Fue tras el reclamo que protagonizaron los empleados de un local del puerto que, tras un mes de funcionamiento, cerró sus puertas sin previo aviso.
Perla Negra, un restaurante del centro comercial del Puerto, cerró ayer sus puertas de manera definitiva. Luego de dos días de toma por falta de pago, y más de treinta de trabajo en negro, los empleados del lugar lograron llegar a un acuerdo salarial y un reconocimiento por quedarse sin trabajo a mitad de temporada. La situación deja en evidencia un inconveniente que suele generarse en la ciudad durante el verano: los empresarios que invierten y se van.
“Nosotros nos enteramos de la situación de este lugar cuando en una de las habituales inspecciones detectamos que había 11 personas trabajando en negro”, señaló a LA CAPITAL Nancy Todoroff, secretaria adjunta del gremio que nuclea a los trabajadores del rubro.
“Al día siguiente volvimos para hablar con los trabajadores y ahí nos indicaron que estaban sin cobrar los haberes. Muchos de ellos desde el 14 de noviembre, ya que estaban trabajando en arreglos de silla y del lugar, que abrió oficialmente el 31 de diciembre”, agregó.
Según explicó la dirigente, uno de los dueños de Buenos Aires sólo estuvo presente en la inauguración de fin de año, dejando a los trabajadores durante el mes de enero sin otra autoridad que la de una encargada del lugar y algunas comunicaciones telefónicas.
“Con las cajas que hacían compraban la mercadería y si alguna noche les iba bien les alcanzaba para algún vale para los empleados”, destacó Todoroff.
Sin embargo, y según señalaron los empleados del lugar, el dueño se comprometió a viajar a mitad de enero para pagar los sueldos adeudados. Finalmente la fecha se postergó al jueves 1 de febrero por la mañana, que ante la ausencia del hombre los empleados procedieron a la toma del lugar.
“Este jueves se comunicó un abogado que acordó con los trabajadores el pago del salario y un reconocimiento a cobrar el 15 de febrero por el cierre a mitad de temporada”, señaló la responsable del gremio de Gastronómicos, quien también aseguró que los sueldos se consiguieron por el “escrache” y el perjuicio que la protesta estaba generando en los locales aledaños.
Lo cierto es que situaciones como las vividas en el restaurante del puerto suelen ser moneda corriente en el verano marplatense. Al menos así lo reconoció Todoroff quien coloca como ejemplo lo vivido el año pasado y lo califica como “desastroso”.
“Como esta situación tan inexplicable, como es el inaugurar un restaurante el 31 de diciembre y que el dueño no esté en todo enero, que es el mes más fuerte, nunca ocurrió, pero sí es común que a partir de febrero empecemos a tener muchos reclamos y bajas, o mismo que los empleados se presenten a trabajar y el local haya cerrado las puertas”, señaló.
Según indicó desde el gremio están a la espera de lo que ocurra este verano, pero están esperanzados que los índices sean mejores de los registrados el año pasado. “Lo vivido la temporada pasada para esta fecha fue desastroso”, apuntó.
Y sugirió abordar el tema desde el ámbito del Concejo Deliberante. “Lo hablamos mucho con Mercedes (Morro, concejal por 1País) sobre la posibilidad de tratar de elaborar alguna herramienta para que el empresario que venga a invertir y a poner cualquier tipo de establecimiento tenga que garantizar la seguridad de los empleados o se comprometa a no irse y que sucedan estas cosas”, concluyó.