En un informe para la Universidad Nacional, el sociólogo Cristian Darouiche da cuenta del incremento de la violencia policial, la vulneración de derechos y el deterioro de las condiciones de vida de las trabajadoras sexuales.
“Es una ordenanza que no funciona”. El licenciado en Sociología, especialista en diversidad sexual, derechos humanos e investigador del Conicet, Cristian Darouiche, se muestra muy crítico en cuanto a la medida de la reglamentación de una Zona Roja y lo refleja en un informe realizado para la Universidad Nacional de Mar del Plata.
En el informe, que Darouiche escribió junto a sus colegas Estefanía Martynowskyk e Inés Pérez, da cuenta del incremento de la violencia policial, la vulneración de derechos y el deterioro de las condiciones de vida de las trabajadoras sexuales trans y travestis.
“La medida claramente no beneficia a todos, para que eso hay que garantizar derechos laborales para las trabajadoras sexuales. Una medida que reglamente una zona roja en un espacio público solo busca proteger determinadas áreas de determinados grupos sociales”, consideró el sociólogo e investigador del Conicet. Para Darouiche, la medida le dio poder a la policía, amparada en una idea de mayor seguridad, de combate a la delincuencia que ponía “en riesgo” un barrio.
— ¿Cómo se puede encontrar una solución?
— Hay que discutir de manera más democrática, pensar estrategias para garantizar derechos de quienes están en la calle, para quienes no tienen un registro, darles derechos laborales y recién ahí podremos transitar otro camino, de otra forma.
— ¿Por qué decís que la ordenanza no funciona?
— Porque funciona de manera arbitraria sobre ciertas identidades. Deberíamos discutir la derogación de la ordenanza. La zona propuesta no funciona. La medida es ficticia, estipula un lugar que no funciona.
Darouiche remarca que el Estado “llegó solo con la policía a ese sector poblacional, que es la historia de las mujeres trans”, a quienes se excluye de la categoría de “vecinas” de Mar del Plata.
“Hay una demanda para que los lugares se transformen, para que adquieran valor. Nadie quiere una zona roja en la puerta de la casa. Por eso no son solo intereses vecinales, hay intereses económicos y políticos también”, expresó el sociólogo y agregó: “Se construye un polo tecnológico en esa zona a costa de criminalizar a las mujeres trans. Pero ese es el discurso que dan, gentrificar la ciudad”.
“Hace falta la revisión de la ordenanza para derogarla”, finalizó el sociólogo e investigador del Conicet.