Junto a Dolores Reyes se presenta este jueves en el museo MAR, en el ciclo Verano Cultural del Banco Provincia. Fueron invitadas para abordar el eje "territorio, cuerpo y violencia".
“Una de las bellezas de la conversación es la deriva, lo no previsto que producen el encuentro y el diálogo”, reflexionó la periodista y escritora Gabriela Cabezón Cámara sobre el encuentro del que participará este jueves 20 junto a su colega Dolores Reyes en Mar del Plata.
Las referentes fueron invitadas al ciclo “Verano Cultural del Banco Provincia en el MAR”, en el que distintos autores bonaerenses reflexionan sobre un concepto disparador para reflexionar sobre los rasgos que hacen a “la identidad bonaerense” y los modos en que la literatura argentina, ha representado dichas características.
En este caso, las autoras harán referencia a “territorio, cuerpo y violencia”, un tema sobre el que Cabezón Cámara reconoció en diálogo con LA CAPITAL que “va a ser inevitable hablar de la exploración y la explotación petroleras y los altísimos riesgos que trae aparejados, en principio, dañar y matar aun más a la fauna: la exploración funciona mediante explosiones de un fuertísimo impacto. Puede reventar los tímpanos de los animales, puede desorientarlos y matarlos”.
Además ejemplificó con los sucedido en 2010 en el Golfo de México, en una plataforma frente a la costa de Texas, Estados Unidos. “Déjenme resaltar el país: Estados Unidos, uno de los más poderosos del mundo, no pudo evitar la explosión en sus costas. Murieron 11 trabajadores, centenares de miles de animales marinos, se perjudicó la belleza, la pesca y el turismo: las economías costeras desde Lousiana hasta Florida. EEUU sancionó a la empresa y la obligó a desembolsar 42.000 millones de dólares en un fondo fiduciario. Pero los ecosistemas no resucitan con billetes. Y en países como Cuba y México, que también recibieron el impacto, sus pescadores, por ejemplo, jamás fueron indemnizados”, enumeró.
“Estuve en el Golfo de México en septiembre del año pasado: todavía casi nada vive en sus aguas. ¿Cómo podría alguien garantizar que lo que pasó en la costa de un país poderosísimo como EEUU no va a pasar en la costa de un país pobre como el nuestro? ¿De qué manera un Estado como el argentino que no pudo, o no quiso o no supo, evitar el desmonte de los bosques nativos -se desmontaron 3.500.000 hectáreas desde la sanción de la Ley de Bosques que lo prohíbe en 2009- va a controlar empresas tan poderosas como las petroleras?”, se preguntó.
Por otra parte, también cuestionó la defensa de estas actividades extractivistas como mecanismos para “acabar con la pobreza”. En ese sentido aseveró que “están equivocados: lo mismo se nos dijo cuando se introdujo en 1996 la soja transgénica. No hay más que ver la curva de la pobreza en el país desde entonces: con breves zigzagueos, no hizo más que crecer. Hasta llegar a los números lacerantes de hoy”.
– Se relacionan las luchas feministas con las relacionadas con el ambiente ¿Cómo, por qué?
– Las luchas feministas se relacionan con todo lo que tenga que ver con cuerpo y territorio: las primeras afectadas por la contaminación son las mujeres. La contaminación y sus consecuencias, el cambio climático, encarecen los alimentos. ¿Y quién suele ser la primera que se queda sin comer para alimentar a sus hijos? ¿Y quiénes nacen enfermos? ¿Y quiénes se encargan de los cuidados de los niños y los enfermos en una abrumadora mayoría?
– Estos temas han quedado plasmados en tu producción literaria. ¿Sentís que es tu responsabilidad como escritora? ¿Es tu forma de ponerle el cuerpo a las luchas por los derechos en los que creés?
– No considero que, como escritora, tenga más responsabilidad que la de escribir lo mejor que pueda con todo mi cuerpo y mi alma en juego. Pero como ciudadana me caben las mismas responsabilidades que a todo el mundo.