El violento robo ocurrió en noviembre del año pasado y por el hecho fue condenado Víctor Escott a 6 años y 6 meses de prisión. Además, el Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 lo consideró reincidente, ya que al momento del asalto estaba con el beneficio de libertad asistida.
En noviembre de 2019 se registró un violento robo en una casa del barrio López de Gomara: dos delincuentes ingresaron al lugar y atacaron a una mujer, la golpearon con la culata de una pistola y le dijeron que si no entregaba dinero le iban a prender fuego viva a una de sus hijas. Uno de los asaltantes, Víctor Escott, fue detenido mientras huía y en un juicio abreviado el Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 lo condenó a 6 años y 6 meses de prisión.
El juez Juan Manuel Sueyro, al momento de fijar la condena, tuvo en cuenta el grado de violencia del robo y consideró a Escott como “reincidente” ya que en octubre de 2014 había sido condenado a 10 años de prisión por el Tribunal Oral N° 1 y en agosto de 2019 había sido beneficiado con libertad asistida. Es decir que a los tres meses de haber recuperado la libertad fue detenido por haber participado en un asalto.
Para Sueyro, ese grado de violencia desplegado en el robo “excedió el contemplado por la figura básica del robo” y destacó también la mayor vulnerabilidad de las víctimas, que fueron una mujer y sus dos hijas menores. El juez descartó que el robo hubiese sido “azaroso”. “La precisión en sus demandas lleva a pensar en un conocimiento de las víctimas y el extremo grado de violencia, de principio a fin del hecho delictivo, lleva a descartar cualquier sorpresa por quienes resultaban ser sus víctimas”, remarcó.
El robo ocurrió el 25 de noviembre de 2019 a las 16 en una casa de Florisbelo Acosta al 7000. De esa situación a Claudia M. le quedó grabado el terror que sufrió junto a sus hijas y la amenaza de los delincuentes que, mientras la golpeaban con la culata de una pistola le dijeron que si no entregaba el dinero agarrarían a la menor de las nenas para patearla y prenderla fuego viva.
Los delincuentes, uno de ellos Escott, tomaron dos televisores, una tablet, dos celulares una Play Station, cuatro relojes, otros elementos de valor y huyeron del lugar. La escena del robo fue desoladora: Claudia M. golpeada, abrazando a sus hijas que lloraban, en el medio de una casa revuelta y destrozada por unos delincuentes que acaban de irse.
Un llamado al 911 alerto a la policía de la situación y un patrullero vio en Juan A. Peña y Millán a dos hombres que corrían con dos televisores y una valija. Al notar la presencia policial, los sospechosos tiraron los objetos al suelo e intentaron escapar por los patios de las casas de la zona. Escott fue descubierto por el perro de una casa, que comenzó a ladrar, instintivamente el hombre le apuntó con su pistola al animal, y al dueño, que lo miraba absorto. Esos ladridos alertaron a la policía, que ingresó al lugar y pudo detenerlo, sin encontrar en su poder un arma de fuego.
Por otra parte, el otro delincuente alcanzó a huir y al día de hoy no fue identificado.
Escott, atrapado y reconocido por las víctimas, reconoció el robo, pero negó haber utilizado un arma de fuego y las amenazas vertidas a la víctima. Sin embargo, tanto el fiscal como el juez desestimaron la segunda parte de la confesión del imputado y valoraron las manifestaciones de la víctima, que aseguró haber sido golpeada con una pistola, y la del vecino que dijo que le apuntó con el arma para que guardara silencio.
Escott fue condenado por “robo doblemente agravado, por la utilización de arma de fuego y por la utilización de arma en sentido impropio” y recibió una pena de 6 años y 6 meses de prisión. Como se encuentra detenido desde el 25 de noviembre de 2019, la pena vencerá el 24 de mayo de 2026.