El titular del área, Rodrigo Goncálvez, trabajó esta semana sin descanso en los diferentes focos, como el que obligó a evacuar el centro de vacunación de Chapadmalal y en conflictos, como la distribución de agua a vecinos de barrios del sur. Luego de una semana intensa, en la que casi se insoló, dio positivo de Covid y deberá guardar reposo.
Cuando la semana empezó, desde Defensa Civil sabían que los próximos días no serían fáciles: se pronosticaban altas temperaturas, no figuraba lluvia en el futuro inmediato, el riesgo de incendios forestales era extremo y diferentes barrios del sur de la ciudad estaban sin agua. Mientras, la temporada en curso, exitosa, imparable gracias al trabajo realizado tras bambalinas por hombres y mujeres que contienen las siniestralidades, que responden a lo imprevisible.
Es Martes. El malestar de los vecinos de la zona sur por la falta de agua crece con el correr de las horas y realizan una una protesta en avenida Mario Bravo y la costa, donde reclamaron que vuelva el servicio. El titular de Defensa Civil, Rodrigo Goncálvez encabeza un operativo para contener a los vecinos y repartir agua potable y también agua para higienizarse e higienizar sanitarios. Organiza puntos de distribución para los vecinos, que ven como si bien el servicio se resiente, al menos reciben una respuesta.
Es jueves, la temperatura roza los 40 grados y el temor de los incendios se hace realidad. En pleno operativo de distribución de agua, del que participaban Goncálvez y el jefe de bomberos, Alberto Gabba, seis focos incendios se desatan a la vez, el más peligroso en Estación Chapadmalal donde el fuego obligó a que se evacuara un centro de vacunación de coronavirus.
En Chapadmalal trabajaron tres dotaciones de bomberos, mientras que en el barrio Autódromo otras cinco. En ese barrio las llamas consumieron seis casillas y, cuando parecía que el fuego era controlado, el viento caliente lo reanimaba y el trabajo volvía a comenzar.
Tras los incendios se registraron heridos por quemaduras e inhalación de monóxido de carbono, tanto de vecinos que de manera solidaria intentaron ayudar como de personal de bomberos o Defensa Civil.
Es viernes. Goncálvez lleva prácticamente tres días sin dormir. En la semana se desataron 60 incendios en Mar del Plata, cada trabajo llevó al menos tres horas, hubo que evacuar familias, que contener diferentes situaciones. Todo esto sumado a la pandemia, con personal reducido por el coronavirus. Si bien en Mar del Plata la situación está controlada, en la zona del vivero de Miramar un incendio forestal parece imparable, Bomberos y Defensa Civil envían personal, el cansancio se acumula, el calor, con temperaturas superiores a los 40 grados, hace que sea imposible.
“Este clima ayudó al turismo en esta muy buena temporada, pero complicó a la siniestralidad de incendios forestales. Hace falta lluvia para que los equipos de trabajo puedan descansar y que descienda la temperatura. También esto ayudará a las zonas del sur de la ciudad que se quedan sin agua, que si bien tienen que tener la respuesta del Estado, al disminuir la temperatura también bajará el consumo de agua y hará que no se resienta el servicio”.
“Quiero felicitar a los bomberos de la Policía de Buenos Aires, a su jefe Alberto Gabba, por la labor excepcional que han hecho, no queremos colgarnos los laureles que son de ellos, nosotros hemos acompañado y ayudado en toda la logística, pero quienes están a dos metros de las llamas son los bomberos”, remarcó el titular de Defensa Civil.
Es sábado, Goncálvez arrastra noches sin dormir, cansancio corporal al punto que sintió que se había insolado. Pero el dolor de cuerpo es algo más, le llega el resultado del hisopado y le da positivo de covid. Tiene que aislarse, cuidarse a él para seguir cuidando a los demás.
“Hay que hacerse cargo, no esconder los síntomas, cuidarnos y cuidar al resto. Me cuesta desde lo psicológico no poder estar en los lugares que pasan los siniestros, no acompañar a mi equipo de trabajo. Pero la pandemia es una realidad que nos afecta a todos”, dice al otro lado del teléfono, con la garganta un poco tomada por el coronavirus, resignado a que debe descansar en plena temporada de verano y de incendios forestales.