Más de un centenar de rehenes fueron liberados el pasado mes de noviembre a cambio de la puesta en libertad de cientos de prisioneros palestinos durante una tregua.
La organización islamista palestina Hamás dio por muertos a cinco rehenes israelíes que tenía en su poder desde el 7 de octubre como consecuencia de un ataque del Ejército de Israel en la Franja de Gaza, donde los bombardeos israelíes continuaban con intensidad mientras se espera el ingreso más ayuda humanitaria tras la resolución que aprobó ayer el Consejo de Seguridad de la ONU.
“Como resultado de un bárbaro bombardeo sionista, se ha perdido el contacto con un grupo responsable de cinco prisioneros sionistas”, afirmó el portavoz de las Brigadas Ezzeldín al Qassam, Abu Ubeidade, en un comunicado recogido por el portal Palestine On Line.
“Suponemos que los rehenes han muerto en uno de estos ataques isralíes en la Franja de Gaza”, añade la organización en su mensaje, en el que identifica por nombre a tres de los secuestrados: Haim Perry, Yoram Metzger y Amiram Cooper, de entre 80 y 84 años de edad, quienes aparecieron con vida en un vídeo publicado por Hamás el pasado lunes.
Más de un centenar de rehenes fueron liberados el pasado mes de noviembre a cambio de la puesta en libertad de cientos de prisioneros palestinos durante una tregua de una semana alcanzada a finales de noviembre entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza.
Israel lanzó una ofensiva contra la zona tras los ataques ejecutados el 7 de octubre por Hamás, que dejaron unos 1.200 muertos y cerca de 240 secuestrados, entre ellos una veintena de argentinos. Las autoridades gazatíes, controladas por el grupo islamista, han cifrado en más de 20.000 los palestinos muertos y en 53.000 los heridos, a los que se suman otros 300 a manos del Ejército israelí y por ataques de colonos en Cisjordania y Jerusalén Este.
En tanto, los bombardeos israelíes y los combates continuaban en la Franja de Gaza, donde la población palestina espera la llegada de más ayuda humanitaria luego de una resolución en ese sentido que aprobó ayer el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU).
Tras cinco días de arduas negociaciones para evitar el veto de Estados Unidos, el Consejo de Seguridad adoptó un texto que exige el envío “inmediato” y “a gran escala” de ayuda humanitaria al territorio palestino.
El documento evita llamar a un “alto el fuego”, una condición inaceptable para Israel y Estados Unidos, su gran aliado, pero pide “crear las condiciones para un cese duradero de las hostilidades”.
Sin embargo, la puesta en marcha de la resolución suscitaba hoy muchos interrogantes: la ayuda humanitaria, que entra en el enclave palestino con cuentagotas desde Egipto y desde el paso de Kerem Shalom, dista mucho de las necesidades de la población, al borde de la hambruna, según la ONU.
“El modo en el que Israel está desarrollando su ofensiva está provocando enormes obstáculos para la distribución de ayuda humanitaria dentro de Gaza”, expresó el secretario general de la ONU, António Guterres, en la red social X (antes Twitter).
Antes de la resolución, Israel, que revisa los camiones que entran en Gaza, criticó la forma en que las agencias de la ONU distribuían la ayuda.
El ministro israelí de Relaciones Exteriores, Eli Cohen, insistió ayer en esta cuestión.
“La decisión del Consejo de Seguridad subraya la necesidad de vigilar que Naciones Unidas sea más eficaz en la transferencia de ayuda humanitaria y de garantizar que la ayuda llega a su destino y no esté en manos de los terroristas de Hamas”, afirmó en X.
Del lado palestino, el embajador ante la ONU, Riyad Mansur, afirmó que la resolución es “un paso en la dirección correcta” pero que debe ir acompañado por “un alto el fuego inmediato”.
Más tajante, Hamas, que gobierna en Gaza, consideró que la resolución es “insuficiente” y “no responde a la situación catastrófica creada por la maquinaria de guerra sionista”.
Además, según un comunicado emitido hoy por Israel, alrededor de 200 milicianos de Hamas y de la Yihad Islámica han sido detenidos esta última semana en Gaza y trasladados a territorio israelí.
Estos “agentes”, según el comunicado, serán sometidos ahora al interrogatorio de la Unidad 504 del Shin Bet y la Dirección de Inteligencia Militar, informó el diario Times of Israel.
De acuerdo con las estimaciones del Ejército, más de 700 milicianos han sido detenidos y llevados a territorio israelí desde el comienzo de la ofensiva en Gaza.
El Ejército difundió hoy imágenes que muestran a soldados avanzando entre ruinas y abren fuego en Issa, en el sur de la ciudad de Gaza, con disparos de armas automáticas.
“Varias infraestructuras terroristas fueron localizadas, incluyendo edificios utilizados como emplazamientos militares por Hamas, y fueron destruidas”, agregó.
El Ministerio de Salud de Hamas reportó un bombardeo israelí en el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza, y afirmó que el ataque dejó al menos 18 muertos, entre ellos varios niños, y decenas de heridos.
El ataque ocurrió poco después de que aviones israelíes destruyeran una planta desalinizadora de agua en la ciudad de Jabaliya, en el norte del enclave palestino.
Además, decenas de personas murieron en ataques israelíes con cohetes y artillería contra edificios residenciales en el campo de refugiados de Jabaliya”, según la cadena de televisión qatarí Al Jazeera.
Asimismo, la Media Luna Roja Palestina denunció otro “intenso bombardeo” sobre la ciudad de Jan Yunis, en las inmediaciones del Hospital Al Amal.
“Mi mensaje para el mundo es que nos miren, que nos vean, que vean que estamos muriendo. ¿Por qué no prestan atención?”, se lamentó Wala Al Medini, una desplazada que tuvo que dejar el campamento de Bureij, tras recibir un aviso de evacuación del ejército israelí.
El anuncio del Ejército de Israel llevó a miles de palestinos a huir hacia Deir al Balah, el refugio más cercano de las hostilidades.
“Más de 150.000 personas se han visto afectadas y la zona ya está abrumada por los desplazados, incluidos los refugios de la Unrwa”, informó en X el responsable para Gaza de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, Thomas White.
El conflicto ha destruido gran parte de Gaza, un exiguo territorio de 362 kilómetros cuadrados y 2,4 millones de habitantes.
Los bombardeos israelíes forzaron a 1,9 millones de personas a abandonar sus casas, un 85% de la población, según la ONU.
Tras más de dos meses de guerra, solo nueve de los 36 hospitales en el enclave están en funcionamiento y de forma parcial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El secretario general de la ONU recordó ayer que 136 trabajadores de la ONU murieron en 75 días.
Esto es “algo que no se había visto nunca en la historia de la ONU”, advirtió Guterres en X, y agregó que “la mayoría” del personal de Naciones Unidas “se ha visto obligado a abandonar sus hogares”.
Solo un cese del fuego humanitario permitirá “comenzar a responder a las necesidades desesperadas de la población de Gaza y poner fin a su pesadilla”, agregó.
Por su parte, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, alertó de que “la hambruna es inminente en Gaza”.
A nivel diplomático, continúan los esfuerzos de Egipto y Qatar para conseguir una nueva tregua, después del cese de una semana a finales de noviembre, que permitió la liberación de 105 rehenes y 240 palestinos detenidos en Israel.