Cultura

Héctor Sarlli, pura sangre y caballada

Por Pablo Garcilazo

pinceladasmdq@gmail.com

El, con su voz ronca, tono campero y anteojos, camina tranquilo. Hizo su historia y la conserva. Héctor ya pasó los 80 años a su manera, con su estilo tranquilo mantiene la llama viva por los caballos. El anda por ahí, al paso de galope, donde termina la avenida Juan B. Justo, en el barrio Hipódromo. Gajes del destino burrero en Mar del Plata, ya que el primer hipódromo estuvo en Independencia y Juan B. Justo, hoy Palacio Municipal de los Deportes.

Héctor puede contarte con maestría cómo criar un caballo y cómo fue la primera carrera que se anuló, porque había quedado un caballo en la gatera después de que se dio la orden de largada. La carrera siguió su curso, el jockey ganador festejó. Le pusieron los laureles… y de repente hubo que largar otra vez, a volver a empezar… ¡Todos a sus puestos! Finalmente, la primera carrera la ganó un caballo llamado “Fúngetele”.

Se organizó una carrera más y el hipódromo cerró sus puertas para luego abrir con más impulso y con algo principal: la Caballada Marplatense. “Hubo que hacerla, no se sabía bien de qué se trataba esto de los caballos”, señala Héctor. “En aquella época yo era jockey de cuadreras de calle, y corrí algunas carreras en el hipódromo”. Los caballos siempre fueron para los ricos, pero la gente del barrio no se quedó atrás. “Comerciantes, carniceros, gente de oficios iban a los remates y compraban un caballo para criar y entrenar. Yo por ejemplo era panadero”.

Los Toledo, Arregui, el primer stud Loma Brava, los studes que fueron haciéndose y el barrio, la pista estilo Palermo (alta escuela), los jockeys de todo el país fueron brindando años de gloria e identidad al hipódromo, al barrio y sus vecinos, hasta su cierre a mediados del año 2000.

Héctor vivió los inicios, su apogeo y cierre no definitivo. Aún quedan algunos sectores de las instalaciones y la pista del hipódromo. Héctor sabe que volver a empezar no es sencillo, después de caer en un pozo profundo de hipotecas y malas administraciones de la Jockey Club. Igualmente el Hipódromo está ahí. Es fruto del espíritu, saber, dedicación y esfuerzo de muchos cuidadores, criadores, jockeys que tienen la pura sangre y caballada en el corazón como Héctor Sarli y pueden llevarla al lugar que se propongan. Eso sí, quieren volver a ser profetas en su tierra.

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Mirar como si fuera la primera vez lo cotidiano de nuestra ciudad y su gente. Con ese fin nacieron estos escritos, que se desprenden de los micros radiales “Acercando el oeste y Mar del Plata”. Son voces barriales desde la salud, la comunicación y la integración comunitaria.

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