Presenta este sábado su séptimo disco solista: "Fotos, ratas y espías". El exintegrante de Los Súper Ratones se define como un músico "de la vieja escuela", habla del rock marplatense, del sonido que lo acompaña desde chico y del fin de la hegemonía del rock.
Queen tocó a quince cuadras de su casa. Era 1981. Con “doce o trece años”, Fernando Blanco pintó rejas todo el verano para poder pagarse la entrada al recital internacional que, extrañamente, llegaba a Mar del Plata. “Fue una locura”, recordó.
Con el entusiasmo intacto, siguió: “Ver ese show fue lo mejor que me pasó en la vida, tengo todavía grabado cómo sonaba la lista de temas. Salí de ahí y dije: ‘Esto es lo mejor que vi en el mundo, quiero hacer esto'”.
El impacto de los músicos ingleses le generó la necesidad de aprender un instrumento. Fue a clases de guitarra, aprendió “algunas zambas”. Pero quería rock, evocó en una entrevista con LA CAPITAL, en la que también contó cómo apareció su nuevo disco solista, “Fotos, ratas y espías” que presentará este sábado a las 21 en el escenario de Dickens (Diagonal Pueyrredon 3017).
Ver esta publicación en InstagramUna publicación compartida de Diario La Capital | MDP (@diariolacapitalmdp)
Lo que sigue es conocido: formó junto a sus amigos Los Súper Ratones, una banda “de rock playero” que logró, según su mirada, generar un público marplatense interesado en escucharlos. Vino cierta masividad para un grupo de rock local, el desembarco en Buenos Aires, el éxito en todo el país y luego su etapa solista, en la que atesora siete discos y, además, libros sobre música. En paralelo, sigue con Nube 9, agrupación que desarrolla el repertorio Beatle.
Artista polifácetico, Blanco articula una espontánea vocación docente con su faceta musical. Investigó sobre el movimiento de rock marplatense, sobre los orígenes del rock en el mundo y da cursos sobre el universo beatle.
Sobre Mar del Plata y su panorama musical diverso y agitado por variados géneros, opinó: “Hay unas bandas clásicas muy buenas y he visto y escuchado bandas nuevas de pibes que tocan muy bien, suenan muy bien y tienen una muy buena propuesta. La única crítica que haría, de viejo renegado que soy, es que me parece que siguen faltando buenas canciones, a riesgo de que alguien se enoje”.
“En el verano me agarró una locura por Bob Dylan, tuve una fiebre ‘dilaniana’ tremenda”
“Antes, vos trabajabas con una discográfica y te decían ‘no escucho que haya un buen corte para la radio’ y vos te tenías que exigir, tenías que componer un tema que diga algo, no solo un hit, también canciones que te dejen algo, canciones que te den ganas de escuchar. Cuando la gente te canta una canción, ahí tenés un hit, cuando la gente te mira o te escucha atenta y te dice que le pasa algo con una canción es porque tenés un buen tema. Porque la música es eso, si no ¿qué queda?”, agregó.
Con la marca del rock clásico, que es su sello, Blanco esgrimió en “Fotos, ratas y espías” un material crítico son el uso de la tecnología, con la hipocresía de las redes sociales y el control que ejercen esas mismas plataformas.
“En apariencia, pareciera que fotos, ratas y espías no tienen nada que ver, pero me puse a pensar. Cuando uno compone hay un gran componente inconsciente. Las fotos tienen que ver con estar mirando todo el tiempo la vida del otro y con publicar fotos que muestran cosas y ocultan otras. Espías es esa gente que está mirando todo el tiempo, espías acá, allá, y ratas que son lo peor de esa escuela, la gente que está ahí espiando como ratas…”
Formado en la sonoridad de autores como Elvis Presley y de grupos como The Beatles, The Beech Boys, The Mamas & the Papas y otros clásicos, Blanco sostuvo: “Tengo el sonido del rock clásico, siempre cuento que mis viejos se conocieron en un coro y yo crecí escuchando música coral. El primer grupo de rock que me volvió loco fue Queen y tiene sentido, es un grupo que te mataban con las voces…”, relacionó.
“Soy de la vieja escuela”
-Este nuevo disco es la sumatoria de tres EP y dos sencillos, que ya venimos escuchando desde el año pasado. ¿Cómo te llevás con esta nueva manera de difundir la música, en una suerte de breves dosis que van apareciendo?
-Trato de adaptarme. Es muy raro lo que pasa porque todo el mundo ahora me dice “no hay tiempo, la gente escucha rápido”. Estás con el teléfono y vas pasando (la música) entonces tenés que atrapar todo mucho más rápido. Te dicen “sacá de a un tema, sacá de a dos”. Y a mí me costaba, yo soy de la vieja escuela, del disco. Entonces se me ocurrió pasar a ese formato de EP de cuatro canciones, fui sacando a lo largo del año tres EP y dos simpless y después se me ocurrió unirlos a todos. Se me ocurrió que cada EP tuviera el nombre de una sola palabra.
