió Contessi y consideró que “esto es un disparate que pone en jaque a la industria y ahí sí la está afectando seriamente”.
Imagen compartida desde el Astillero Contessi. “La continuidad de este proceso está en peligro”, advierten.
Consecuencias y riesgos
Desde el sector aseguran que el panorama actual “va a ralentizar el proceso de renovación de la flota pesquera” y además “va a afectar el futuro de la actividad” porque está cayendo su competitividad.
“Dejamos de trabajar en forma seriada y volvimos a trabajar en forma secuencial. Tenemos que utilizar los materiales que tenemos para la próxima botadura, porque no sé si para la siguiente lo voy a poder reponer”, reveló Contessi.
Asimismo, señaló que antes de esta situación la industria naval local era “un 20% más competitiva que los astilleros españoles”, pero lamentó que hoy es “un 30 o un 40% más cara”.
“Hoy no es una posibilidad exportar un barco del extranjero, pero cuando esto se supere la gran incógnita es si vamos a poder recuperar la competitividad”, recalcó Contessi y comentó: “Tenía previsto botar 6 barcos en 2023 y hoy lamentablemente no sé si voy a poder botar 3 o 4, en el mejor de los casos”.
En este marco, deseó que la situación de las importaciones “se normalice”. “Reclamamos por la agilización de nuestras importaciones y tenemos muy buena receptividad de parte de las autoridades, pero esto es una situación general y es muy difícil de solucionar porque nosotros, como astillero, no podemos importar todo lo que necesita un barco. Necesariamente tenemos que ir al proveedor local y eso es un problema que por ahora no tiene solución”, sostuvo.
Por último, Contessi concluyó reflexionando: “El Gobierno hizo mucho y bien en fomentar la industria naval y eso tuvo un efecto positivo. Hoy, lamentablemente, la macroeconomía está poniendo en riesgo todo”.