La novela "Yuelán" (2020) del escritor argentino Sebastián Vargas narra una historia de amor entre una princesa y su mendigo en el imperio chino. El registro narrativo abre paso, por momentos, a la poesía.
Yuelán
Sebastián Vargas
Ilustrado por Dani Torrent
Edelvives
2020
144 páginas
Por María Marta Martínez (*)
La princesa está triste…¿qué tendrá la princesa?
“Sonatina”, Rubén Darío.
Tapa del libro “Yuelán” de Sebastián Vargas.
Esta es una historia de amor entre una princesa, Yuelán, y un mendigo. De él, no conocemos ni siquiera su nombre. Su identidad es una de las incógnitas para el lector y clave de lectura de esta novela de Sebastián Vargas.
Yuelán debe contraer matrimonio. No quiere hacerlo pero sabe que es inevitable. La tradición y las convenciones mandan en el imperio chino. Finalmente, acepta pero bajo una condición: cada uno de sus pretendientes deberá responder correctamente tres preguntas y si no lo hacen, perderán la cabeza.
Cuando aparecen las preguntas se suspende la trama y la poesía se abre paso. Las preguntas funcionan como trampa y trampolín. Son un problema para los candidatos y acertijo para nosotros, los lectores. Son ellas las que permiten andar y desandar el camino de esta narración. Son también adivinanza, buscan respuesta y encuentran relato. Instauran un diálogo implícito con el lector acerca del conocimiento y la experiencia.
Esta novela recupera una característica propia de los relatos orales: las acciones remiten a las motivaciones de los personajes, los conflictos surgen del contraste entre el mundo exterior y la subjetividad de los protagonistas. Este texto propone una tensión entre los mandatos y el deseo, entre diferentes visiones de mundo. Y es también, una invitación a pensar acerca de la propia identidad para bucear en esa búsqueda, que es infinita.
(*) Miembro de la ONG Jitanjáfora.