Europa pasará de haber tenido 60 de 115 cardenales en 2013 a 53 de los 132 que a partir de ahora podrían votar si se convoca un cónclave para elegir al Papa número 267 de la Iglesia.
El papa Francisco creó 19 nuevos cardenales, incluidos cuatro latinoamericanos, en un acto con el que reforzó la presencia de los países de las denominadas “periferias” en el Colegio Cardenalicio que deberá eventualmente elegir a su sucesor.
“Un Cardenal ama a la Iglesia, siempre con el mismo fuego espiritual, ya sea tratando las grandes cuestiones, como ocupándose de las más pequeñas”, les dijo el Pontífice a los nuevos cardenales durante la ceremonia que encabezó en la Basílica de San Pedro.
Con los nuevos 19 purpurados, junto a otro que debía ser creado y no pudo participar de la ceremonia, el Colegio Cardenalicio se compone ahora de 206 miembros, de los que 132 tienen al día de hoy menos de 80 años y por ende derecho a voto en un eventual cónclave, como se conoce al evento de elección de un nuevo pontífice por muerte o renuncia. A partir de hoy, los cardenales con derecho a voto representan a 69 países de los cinco continentes.
“Pienso, por ejemplo, en el Cardenal Casaroli, quien destacó por su perspectiva abierta para apoyar, con un diálogo sabio, los nuevos horizontes de Europa después de la Guerra Fría. ¡Y Dios no quiera que la miopía del ser humano cierre de nuevo aquellos horizontes que Él abrió!”, les recomendó luego, al referirse al italiano Agostino Casaroli, uno de los purpurados que mayor peso tuvo en la historia de la diplomacia vaticana.
Así, los llamó a ocuparse de “la alta diplomacia y los pequeños temas pastorales”, según les dijo.
Si bien el Papa debía crear 20 cardenales, el ghanés Richard Kuuia Baawobr, obispo de Wa, sufrió un problema cardíaco al llegar a Roma que derivó en una operación y no pudo participar de la ceremonia, informó el Papa.
De los 19 nuevos purpurados creados, cuatro provienen de América Latina: monseñor Leonardo Ulrich Steiner, arzobispo metropolitano de Manaos; monseñor Paulo Cezar Costa, arzobispo metropolitano de Brasilia; monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal, arzobispo emérito de Cartagena de Indias, en Colombia; y monseñor Adalberto Martínez Flores, arzobispo metropolitano de Asunción, el primer purpurado de la historia de Paraguay.
Las nuevas creaciones cardenalicias de Francisco refuerzan el peso de América y Asia dentro de los cardenales que estarán llamados a participar de un eventual cónclave: mientras que en 2013, cuando fue elegido Jorge Bergoglio, Asia y América sumaban 44 de los 115 electores, a partir de ahora los dos continentes tendrán 59 de los 132 con derecho a voto.
Al mismo tiempo, Europa pasará de haber tenido 60 de 115 cardenales en 2013 a 53 de los 132 que a partir de ahora podrían votar si se convoca un cónclave para elegir al Papa número 267 de la Iglesia.
En ese marco, según datos oficiales, en los últimos 100 años los cardenales electores provenientes de Italia y el resto de Europa pasaron de ser en el 90% del total que representaban en 1920 a apenas por arriba del 40%.
La preferencia del Papa por las periferias se ve también en que a lo largo de su pontificado el 48% de los purpurados que creó fueron el primer purpurado histórico de su diócesis, frente al 22% de Juan Pablo II y el 11% de Benedicto XVI.
En particular, resaltan los casos de nuevos países que se agregan al Colegio Cardenalicio, como Mongolia, Timor del Este y Paraguay, frente a grandes ciudades europeas de larga tradición católica como París o Turín que no tienen un purpurado.
Argentina, por el momento, sigue representada por cuatro cardenales: dos con derecho a voto, Mario Poli y Leonardo Sandri, y dos mayores de 80 años, Luis Héctor Villalba y Estanislao Karlic.
Fue el octavo Consistorio convocado por el Papa desde su entronización en marzo de 2013, en los que creó 112 purpurados, 83 con derecho a voto por el momento.
En una ratificación de la prioridad del pontífice por las denominadas “periferias”, solo dos de los nuevos purpurados están al frente de diócesis en Europa, el arzobispo de Marsella (Francia) y el obispo de Como (Italia), mientras hay cinco que trabajan en las fronteras de Asia, incluido el italiano Giorgio Marengo, prefecto apostólico en Mongolia, que se convirtió en el más joven del Colegio con 48 años.
“Soy como el hermano menor dentro del Colegio. Mi designación es un gesto del Papa a las pequeñas comunidades católicas de Asia, que se han mantenido con el tiempo desde que la región fue cuna de las grandes religiones”, valoró Marengo.
Entre los nuevos purpurados están también el surcoreano Lazzaro You Heung sik, prefecto de la Congregación para el Clero; el estadounidense Robert Walter McElroy, obispo de San Diego; y los indios Filipe Neri António Sebastião di Rosário Ferrao y Anthony Poola.
Entre los nuevos purpurados, hay además dos obispos en África, y cinco en América.
Al anunciar en mayo los nuevos cardenales, el Papa había planteado los nombres de 21 nuevos purpurados, pero el obispo retirado de Gante, Luc Van Looy, de 80 años, rechazó recibir la birreta para no herir a las víctimas de abusos sexuales de la Iglesia, luego de que se hicieran públicas algunas críticas por su actuación como obispo.
Durante la “creación” cardenalicia, tal como se la conoce a nivel canónico, Francisco impuso el birrete rojo a los nuevos cardenales, les entregó el anillo y les asignó el Título o Diaconía luego de que los nuevos purpurados juraran fidelidad y obediencia al Papa y a sus sucesores “hasta el derramamiento de sangre”.
Tras la ceremonia en la Basílica, a la que asistieron unos 7.000 fieles según la Santa Sede, Francisco y los nuevos cardenales fueron a visitar al papa emérito Benedicto XVI, quien desde su renuncia en 2013 vive en el monasterio Matter Ecclesia dentro del Vaticano.
Tras haber recibido la bendición del alemán Joseph Ratzinger, de 95 años, los cardenales rezaron la oración del Salve Regina junto a Francisco y su antecesor, informó el Vaticano.
Mañana, y antes de encabezar lunes y martes una reunión extraordinaria con casi 200 purpurados de todo el mundo, el Papa visitará la ciudad italiana de L’Aquila, conocida por el terremoto que la golpeó en 2009 con casi 300 víctimas.
Además, en la basílica de la ciudad del centro italiano está la tumba de Celestino V, el primer Papa que presentó su dimisión, en 1294.