Es un proyecto de investigadores locales. Buscan ampliarlo para ganar volumen y aportar a la economía circular.
En la ciudad pionera de la cerveza artesanal, un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Mar del Plata-Conicet desarrollaron un proyecto para “aprovechar el valor agregado de los subproductos de la industria cervecera artesanal” valorizando “el bagazo de cebada y de las levaduras agotadas provenientes de la etapa de fermentación” con la intención de avanzar hacia “una economía circular”.
El mismo, denominado “Cervecerías sustentables”, fue diseñado a través de la articulación de tres grupos de investigación que trabajaban de manera individual pero decidieron aunar esfuerzos bajo la consigna del “mejor aprovechamiento del recurso”.
Las doctoras e investigadoras María Gabriela Guevara, Analía Fernández Giménez y Liesel Gende son las directoras de un gran equipo que trabaja en “incrementar la sustentabilidad económica, medioambiental y social de la industria cervecera artesanal”, ya que con el descarte de la levadura y el bagazo fabrican otros productos, como pan o barras de cereales, por ejemplo.
“A esas sustancias extraídas las convertimos en harina y panificados y barras de cereal con muy buenos resultados, con todos los análisis físico-químicos y biológicos que determinan que tengan lo necesario a nivel nutritivo”, explicó a LA CAPITAL la doctora Liesel Gende.
Además, en el marco de la economía circular, la idea es enseñarles “en determinadas comunidades a que fabriquen esos productos y los comercialicen”.
La arista medioambiental también está presente, porque en la actualidad esos desechos de descarte son llevados por “los camiones de los chancheros. Hoy es materia orgánica que se desecha al mar, pero eso no es chiste porque hay algas invasoras que crecen mucho cuando la materia orgánica es abundante”, señaló la doctora María Gabriela Guevara.
En cuanto al uso de las levaduras, ya comprobaron que “las células ricas en muchos compuestos se están usando para nutrición animal”, añadió la doctora Analía Fernández Giménez.
Como el eje rector del proyecto es la sustentabilidad, que significa que “nada se desperdicia en ningún aspecto, es dejar de comprar-usar-tirar para reciclar, lo volvés a usar en otro producto que se consume”, ya están pensando en “los paneles solares” para el secado de esas sustancias en gran cantidad.
“Es economía circular -dijo Fernández-, porque así se recupera parte de esos activos que perdés, tanto desde el punto de vista ambiental como económico y social”.
Conjunto
El trabajo surgió a raíz de la unión de integrantes de tres Unidades Ejecutoras de doble dependencia de la Universidad Nacional de Mar del Plata y el Conicet, a través del Instituto de Investigaciones Marítimas y Costeras (Iimyc), el Instituto de Investigaciones en Producción, Sanidad y Ambiente (Iiprosam) y el Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB), dirigido por las investigadoras líderes en las temáticas planteadas: Gende, Fernández Giménez y Guevara.
Ellas están secundadas por un equipo integrado por Alfonso Pepe; Claudia Tonón; Florencia Tito; Johana Silva; Anabela Berli; Maximiliano Villega; Paloma Moran Giardini; Florencia Calzoni; Michelle Marie; María de la Paz Moline; Ignacio Garanzin; Nair Pereira; Cristina del Valle; Yamila Rodríguez y Agustín Berhens.
La idea es llevar a la “práctica la teoría” y así favorecer “la transferencia de conocimientos y el fortalecimiento de las capacidades del entramado socioproductivo de la provincia de Buenos Aires, a través de la vinculación del sistema de ciencia, tecnología e innovación con los diferentes actores territoriales”, indicó Guevara.
Así, durante el desarrollo del proyecto -que el próximo 30 de marzo será presentado en un fondo de financiamiento dispuesto por el ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la provincia de Buenos Aires para poder llevarlo a la práctica en escala- se articuló “con industrias y diferentes actores sociales de manera inclusiva, teniendo en cuenta el grado de vulnerabilidad y la perspectiva de género”, contó Gende.
Así las cosas, la investigación aportará “al desarrollo de una industria cervecera artesanal sustentable mediante la propuesta de alternativas de regeneración y reutilización de sus residuos, las cuales se enmarcan además en los principios de la economía circular”, señalaron las investigadoras.
“Se pretende -añadieron- incrementar la sustentabilidad económica, social y medioambiental de la industria cervecera mediante la generación de productos innovadores y saludables, servicios técnicos y formación de recursos humanos”.
Las científicas apuntan así a “generar un vinculo con la sociedad” ya que también planean brindar “cursos de capacitación para sectores vulnerables. Con la ONG Sonrisas en red fuimos a distintos comedores, les dimos la receta y los insumos y aprendieron a hacerlo. Para el futuro también pretendemos que puedan comercializarlo”, se entusiasmó Gende.