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Houston, we have a problem

Por Vito Amalfitano

HOUSTON, Estados Unidos.- “Houston, tenemos un problema”. La popular frase se patentó el 13 de abril de 1970, cuando los tres astronautas de la NASA de la misión Apollo 13, dos días después del despegue, se vieron forzados a abandonar sus planes de hacer el tercer alunizaje tripulado debido a la explosión de los tanques de oxígeno.

El plan de rescate, con el módulo lunar Acuario, de toda la tripulación, fue uno de los “triunfos” más celebrados de la historia espacial de Estados Unidos en el Siglo XX.

“Houston, we have a problem”. No pudimos dejar de recordar esa frase no bien llegamos a esta ciudad, en vuelo proveniente desde Boston, por los caminos de la Selección Argentina en la Copa América Centenario. Pero en Houston, en realidad, hay problemas, hay soluciones, hay avances increíbles y hay retrocesos imperdonables para la humanidad.

Aquí llegamos bien temprano en la mañana provenientes de Boston e igual de temprano nos dirigimos a NRG Stadium con la intención de trabajar directamente en el centro de prensa desde muchas horas antes del partido, como habitualmente hacemos en coberturas de mundiales y Copa América. Nos encontramos con la sorpresa de que el centro de prensa no se abriría hasta las cuatro de la tarde. Cientos de periodistas tuvimos que esperar hasta esa apertura, con trabajo atrasado, en el medio del desierto, en un estadio imponente pero que no tiene ni un bar cerca para matizar ese tiempo. Un nuevo detalle que tiene que ver con el desconocimiento de los estadounidenses sobre las reales necesidades y particularidades del periodista que cubre fútbol y el aficionado que sigue este juego.

Esa espera fue a fuego lento, pero con un par de “oasis” de lluvia. Temperatura cercana a los 40 grados pero con un par de chaparrones que se desataron durante la tarde.

Pero una vez que entramos al estadio pasamos del verano más tórrido al invierno más crudo. En este caso los amplios ventanales de la tribuna de prensa hacia el estadio no son aislados, como en New Jersey y Boston, y estamos directamente en la cancha, con una vista imponente. Pero como este estadio está todo refrigerado, con el techo retráctil que mantiene ese frío, trabajamos con abrigo, como si estuviéramos ahora en el Minella. El calor nos vuelve al cuerpo cuando degustamos el buffet de comida que se ofrece al periodismo en la previa, en el que abundan los platos con mucho picante, propio de la zona, con muchas influencias mexicanas.

Este gran estadio, de los mejores sino el mejor de la Copa América, es simplemente una muestra del poderío y la pujanza de esta ciudad.

Houston es, efectivamente, cabeza de la carrera espacial de este país, y es una rica ciudad petrolera, por lo que el precio del galón de gasolina es el más barato en Estados Unidos, a razón de 1,90 dólares por tres litros y medio. Al ritmo de esa explotación petrolera de dimensiones en zona desértica, fue el crecimiento exponencial de esta ciudad, de grandes autopistas y enormes rascacielos.

A Houston se la considera, además, como una “capital de la salud”, con grandes avances en estudios oncológicos y con la particularidad de ofrecer libre cobertura médica independientemente del status migratorio, a diferencia de lo que pasa en gran parte del resto del país.

Pero también el de Texas es uno de los estados que atrasa más siglos en el mundo, porque mantiene la pena de muerte y porque es uno de los que registra más número de ejecuciones a través de la vía capital y con mayor cantidad de condenados. Por uno de ellos, el argentino Saldaño, hay pedidos de clemencia de todo el mundo y hace muy poco el Papa Francisco recibió a su madre, pero la pena capital sigue firme.

Allí aflora el contraste de avances notables con un retroceso tan grande. Lo que el hombre es capaz de hacer, hasta dónde es capaz de llegar, y lo que es capaz de destruir. El hombre que atraviesa fronteras de la vida, alargando su supervicencia y agrandando a niveles superiores su bienestar es el mismo hombre que institucionaliza el asesinato del de su propia especie. Ahí sí que estamos en problemas, Houston.

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