El público podrá cambiar una entrada por útiles escolares, que serán para los chicos de Villa Lourdes. La directora Silvia Di Scala cuenta cómo fue dirigir al galán de las telenovelas, Jorge Martínez. Y hace un balance de la temporada.
“El arte tiene que servir”, asegura Silvia Di Scala, directora de la obra “Las mujeres de Barranco“, una versión del clásico del teatro argentino escrito por Gregorio de Laferrere. Convencida de la función social del teatro, la directora decidió cerrar la temporada con una función solidaria que se realizará mañana 27 a las 20.30 en el Teatro Colón.
“Cambiaremos una entrada para la obra por útiles escolares, sólo se pagarán los veinte pesos de seguro de sala -contó-. Queremos juntar muchos útiles para los chicos de Villa Lourdes, en el Puerto”.
La novedad de la obra es que el elenco de actores y actrices de Mar del Plata recibió a Jorge Martínez, el famoso galán de las telenovelas, quien se sumó a la historia reversionada por Di Scala. Por eso es que la función de mañana será la oportunidad, además, de que el Concejo Deliberante lo declare Visitante Notable. “Un mimo que creemos que se merece este artista por ser quien es y compartir esta temporada con un grupo de colegas de esta ciudad”, entendió Di Scala.
La historia es la de una familia argentina, ambientada en 1930. “María, que quedó viuda, y sus tres hijas. Su esposo, el capitán Barranco, la dejó en bancarrota, sólo con una pensión. Nadie sabe trabajar en esa casa, ni piensan hacerlo, pero quieren mantener el status -cuenta-. Por eso María utiliza a Carmen, su hija menor y la más bonita, para sacar rédito a través de pretendientes y así mantener ese imperio que se derrumba. El tío Jorge Barranco llega a salvar a sus sobrinas y a poner las cosas en su lugar”.
Además de Martínez y de Di Scala, el elenco está formado por Leticia Rodríguez, Victoria Brigante, Belén Pedernera, Vanesa Garófalo, Marcelo Altable, Santiago Rodríguez, Claudio Figueroa, en la técnica Laura Grégori y Ayelén González, asistente Valentín Giúdice, y la producción es de Fabián Carlos y de El Arca.
– ¿Qué balance hacés de la temporada?
– Generalmente soy muy positiva, cuando hago balances priorizo mi corazón, y mi corazón dice que fue todo un éxito. Pero saliendo un poco de mi sentir, también lo dijo el público presente en todos mis espectáculos, que fueron siete en total. Creo que para una teatrista independiente es un poco mucho.
– ¿Cómo fue la mixtura con Jorge Martínez, cómo se dio el encuentro?
– El encuentro con Jorge lo originó Fabián Carlos, con quien compartimos la producción. Lo fue a buscar a Buenos Aires, le mostró la propuesta artística y económica, Jorge pidió tiempo para leer la obra completa. Luego aceptó confiando plenamente en dos extraños… Viajé a conocerlo, habían pasado apenas unos días, y me recibió con libreto en mano y la mayoría del texto de memoria. Quedé sorprendida por su profesionalidad y al pasar algunos días de encuentros, quedé sorprendida por su don de gente. Trabajamos mucho para llegar en condiciones. Descubrimos un gran ser, generoso, talentoso. En camarines decíamos “Tenemos a Messi”, es que mete gol tras gol, pero también te prepara la jugada y te deja la pelota servida para que el gol lo hagas vos.
– El original es un texto clásico del teatro argentino, en esta reversión ¿qué elementos tuvieron en cuenta para llevarlo a escena?
– Un clásico como Laferrere contiene todo para brillar en cualquier época. Me seduce su atemporalidad, por eso versioné otra obra en esta temporada, Locos de verano, y quizás no pare hasta completar toda su obra.
– ¿La aggiornaste?
– La aggiorné inclinándola hacia la comedia, creo que un drama también se puede suavizar con un poco de humor. La adaptación es mía, y es la segunda que hago sobre la misma obra. En este caso, con la llegada de Martínez cambió uno de los personajes, la tía Rosario, en esta nueva versión es el tío Jorge, un personaje muy divertido, su talento en la comedia es maravilloso, así como se destaca en momentos dramáticos, que también los tiene. Lo consulté con él, me pareció muy divertido usar su nombre. Nadie lo podría olvidar.
– ¿Presenta alguna novedad en torno a la puesta en escena?
– Quizás la novedad está en que contamos este dramón con mucho más humor, mi personaje Jesusa, la cocinera, que llena todo de alegría y es un poco atrevida, junto a los pretendientes y el tío Jorge, son los elementos de humor y grotesco que refrescan esta historia.