El ganador de un Oscar de la Academia de Hollywood eligió Mar del Plata para su nuevo filme, que protagonizan Guillermo Francella y Carla Peterson. Este sábado se lo presentó oficialmente: en el Hermitage Hotel se realizó la conferencia de prensa y, más tarde, se llevó a cabo la proyección en el complejo de cines del Paseo Aldrey. Armando Bo habla del barrio Los Troncos, del color rojo y del choque generacional que plantea su segunda película como director.
“No hay otra manera de trabajar o de hacer cine que no sea sufriendo y sangrando, por lo menos a mi me sale de esa manera”. Armando Bo, hijo de actor, nieto de un cineasta de culto, ganador de un Oscar de Hollywood por su trabajo en la escritura del guión de “Birdman”, relató este sábado en Mar del Plata la experiencia sufriente de supone para él el estar detrás de cámara o al momento de dar forma a un guión.
Nada de relax, poco de disfrute. El cineaste de 39 años habla de concentración y de “tener el cuchillo entre los dientes” para exprimir cada fotograma. “Cuando filmás estás jugándote la película en cada escena, en cada minuto podés estar perdiendo la oportunidad de tener agarrado al espectador y eso genera mucha tensión, por lo menos en mi”, se sinceró antes de la conferencia de prensa en la que presentó “Animal”, película cuyo avant premiere se realizó en el complejo de cines del Paseo Aldrey.
El lanzamiento en Mar del Plata de su último filme no fue fortuito. La historia de protagonizan Guillermo Francella y Carla Peterson transcurre en esta ciudad: sitios emblemáticos son parte de la narración, que pone el foco en Antonio Decoud, un gerente de un frigorífico que, de manera imprevista, necesita un trasplante de riñón para seguir viviendo. Entre la desesperación y el humor negro, entre la angustia y el egoísmo que se desata a su alrededor, Antonio, personaje que lleva adelante un Francella ajustadísimo en su rol, se verá obligado a hacer lo que jamás pensó.
“La película nació de un recorte de un diario en el que una persona ofrecía parte de su cuerpo a cambio de una casa -contó a LA CAPITAL-. Me pareció fascinante como metáfora del nivel al que llegamos, el valor que puede tener una parte de tu cuerpo y el valor que puede tener una casa para alguien que no la puede conseguir”.
Aunque el filme parece criticar el egoísmo que mueve a la clase media, más preocupada por mantener sus ahorros que por salvar una vida, el cineasta aclaró que la película “no intenta ser una crítica social, para nada”.
Lo que se muestra, a su juicio, es un choque generacional entre un ya maduro Antonio Decoud y la pareja de jóvenes marginales que están involucrados en la trama clandestina de venta de órganos. “No es una película de ricos contra pobres, o de pobres contra ricos, o de gente pudiente contra gente no pudiente, sino del egoísmo del ser humano y de que exista un mundo donde todo está a la venta, todo tiene un precio y cómo aflora en cada persona más el valor de lo material, todo está mezclado en la película y en el guión, llevado al extremo”, dijo.
-¿Considerás que el egoísmo atraviesa a todas las clases sociales?
-En la película se retrata que cualquier persona en una situación de tensión termina eligiéndose a él mismo y eso está llevado un poco al extremo. No es que todo sea así pero sin duda hay una priorización sobre lo material y nosotros estamos jugando con eso. Hay algo de fábula en este relato, hay algo en las actuaciones, en la estética, en el guión. Hay un manto de ironía que cubre la película, hay gente que la ve y gente que solo ve un thriller con tensión y funciona de las dos maneras.
-El personaje de Antonio dice “hice todo bien, siempre cumplí las reglas”, sin embargo le va mal. ¿Hay un replanteo al hecho de cumplir las reglas a rajatabla?
-Sin dudas es una película de un tipo que en la transición de salvar su vida aprende a vivir y que cambia. Es un tipo que en el final de la película está empezando a buscar una nueva vida. El tipo cree que hizo todo bien pero claramente se da cuenta de que si sigue haciendo lo que hace se puede llegar a morir. Y se siente solo y siente que el mundo es egoísta, porque ¿quién dijo que las reglas tienen que ser así? El tiene que ir en contra de todos los preconceptos, incluso de su familia, para poder cambiar.
-¿Por qué elegiste Mar del Plata para ambientar “Animal”?
-Mar del Plata tiene un montón de condimentos especiales, tiene la arquitectura y el diseño de este tipo de ciudades que tuvo su glamour en los ’30 y ’40 y que paralelamente se convirtió en la ciudad más popular de la Argentina y en la que la gente viene a conocer el mar. Se genera esta mezcla de sensaciones fascinantes. Después también está la conexión con el mar. El mar en la película es un elemento bastante importante y la fotografía, la luz es un elemento muy interesante y también me atrajo mucho el barrio Los Troncos. Visualmente y estéticamente me pareció fascinante y también está el hecho de contar algo diferente. Mar del Plata no está tan filmada como debería estarlo. Además, algo clave es que es una Mar del Plata fuera de temporada.
-¿Qué simboliza la casa en la historia?
-No es la casa sino ésa casa (en la que transcurre la película). Fue uno de los elementos que me trajo a Mar del Plata, es una casa roja y en la película el color rojo es como un leit motiv y el haber encontrado una casa en una esquina y encima que fuera roja en Los Troncos… tenía que ser ésa casa y por algo está ahí. Son esas cosas a veces mágicas que pasan en las películas y uno tiene que estar atento a los mensajes. La casa significa sin duda esta cosa material, sin duda el sueño de la casa propia, en un punto está puesto en el medio para jugar con el choque generacional. A muchas generaciones les enseñaron que tienen que ahorrar y ahorrar y trabajar toda su vida para comprar una casa y cómo las generaciones más jóvenes están acostumbradas a tener todo ya, sin pensar en el futuro ni en el ahorro y ese choque generacional es por ésta casa.
-Planteás una analogía entre el trabajo del personaje tiene en el frigorífico, con las vacas colgadas, y la necesidad de obtener un órgano.
-Más que una analogía es una ironía, para mi eso es humor. Es un paralelismo de humor, es una película que tiene mucha tensión, mucho drama. A veces esas cosas no se llegan a analizar, pero un tipo que necesita un riñón y que trabaja en un frigorífico para mi es gracioso o que un tipo que resuelve su problema del riñon en una clínica de cirugía estética también es gracioso. Tampoco quiero estar explicando cosas que están ahí. Hay gente que las quiere ver y gente que no.
-Incluso la sangre funciona en ese mismo sentido.
-Sí, el color rojo, la sangre, la casa roja, el auto de los chicos (es de color rojo), está llevado al extremo en todo lo que podamos, el poster es rojo y mi suéter, un poco estamos unificando por ese lado una manera de contar esta historia que, de vuelta, funciona como thriller pero para mi internamente, “Animal” es una comedia negra y bueno… hay gente que puede creer que estoy loco y está todo bien.