Desde la Cetac de Mar del Plata advierten que la actividad se encuentra sumida en una "crisis". "De un año a esta parte, el transporte ha bajado un 30%", señaló a LA CAPITAL su presidente, Omar Monti.
Luego que la Federación Argentina de Entidades Empresarias de Autotransporte de Cargas (Fadeeac) emitiera un comunicado en el que pedía que se declarase en emergencia el transporte de cargas en el país, la Cámara Empresaria de Transporte Automotor de Cargas de Mar del Plata (Cetac) no sólo adhirió a lo expresado en ese documento sino que sumó al debate los agravantes existentes en el panorama local.
En diálogo con LA CAPITAL, el presidente de la Cámara, Omar Monti, aseguró que la “crisis” del sector se sentía a nivel nacional, pero que la poca producción genuina en la ciudad, el precio de los peajes y la carga impositiva afectaba sobre todo a los transportistas locales.
“El sector de cargas de Mar del Plata está en una crisis que se replica a nivel nacional, pero lo que pasa es que la ciudad es terminal. Nosotros traemos mercadería de Buenos Aires, pero después hay poca producción genuina local para volver a salir. Tenemos tres o cuatro empresas que son transportadoras de mercadería”, indicó.
La ruta más cara del país
Además, Monti aseguró que el costo kilómetro ruta repercute en la actividad local. “La ruta más cara de la Argentina, en peajes, es la ruta 2, que todos tenemos que usar porque si bien hay rutas alternativas, tenés un costo en kilómetro que hay que agregar si las tomas”, señaló.
En este sentido señaló que, de la facturación que emiten por un viaje ida y vuelta Buenos Aires – Mar del Plata, un 12% corresponde a los costos de peaje.
“Yo viajo a San Luis y el peaje me sale un 4% del total; un 5%, si viajo a Mendoza. Es una locura que de Mar del Plata a Buenos Aires, un tramo tan corto, solo el peaje, represente ese porcentaje”, indicó.
Por otra parte, reconoció que la cuestión climática también afecta a los productos regionales que transportan. “A veces no se pueden hacer los transportes de papa, por ejemplo”, señaló.
Con el objetivo de disminuir esto, la Cetac presentó una propuesta, que finalmente no prosperó, pero que implicaba realizar los transportes solo durante la noche. “Evitaba que las unidades circularan con los autos y, además, podía generar una rebaja en la tarifa de los peajes, algo que ocurre en otros países”, señaló.
Baja del consumo
Así las cosas, Monti aseguró que la situación económica del país, y cómo esto repercute en los bolsillos de los argentinos, comienza a verse reflejada en los números finales del sector transportista.
En una ciudad que cuenta con “más de 2.000 camiones”, el empresario advirtió que “de un año a esta parte, el transporte ha bajado un 30%”.
“Y en mi caso personal trabajo productos comestibles, por lo que uno esperaría que eso no tendría que pasar, pero no, el transporte de alimentos también ha bajado”, señaló y agregó: “Si la gente no tiene plata, no consume y si no consume no transportamos. La pobreza lleva a la pobreza”.
Impuestos y repuestos
De todas maneras, la “mayor preocupación” de los transportistas -como describe Monti- reside en la presión impositiva, que tiende a atribuir a la “falta de rentabilidad” de la actividad.
Con la imagen de un camión en la mano, que refleja los resultados de un estudio realizado por el Instituto Argentino de Profesores Universitarios de Costos, advierte que el 36.2% de los costos logísticos por transporte son impuestos, mientras que el 6% corresponde a la renta, el 15.8% se destina a salarios, el 15,2% al combustible, el 18,7% a los costos operativos y de estructura y el 7% a la amortización. Lo restante corresponde al promedio nacional del costo del peaje.
“El transporte de cargas es esencial para acercar los productos de su lugar de origen hacia los mercados de distintos puntos del país y se piensa equivocadamente que el empresario transportistas se queda con un ingreso que encarece la cadena”, indicó el empresario.
Además, señaló que, según el mismo estudio de costos, por cada $1000 que se pagan de flete, “el Estado se queda con casi $400 y el empresario transportista con $39, lo que representa que el Estado recibe con cada flete 10 veces más que el transportista”.
Por otra parte, aseguró que el impacto de la suba del dólar del último tiempo no solo afecta al precio del combustible y otros factores, sino también al “mantenimiento y renovación de las unidades”.
“Hoy teniendo un dólar tan alto, Argentina casi no tiene fábrica de camiones, hay un desfasaje y una confusión de costos enorme”, advirtió.
Para Monti, hoy, se está “en decadencia”, por lo que no aventura proyecciones. “Sería bueno saber el futuro. Nosotros somos argentinos, apostamos en la industria del transporte, que es muy cara, y esperamos que el Gobierno estudie este tema, y también colabore la intendencia, para que Mar del Plata no sea tan cara”, cerró.