Dos reseñas: sobre la novela 2Nadar de pie" y sobre el libro álbum "Un hueco".
Por Ayelén Bayerque (*)
“Nadar de pie” de Sandra Comino, Córdoba Comunicarte
2016, 208 páginas
En Nadar de pie diferentes voces construyen la historia de Mavi, una adolescente cuyo papá muere en la Guerra de Malvinas. Por un lado, en el presente de enunciación de la novela, 1998, la protagonista le escribe a su papá una larga carta como un modo de entablar un vínculo con ese ser en ausencia.
Si bien el papá de Mavi fallece en Malvinas, como era aviador nunca se encuentra su cuerpo. Pero un hallazgo periodístico pone en marcha la ilusión de poder cerrar algunas heridas, por lo que Mavi y su mamá viajan a Maipú a ver a la familia de su padre. Por otra parte, este desplazamiento espacial conlleva uno temporal, ya que un narrador omnisciente nos cuenta cómo era la vida de Gabriela, mamá de Mavi, cuando conoció a Nardo, el papá.
El amor entre adolescentes en un pueblo en plena dictadura se desarrolla hasta que la guerra irrumpe, Nardo se enrola como voluntario y se va sin despedirse. Las relaciones familiares y el fortalecimiento de los vínculos a partir de una experiencia traumática están puestos en primer plano en Nadar de pie.
También otros discursos se yuxtaponen al del narrador y Mavi, aportando verosimilitud al relato: los comunicados oficiales que se daban durante la guerra y los titulares de los diarios, documentos reales que Sandra Comino, la autora, guardó en 1982 sin saber muy bien por qué y si les daría algún destino en el futuro.
Esta novela cumple diez años de su primera edición. El texto ve la luz en 2010 a través de Libros del Náufrago, una editorial pequeña que cierra tiempo después. Algunos fragmentos se reeditan en el año 2012 en una colección del Plan Nacional de Lectura llamada Leer, conocer, crecer a los efectos de conmemorar treinta años de la Guerra de Malvinas.
En 2016 Comunicarte, editorial cordobesa, vuelve a ponerla en el mercado. La historia de Mavi es también la de su familia, la de un pueblo pequeño del interior y la de todo un país sacudido por una guerra en plena dictadura militar.
“Un hueco”, de Yael Frankel,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
Calibroscopio, 2018, 32 páginas
En este libro-álbum de editorial Calibroscopio Yael Frankel nos propone que exploremos nuestros huecos, esos vacíos que forman parte de nosotros, que deja alguien o algo que ya no está más.
En el inicio del texto leemos “Se fue/ y en su partida/ se llevó algo mío” (p. 4). Estos primeros versos sugieren muchas preguntas: ¿quién o qué se fue?, ¿qué se llevó?, ¿a dónde fue?, ¿por qué no te fuiste también?, entre otras que podríamos formular. Sin embargo, la propuesta de Frankel es apelar a la elipsis propia del discurso poético, sugerir y aludir sin dar demasiadas respuestas.
El inicio es desolador porque presenta un hueco que no puede llenarse con nada ni nadie. Sin embargo, a medida que avanza el “relato” ese espacio se resignifica, demostrando el poderoso accionar del tiempo. De esta forma, el hueco del personaje que vemos en la ilustración pasa a ser un refugio, un lugar conocido, donde también hay espacio para el abrigo y el recuerdo.
Por otra parte, visualmente el libro construye una serie de collages emulando papeles de diferentes texturas, superpuestos, en una gama de colores entre los tonos de beige, marrón y naranja. Los colores tierra, sin estridencias, aportan una calma visual que se teje con una tipografía muy sencilla, mediante la cual en cada página se disponen breves versos. El hueco del título aparece en todas las ilustraciones, a veces como un vacío blanco y, otras, con diferentes elementos en su interior, dialogando con el texto.
En el libro se construye un relato donde se apuesta por abrazar aquellas partes de nosotros que tienen huecos, ya que donde habita el dolor también puede hacerlo una caricia, una foto, una mirada y el amor, que nunca se pierde, sino que se transforma.
(*) Integrante de la ong Jitanjáfora.