Salud

Implementan un protocolo para ampliar tratamiento clave en las primeras horas de un ACV

Cuanto antes se aplica este tratamiento menores serán las secuelas a largo plazo.

Un protocolo que permite sistematizar la atención para pacientes que ingresan con un potencial Accidente Cerebro Vascular (ACV) fue implementado por el Hospital de Clínicas con el fin de lograr un amplio acceso al tratamiento trombolítico, clave durante las primeras horas, que actualmente se aplica en el 10 por ciento de los casos.

“El ACV es un cuadro de inicio súbito que ocurre cuando se produce una interrupción del flujo sanguíneo a una parte del cerebro y se interrumpe el aporte de oxígeno y glucosa y en ese momento es que la persona presenta síntomas variados”, explicó hoy a Télam Ariel Bustos, miembro de la División de Neurología del Hospital de Clínicas.

El especialista dijo que “cuando el ACV es isquémico, es decir, cuando se trata de una obstrucción, existe un tratamiento que se denomina trombolítico que consiste en la administración de una droga endovenosa que si se aplica dentro de las cuatro horas y media desde el inicio de los síntomas puede hacer que la arteria se destape“.

Los síntomas más frecuentes son dificultad para hablar o comprender, pérdida de fuerza en un brazo, pierna o mitad del cuerpo, pero Bustos también identificó síntomas no tan reconocidos como trastornos visuales, hormigueos, síntomas sensitivos y dificultad para moverse o caminar.

“Cuanto antes se aplica este tratamiento menores serán las secuelas a largo plazo del ACV y lo que sabemos es que en la actualidad sólo el 10 por ciento de los pacientes en el país lo reciben por diferentes causas”, precisó.

Entre ellas, Bustos describió que “por un lado, hay lugares en las provincias donde ni siquiera está disponible la droga, pero también hay falta de capacitación del personal, tanto médico como no médico, y también falta de consulta precoz”.

En este contexto, en el Clínicas elaboraron recientemente el Protocolo de Atención Inicial al Paciente con ACV isquémico que “sistematiza procesos que ya estaban y mejora el trabajo en equipo con el objetivo de disminuir los tiempos de atención y llegar a la aplicación del tratamiento trombolítico lo antes posible”.

“El primer paso es el reconocimiento y evaluación del paciente en forma precoz y esto involucra tanto al personal administrativo, enfermería y médicos; el tema es lograr que se internalice el concepto, por ejemplo, cuando una persona tiene dolor de pecho en seguida se lo atiende, en cambio no hay todavía esa reacción cuando llega un paciente con síntomas de ACV”, sostuvo.

La segunda instancia es la admisión del paciente y el traslado a una “unidad shock room”, una terapia intensiva de la guardia donde se monitorean los signos vitales y se lo lleva a hacer una tomografía, que es la prueba que nos permite corroborar si hay un ACV.

Por último, está la evaluación por neurología de todo el equipo (médico clínico, neurólogo, médico de imágenes, etc) que debe determinar si se cumple o no con los criterios para administrar la droga del tratamiento.

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