Fue múltiple campeón marplatense, provincial, nacional y sudamericano. Sus restos serán velados en el Concejo Deliberante de Necochea.
Hugo Reynaldo Ibarguren, el primer campeón mundial de patín que tuvo el país, falleció este martes en Mar del Plata a los 77 años de edad.
Nacido el 25 de enero de 1941 en Necochea, Ibarguren –marplatense por adopción– fue una leyenda dentro del patín carrera.
De pequeño, con apenas 8 años, se animó a escribirle una carta al por entonces presidente Juan Domingo Perón pidiéndole un par de patines nuevos para practicar el deporte que más lo apasionaba. Así fue como pocos días después recibió una carta firmada por Perón con los patines. En la misiva el presidente lo alentaba a seguir la práctica del deporte.
Ibarguren se radicó junto a su familia en Mar del Plata y aquí se convirtió en campeón argentino en infantiles, por entonces corriendo en representación del Club General Mitre, el que fue su club de toda la vida en esta ciudad.
Fue múltiple campeón marplatense, provincial, nacional y sudamericano hasta que llegó al título mundial en 1965 en la ciudad belga de Wetteren.
Fue el 4 de julio de ese 1965 el día en que Ibarguren se convirtió en el primer patinador americano que le arrebataba un títulos a los europeos, al imponerse en los 10 mil metros; siendo además subcampeón mundial en los 1.000 metros.
De allí que el 4 de julio de cada año se celebra el Día del Patín Argentino.
Ya retirado de la práctica activa, se dedicó a formar y entrenar a patinadores en Mar del Plata. Fue dirigente del Club Atlético Quilmes y de la Confederación Aregentina de Patín Carrera.
Era un patinador versátil, capaz de destacarse tanto en las pruebas de velocidad como en las de fondo o semifondo.
Ibarguren también se animó al hockey sobre patines (jugó en Deportivo Español de Capital Federal y Kimberley), al patín artístico y a la acrobacia en patinas.
Sus restos serán velados a partir de las 17 en el Concejo Deliberante de Necochea.