El 29 de agosto de 1946 una tormenta azotó el mar en el que numerosas embarcaciones buscaban buenos días de pesca tras una huelga que había afectado el suministro de combustible. Cinco lanchas se hundieron y se cuentan hoy 31 pescadores entre muertos y desaparecidos.
El naufragio del San Antonino ocurre en trágica sincronía con la más grande tragedia que sufriera la comunidad portuense de Mar del Plata, esa tras la cual ya nada fue lo mismo. Hace 70 años se producía la “Tragedia de Santa Rosa”, una tormenta que dejó 31 pescadores muertos o desaparecidos al cabo del hundimiento de cinco embarcaciones.
El diario LA CAPITAL expresaba el 30 de agosto de 1946 “la colonia pesquera de Mar del Plata vive horas de intensa inquietud ante la falta de noticias de varias embarcaciones que, sorprendidas por el fuerte temporal del jueves 29 no han arribado aún a puerto“, en la misma página un poco más abajo podía leerse “horas de angustia en la población pesquera“, otra página del mismo día expresaba “las lanchas no pudieron regresar, no se descarta la posibilidad de falta de gasolina para poder hacerlo, pues fueron sorprendidas por el temporal”.
Setenta años atrás se vivía un clima catastrófico y de profunda tristeza en la ciudad cuando se comprobaron los resultados que Santa Rosa había dejado: cinco embarcaciones hundidas, cinco cadáveres encontrados, veintiséis pescadores desaparecidos, ocho salvados providencialmente y numerosas familias destruidas.
Corría el 28 de agosto de 1946 y la actividad pesquera regresaba a la normalidad una vez finalizada la extensa huelga nacional que había afectado el suministro de combustible. Los pescadores estaban ansiosos y urgidos por volver a meterse en el mar, dualidad que emanaba de su vocación y de sus obligaciones económicas. Se había hecho duro el invierno.
En esa época lo que dejaba una buena remuneración era la captura del tiburón, ya que el aceite de hígado de cazón era muy requerido por los países involucrados en la Segunda Guerra Mundial. Este conflicto bélico impedía acceder a los bancos de la especie. Por el contrario, en el Mar Argentino se la encontraba en abundancia lo que generó que muchas personas se acercaran al país para trabajar de la actividad pesquera.
Sin embargo los planes se destruyeron cuando hacia la madrugada del 29, las condiciones climáticas empeoraron sorpresivamente. El viento rotó al sur, soplando ráfagas de hasta 96 km/hora, la lluvia no cesaba y las olas llegaban hasta los ocho metros de altura.
Durante esa tarde comenzaron a ingresar a puerto en medio de un mar embravecido la mayoría de las pequeñas y frágiles lanchas, algunas extremadamente dañadas. Estas embarcaciones que lograron volver contaban que había ocurrido el hundimiento de muchas de las lanchas y también que habían visto cuerpos flotando en el mar.
A partir de entonces algunas de las lanchas aparecieron en otros puertos y se iniciaron tareas para una búsqueda angustiante. Recién el 5 de septiembre se logró localizar las embarcaciones faltantes y con ese hallazgo se agotaron las esperanzas de encontrar con vida a los trabajadores del mar.
La catástrofe de Santa Rosa marcó la historia de Mar del Plata y su magnitud es hoy inimaginable: 17 pescadores desaparecidos de los barcos Pumará, Palma Madre y Happy Day; ocho de El Halcón; cinco de Quo Vadis y uno del María Dolores. En total, 31 víctimas fatales.
Una lista difundida de los pescadores desaparecidos nombra a las siguientes personas: Santiago, Vicente y Tomás Todisco; Carlos Rueda; Felipe Mauricio; Juan Skeije; José Caparella; Francisco y Miguel Fernández; Damián Miranda; Antonio Méndez; José Pastor Lozano; Damián Grupillo; Juan Provenzal; Manuel Naldi; Enrique Costa; Emilio y Juan Scalabroni; Luis Caporealetti; Luis Nicelli y su hijo, del mismo nombre; Antonio Bubliolacci; Simón y Eliseo Sánchez; más otros que no se dieron a conocer.