Es escritor, de a ratos periodista, humorista. Es narrador como ninguno de sus propios cuentos y es guionista para que otros puedan contar historias mejor que él. Hernán Casciari, en Charlas de Archivo.
Se lo conoce como un hombre capaz de alterar emocionalmente a quien lee o escucha sus cuentos. Tiene la destreza de transportar en tiempo y espacio con sus anécdotas, con sus relatos, con sus recuerdos. Pero muchas veces el cazador es cazado, y a Hernán Casciari, en una especie de laberinto borgeano, le sucedió en Mar del Plata una teletransportación sentimental: vivió con su hija en este julio de 2016 lo que le pasaba con su padre en marzo de 1974. Y por momentos volvió a ser el niño de sus cuentos.
“Son círculos que se van cerrando, baldosas que son las mismas, olorcito del mar que se parece, cosas que cambian, tiene que ver con la identidad, con la sangre, con ser uno y el otro, y el que se fue y no está, y uno que se va ir y el otro que se va a quedar… en fin, con la vida”, dice Casciari mientras busca en algunas de sus pausas la confirmación.
Casciari nació en Mercedes y para conocer su vida es un ejercicio más placentero –y preciso- leer sus cuentos o escuchar sus relatos que cualquier intento de o en unas pocas líneas. Basta con decir que se dedicó a escribir y que logró un tono entre la nostalgia y el humor que cautiva.
De paso por Mar del Plata para presentar su “Obra en construcción”, donde se muestra con muchos de sus parientes en escena, incluida su madre, Casciari jugó el juego de los recuerdos en el archivo del diario LA CAPITAL.