El club de la avenida Colón cumple este domingo cien años. Fue fundado el 16 de agosto de 1920.
Un siglo de vida, dos milenios unidos por una pasión. Así se sienten en el Club Atlético Huracán, que este domingo celebra el primer centenario de su fundación.
Dicen que aquel 16 de agosto de 1920 fue una tarde curiosamente templada para esta época del año. Y después de un habitual partido de fútbol en uno de los tantos baldíos que abundaban en las polvorientas calles de Mar del Plata por ese entonces, un grupo de muchachos comienza a construir un sueño.
En aquella época, la ciudad era apacible en invierno y ordenadamente tumultosa en verano. Y los amigos le ponen nombre al sueño: “Sportivo Huracán”, nombre que más tarde dejaría lugar al definitivo Club Atlético Huracán.
Pasaron los años, las polvorientas calles fueron olvidadas con la llegada del asfalto y los baldíos se transformaron en raíces de grandes edificios. Pero la pelota siguió rodando. Y aquel sueño, ya convertido en realidad, ya tenía sede y, también, su primer campeonato.
Mientras los abuelos jugaban al Tute en el buffet del primer piso, en la planta baja “Los Bailes del Huracán” marcan una época imborrable en la historia de la ciudad. En su salón de fiestas, al compás del tango y los boleros, se formaron parejas, se festejaron casamientos, cumpleaños y nacimientos. Con un presente maravilloso y un futuro brillante.
El progreso y el paso de los años fueron quitándole a Huracán una vista privilegiada hacia el mar. La ciudad fue cambiando, al igual que las costumbres, y la sociedad de transformó. El legendario salón de fiestas se fue desdibujando y le dio lugar a actividades equivocas e impensadas, muy lejanas al sueño fundacional.
La pelota se detuvo y, como todo en la vida, el club atravesó sus momentos buenos y momentos malos.
Hasta llegar a este día esperado. Cien años transcurridos desde esa apacible y extrañamente templada tarde invernal de agosto de 1920. Pero pese a la fría y dura realidad, la pelota volvió a rodar, empujada por el amor, por la pasión, por esa fuerza inexplicable que tienen los clubes de barrio. Y el optimismo que los impulsa, para seguir adelante y pensar que este domingo será el primer día de los próximos cien años que vendrán. ¡Feliz cumpleaños, Huracán!