-¿Seguís encontrando en el rock clásico el germen de lo que te motiva, es también una semilla para lo que viene en vos?
-Sí, todavía siempre tengo cosas para bucear. Es un mundo muy rico lo que pasó en esa época y me gusta mucho a mí también leer la historia de cómo se compusieron, cómo se grabaron las canciones, soy como muy investigador en eso. Me agarró, por ejemplo el año pasado una locura con Los Kings, que es una banda inglesa. Están los Beatles, los Rolling Stones y el bronce para los ingleses son Los Kings o The Who. Me agarró la locura y leí sobre la temática. El compositor Ray Davis que es el líder de Los Kings es un tipo que reflejó mucho la parte social. Y en el verano me agarró una locura por Bob Dylan, siempre me gustó pero me leí un libro que es disco por disco, tema por tema y encima apareció la película que fue maravillosa. Entonces tuve una fiebre “dilaniana” tremenda.
“El rock tuvo, creo yo, una hegemonía muy larga”
-¿Y te gusta profundizar? ¿vas al hueso?
-Sí, me gusta mucho investigar, leer libros posta, hay libros que investigan realmente. Este ejemplo de Bob Dylan te dice de dónde tomó una idea, cómo la grabó hasta tiene una cosa que dice para dilanólogos y te dice que en el minuto 47 se escuchó un ruido del micrófono que le pegó con la boca… por ejemplo. Esos detalles a mí me siguen fascinando. Igual, también me gusta ver cada tanto que hay en el panorama. Lo que pasa es que creo que en el último tiempo hubo un cambio bastante drástico y lógico porque el rock tuvo, creo yo una hegemonía, muy larga. No sé si hubo otro tipo de música popular que estuviera así como tan arriba tanto tiempo.
-Quizá la música clásica…
-Pero la música clásica pensa que bueno, sí, los tiempos eran más lentos, pero por ahí el clasicismo duraba 60 años también y después venía el romanticismo y después otros movimientos. Siempre iban cambiando pero ahora lo del rock fue milagroso, porque fueron como 60 años de hegemonía. El rock tiene una cosa que me parece interesante y es que absorbe todo como una especie de agujero negro.
-¿Una esponja?
-Una esponja que iba agarrando todo, incorporó todo eso creo que gracias a los Beatles que empezaron a incorporar elementos de música clásica, de música regional, de música hindú. Después vino Queen y tomó una cosa de la ópera, vino Led Zeppelin y tomó algo de la música marroquí y el rock entonces incorporaba y se fue abriendo y se fue abriendo y se fue haciendo el rock de Elvis Presley y el U2…
-Es que vino el pop también…
-Con el pop también, fue un movimiento muy rico pero llegó un momento que tenía que aparecer algo, porque cambió la tecnología, cambiaron muchas cosas. Hoy los chicos escuchan otro tipo de música, después de 3 o 4 generaciones que estuviéramos atadas a rock y es lógico.
-Cada generación tiene su sonoridad, ¿no?
-Sí, pero fijate que hubo 3 o 4 generaciones que estuvimos dentro del rock, de distintos estilos, distintas cosas pero siempre iba y venía. Si vos ves el rock de los años 50 fue el pionero, pero a fines de los 60 hubo un movimiento digamos de revival o sea reaparecieron aquellos viejos rockeros y todos empezaron a volver a las raíces. Después vino el rock más sinfónico, el punk y después del punk la new wave volvió también a tomar elementos de rockabilly entonces siempre se volvía. En los ’90 se hizo toda una revisión de los Beatles y el Britpop, siempre se volvía pero llegó un momento en que, bueno, apareció otra cosa porque los pibes ahora hacen música con computadoras, entonces tiene otra lógica la música.
-¿Qué es esa otra cosa, es la música urbana?
-El rap, que es un movimiento también de los ’90. Y ahí viene el tema: si yo lo asimilo. Ahí es donde mi generación se empieza a dividir. Tengo muchos amigos que me dicen ¿escucha a Trueno? No, la verdad que yo lo intenté pero no…
-¿No conectás?
-No conecto, es una buena palabra, no pude conectar. Lo entiendo, me parece genial que la nueva generación busque lo propio pero yo no puedo fingir, no me conecto. Y también entiendo que el rock sigue su camino y hay cosas que siguen apareciendo. Yo les recomiendo a todos mis amigos que escuchen un grupito, dos hermanos de California, que se llaman The Lemmon Twigs. Son pibes de 23, 24 años y hacen un rock maravilloso. Hay vueltas de tuerca todavía.