Fue un destacado basquetbolista de la ciudad, que llegó a ser campeón provincial y campeón argentino, además de haber estado a cargo del Súper Domo y del Polideportivo "Islas Malvinas".
El básquetbol marplatense vive horas de profunda tristeza al conocerse el fallecimiento de Alberto Alejandro “Flaco” García Abalo, ocurrido en la madrugada del martes.
Desde muy joven se sumó a los planteles del Centro Juventud Católica de Nueva Pompeya. Y desde allí, por su calidad, se proyectó al seleccionado marplatense, al que representó en torneos regionales y provinciales.
Tan destacada era su producción, con una altura poco frecuente para la época (muy pocos jugadores llegaban a los 2,00 metros de estatura), una gran personalidad y lectura de juego, que fue elegido como refuerzo por la poderosa Bahía Blanca en sus años de mayor esplendor.
Así, en noviembre de 1964 jugó el 24° Torneo Provincial de Mayores en Olavarría, en el club Racing. Con la base de Bahía Blanca, el equipo Regional Cruz del Sur se coronó campeón invicto. Compartió equipo con Alberto Cabrera, Osvaldo Goizueta, Atilio Fruet y José De Lizaso, entre otras glorias.
Además, en marzo de 1966, integró el plantel de provincia de Buenos Aires que, con la base de Bahía Blanca, se coronó campeón argentino en Jujuy, también como parte de un equipo fantástico, dirigido por los recordados Rubén “Coco” Ferrandi y Miguel Angel “Bala” Ripullone.
Ya retirado de la actividad, era un asiduo concurrente y puntal de las reuniones de Juventud Católica y de la Peña “Carlos Bartolomé Muriel”, que reúne a jugadores, directivos, simpatizantes y vecinos del barrio de la Parroquia.
Arquitecto de profesión, fue el encargado de dirigir al estadio Súper Domo, en la emblemática esquina de Juan B. Justo y Edison, y luego de seguir de cerca el paso a paso de la construcción del Polideportivo Panamericano, para los Juegos de 1995, fue designado jefe de escenario del mayor escenario cubierto de la ciudad. Asimismo, fue integrante del Copan 95, el comité organizador de la cita continental que se realizó en Mar del Plata.
Se fue un pedazo grande de la historia del básquetbol de la ciudad. Sus restos fueron inhumados en el Cementerio Jardín Privado Colinas de Paz, donde recibieron cristiana sepultura.