Culminados los paneles, monseñor Jorge Lugones aseguró que “el grado de desigualdad social en que estamos sumergidos es muy grande y peligrosísimo para nuestro país”. Instó a un cambio en el sistema impositivo para salir del esquema “confiscatorio que padecemos”.
En el mensaje final de la Pastoral Social 2019, el presidente de la Comisión Episcopal de la Pastoral Social y obispo de Lomas de Zamora, Jorge Lugones, habló la necesidad de “direccionar la economía hacia un modelo que abandone la especulación y estimula la cadena de valor y producción”.
“Una vez más, nos encontramos en la Semana Social aquí en Mar del Plata, viniendo desde de distintos rincones de la Patria y de diversas experiencias sociales y eclesiales, para reafirmar que el valor del trabajo es clave para cualquier proyecto de ecología integral, para el desarrollo de toda persona; de una economía de comunión, y de la promoción y dignidad de todos y muy especialmente de los más pobres”, inició el obispo.
“Nos han conmovido algunas afirmaciones surgidas de paneles y expositores, de las mesas de trabajo y sus participantes, como que ‘el grado de desigualdad social en que estamos sumergidos es muy grande y peligrosísimo para nuestro país'”, dijo y agregó: “Escuchamos la necesidad de direccionar la economía hacia un modelo que abandone la especulación y estimule la cadena de valor y la producción, con cambios en el sistema impositivo para salir del esquema ‘confiscatorio que padecemos'”.
En este sentido, Lugones recordó otras conclusiones, como la importancia de “tener presente que ‘son los trabajadores quienes crean la riqueza y no la riqueza quien crea trabajadores'”y “la necesidad de ‘hacer un pacto para cambiar la economía actual y dar un alma a la economía del mañana'”. También destacó la propuesta de “sostener el espacio generado por los actores sociales en la “ mesa de dialogo por el trabajo y la vida digna”” y que el desafío laboral y social de la tecno-economía en el nuevo paradigma “debe servir a la promoción humana y la dignidad del trabajo antes que a la reproducción de nuevas formas de descarte de los trabajadores”.
“Todas ellas (las conclusiones) ponen de manifiesto que ‘la cuestión del trabajo’ es urgente y no solo para alcanzar el salario mínimo vital y móvil, que ya en sí mismo es un asunto de justicia, sino además porque el trabajo de todas y de todos es fundamental para estructurar la vida y el desarrollo integral de cada persona, de la familia, y de la Patria”, dijo.
Y agregó: “Hemos comprendido que no alcanza relacionar al trabajo sólo con el capital, sino también y fundamentalmente con la persona, su dignidad y su desarrollo y esto no debería ser un objetivo declamado sino una realidad deseada, buscada y vivida por todos y para todos”.
Lugones también aseguró que la Pastoral Social creen “que el cuidado del trabajo y la vida digna en la Casa Común Latinoamericana, tal como lo señala el Papa Francisco en Laudato Si, es un llamado inminente a custodiar el hábitat como un legado a preservar de la acción predatoria llevada adelante por el capitalismo de base extractivista, que contamina las aguas, que promueve la tala indiscriminada de árboles sin reparar en las consecuencias climáticas, que degrada los suelos y pone la vida en peligro mediante el uso excesivo de agrotóxicos”.
El obispo dedicó un párrafo aparte a la participación activa de los jóvenes en las problemáticas sociales y destacó que ésto “da mucha esperanza”. “Reconocemos en ellos que no son sólo el futuro, ya son el presente y tienen palabras que debemos escuchar y una enorme generosidad para transformar la realidad. Sólo necesitan que les demos más espacio real tanto en los lugares de reflexión como así también en aquellos donde se decide, planifica y actúa”, señaló.
Hacia el final, en nombre del Episcopado Argentino, Lugones pidió un “diálogo responsable y creativo” a todos los actores que conforman la sociedad, “pensando fundamentalmente en el Bien Común de la Patria, donde no dejemos de poner los mejores esfuerzos personales e institucionales para revertir esta difícil situación social de presente y de futuro en la que nos encontramos”. “¡No nos dejemos robar la alegría del trabajo!”, concluyó.