Escritos de guerra, de varios autores, Alfaguara, Serie Juvenil, Buenos Aires, 2001.
por Rocío Malacarne
“Les tocó en suerte una época extraña” (Jorge Luis Borges, “Juan López y John Ward”)
Propuestas de lectura fragmentarias, como las que muchas veces realizan los manuales escolares, no suelen ser muy enriquecedoras o, al menos, es un tema de discusión entre especialistas en enseñanza de literatura. Pero “Escritos de guerra” presenta un itinerario temático que resulta sugerente desde varios aspectos. Primero, desde los criterios de selección (de la mano de Fabiana Sordi), que incluyen numerosos y variados autores: Juan Bautista Alberdi, Guillaume Apollinaire, Ambrose Bierce, Jorge Luis Borges, Bertolt Brecht, Edward Cummings, Charles Darwin, Marguerite Duras, Paul Eluard, Ana Frank, Sigmund Freud, Federico García Lorca, León Gieco, Juan Goytisolo, Raúl González Tuñón, Ernest Hemingway, José Hernández, Thomas Hobbes, Homero, John Locke, Guy de Maupassant, Pablo Neruda, Héctor Oesterheld, Arturo Pérez Reverte, Inca Garcilaso de la Vega, George Wells y Harold Williamson. Por más que la lista resulte extensa, es necesario mencionar a cada uno ya que pertenecen a disciplinas, historias de vida y épocas diversas: ciencia, psicología, literatura, historia, pintura, filosofía, entre otras. Luego y en relación con lo anterior, por la variedad textual: poesías, cartas, diarios, fragmentos de novelas, ensayos, crónicas, etc.
Así, desde la multiplicidad reunida desde el tema “guerra”, se traza un recorrido para el lector (Alfaguara lo incluye en su colección juvenil) que atraviesa los desafíos del desconcierto. Antes de la antología se incluyen palabras para los lectores: “Este libro tiene muchos autores, pero no está completo. Cada uno de los lectores tendrá la posibilidad de completarlo, de reconstruir sus fragmentos, de responder sus preguntas, de sugerir otras, de escribirlo y garabatearlo, de ejercer la libertad y el derecho de tomarlo como propio”. El lugar protagónico de quien, como quien reconstruye historias bélicas, se ve claramente al final de la edición, en unas hojas en blanco para realizar notas, como un cronista, tal vez.
Leer Escritos de guerra estremece y desafía al lector juvenil y adulto que deben buscar piezas, rearmarlas y, a partir de ellas, repensar la Historia y al hombre, como bien sabe hacerlo la literatura.
(*): Integrante de la ONG Jitanjáfora