Un joven de 26 años se negó a ser atendido en el HIGA, a donde había concurrido por sus propios medios, porque los policías comenzaron a preguntarle sobre el disparo que había recibido en la espalda.
Un hombre de 26 años recibió en la noche del miércoles un disparo en la espalda y cuando la policía quiso averiguar en el Hospital Interzonal que le había sucedido se escapó antes de recibir atención.
Sin embargo, el herido regresó un par de horas más tarde al nosocomio para que le extrajeran la bala que tenía alojada en su cuerpo.
De acuerdo a datos proporcionados por fuentes extraoficiales, pasadas las 20 del miércoles un joven de 26 años ingresó a la guardia del Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA) con una herida de arma de fuego en la espalda. Debido a que estaba lúcido y su estado no parecía revestir gravedad los médicos lo prepararon sin demasiada urgencia, tiempo que fue aprovechado por personal policial del Destacamento para hacerle las preguntas de rigor.
El herido refirió que había tenido una discusión familiar y que quien le había disparado había sido su propio cuñado. Este dato fue considerado de importancia por los policías, quienes quisieron tener más precisiones. En ese momento, el joven comenzó a alterarse y a decir que no quería hablar más, y se negó a identificar a su vecino.
Segundos más tarde Carlos Pezzo (26) le pidió al vecino que lo había llevado que hiciera lo inverso: que lo regresara a su casa. Por su propia voluntad se retiró sin llegar a recibir atención.
Dos horas más tarde, superado por el dolor y la incomodidad de tener una bala incrustada en su cuerpo, Pezzo retornó al HIGA, donde los médicos le realizaron una cirugía exploratoria para extraerle el proyectil.
Sobre el ataque que sufrió no se conocieron más detalles, aunque ahora está abocado a la investigación el fiscal Leandro Arévalo y la comisaría decimosexta a cargo del comisario Cristian Fontana.