Así lo decidió el fiscal Pellegrinelli por encontrar inconsistencias en su declaración como testigo. A pesar de la acusación formal, Osvaldo Asebedo permanece en libertad.
El fiscal Alejandro Pellegrinelli imputó este jueves el homicidio del expiloto Carlos Garrido (66) al casero de la propiedad próxima a Batán en donde el lunes por la noche ocurrió el hecho.
Fuentes extraoficiales aseguraron que la acusación se basó en las serias inconsistencias que Pellegrinelli encontró en el relato hecho por Osvaldo Asebedo (35), quien, de todos modos, no quedó detenido, a la espera de que se agreguen algunas pruebas más al expediente.
En la jornada de este jueves el fiscal Pellegrinelli recibió en la fiscalía Asebedo porque éste había ido a retirar algunas pertenencias secuestradas. Fue en esa ocasión que le comunicó que ahora pasaba a ser imputado y lo puso a disposición de la Defensoría Oficial N°10 de Diego Giacomasso.
Asebedo había sido la única persona que se hallaba junto a Garrido dentro de la casa quinta de Ruta 88 Km 21,8 cuando se produjo el ataque y había asegurado en su comparecencia como testigo que el también había recibido golpes y perdido el conocimiento, por eso no recordaba detalles del hecho.
Frente a esos dichos y a numerosos indicios recogidos en el lugar del crimen por Policía Científica, el fiscal encontró algunas contradicciones o inconsistencias que llevaron a que se impute a Asebedo. La ventaja de la acusación formal a través del artículo 60 del Código Procesal es que se podrá avanzar sobre pericias como por ejemplo la extracción de sangre y huellas dactiloscópicas que posibiliten el cotejo con evidencias ya conservadas. Y para solicitar estudios psicológicos y psiquiátricos del ahora imputado.
Asebedo fue internado en la misma noche del lunes en el Hospital Interzonal por presentar una herida de arma blanca en una mano. También porque, al llamar al 911 desde la finca para avisar del hecho, indicó que había sido golpeado y perdido la conciencia. En su única declaración afirmó esas circunstancias y también reveló otras cuestiones de su relación con Garrido que era laboral, pero con un foco de conflicto.
La secuencia final
El llamado que Asebedo hizo al 911 para pedir a la policía que acudiera a la casa quinta fue el lunes a las 22.30 y a partir de ese horario es que empezaron a reconstruirse los hechos.
Aunque la autopsia no logra precisar con un margen de error de pocos minutos la data de la muerte, se cree que Garrido fue atacado entre las 20 y las 22. Pero un detalle acota un poco más el momento calculado del ataque: Asebedo pudo haber regresado pasadas las 20, luego de encontrarse con la expareja de Garrido en un café Libertad e Hipólito Yrigoyen de Mar del Plata. Con esa información confirmada, se cree que Garrido fue asesinado no antes de las 20.30.
Las primeras sospechas sobre la posible mendacidad en las declaraciones de Asebedo nacieron de su condición clínica, ya que ninguna de las lesiones que presentaba podían ser causales de una pérdida de conocimiento tan profunda y prolongada como la que adujo. Porque, cabe recordar, que cuando llegó la policía explicó que no sabía lo que había pasado porque él también había sido víctima del ataque y lo habían desmayado a golpes.
Los médicos del HIGA, a donde fue trasladado, lo examinaron y corroboraron una lesión arma blanca en una mano y escoriaciones en la frente y una contusión en la nariz.
Además su condición de hemofílico, según peritos, debería haber dejado otro tipo de dinámica de sangrado tras la lesión en la mano.
El cuchillo hogareño que Asebedo señaló como el que usó el misterioso intruso para atacarlo estaba en la cocina de su casa y con pocas impresiones hemáticas.
De acuerdo a los informes forenses, Garrido fue atacado a golpes en la puerta misma de acceso a la casa principal y todo parece indicar que el asesino empleó un palo o elemento similar, de peso, contra su cabeza. Para la Policía Científica la agresión fue junto a la puerta y el cuerpo apareció a 4 ó 5 metros de allí por un arrastre que quedó evidenciado en el corrimiento del pantalón de Garrido. “Tal vez el asesino quiso subir el cadáver al automóvil, que estaba estacionado habitualmente allí”, dijo una fuente consultada.
A propósito, a unos 300 metros de allí, apareció incendiado el automóvil Citroën de la víctima, en una escena que desconcierta a los investigadores pero que descarta casi de plano un supuesto robo. “Nadie roba un auto en una casa de campo para abandonarlo ahí nomás y prenderlo fuego”, indicó el mismo informante.
Por otro lado, había dos valiosos relojes dentro de la casa de Garrido y a la vez, en los bolsillos de él, la policía encontró 27 mil pesos. Esto desacredita el homicidio en ocasión de robo.
Otro dato desconcertante es el de los teléfonos celulares carbonizados. En la vivienda se encontraron dos dipositivos, supuestamente pertenecientes a Garrido y a Asebedo.
Con la imputación extendida al casero, el fiscal Pellegrinelli trabaja ahora sobre la hipótesis de un conflicto personal surgido no solo de cuestiones laborales sino sentimentales. Es que, tal como se informara ampliamente, Garrido se había distanciado en enero de su expareja (una mujer con la que se relacionó por 8 años) y ésta habría iniciado una relación con Asebedo. De esa circunstancias derivaron confrontaciones que hicieron que la mujer solicitara a la Justicia una exclusión de domicilio respecto de Garrido quien, de todos modos, no tenía como principal vivienda la casa quinta.
Igualmente la mujer había abandonado semanas atrás esa casa para alojarse transitoriamente en el geriátrico de La Perla, donde trabaja de enfermera.
Todo ese trasfondo llevó a que Asebedo y Garrido mantuvieran un vínculo problemático que ahora es analizado por el fiscal Pellegrinelli para saber si pudo haber sido el móvil de la agresión.