El Laboratorio de Bioingeniería (LABI), integrante del Instituto de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (ICyTE, UNMDP/CONICET), en conjunto con el Servicio Universitario de Salud (SUS) asiste a la salud pública desde 2004 desarrollando como actividad de Extensión Universitaria el estudio de la salud arterial en la población local mediante el análisis de onda de pulso. A partir de 2017 la Facultad de Ingeniería firmó un convenio con la Secretaria de Salud de la MGP para evaluar a sus pacientes y participar en actividades de investigación conjuntas, las cuales continúan a la fecha habiendo resultado de las mismas diversas presentaciones científicas.
La Sociedad Argentina de Hipertensión organiza anualmente campañas de prevención nacionales, implementadas en nuestra ciudad por profesionales del CEMA y estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Salud. El LABI, integrado a dicha Sociedad, participa habitualmente efectuando estudios en una muestra de la población, para evaluar el estado arterial de la misma.
Análisis de Onda de Pulso
La Tonometría de Arteria Radial es una técnica que permite registrar las variaciones de presión en dicha arteria durante cada latido cardíaco, en forma sencilla y no invasiva. El registro obtenido se llama “onda de pulso”. El análisis del registro permite evaluar globalmente el sistema arterial. Dicha técnica es utilizada habitualmente como un método de diagnóstico adicional para pacientes cardiovasculares en las instituciones de salud más prestigiosas del país.
El procedimiento consiste en apoyar un sensor de presión sobre la zona de palpación del pulso, en la muñeca, procesando su salida en una computadora. La forma de la onda obtenida varía con la edad debido al envejecimiento de las paredes arteriales, según se observa en la figura adjunta. Analizándola y comparando los resultados con el promedio de la edad del paciente, puede inferirse si el envejecimiento es normal o anormal. El estudio puede efectuarse con fines de prevención, pues las alteraciones arteriales anticipan a las enfermedades cardiometabólicas como hipertensión, diabetes y dislipemia (Colesterol elevado) o para evaluar el estado de tales pacientes y efectuar su seguimiento. A través de los resultados, es posible contar con otro estudio que agrega información al profesional médico sobre el estado de salud arterial del individuo, para indicar eventualmente un tratamiento o modificar el existente.
Campaña de Prevención 2022
En la campaña de prevención 2021 el CEMA detectó en la población un incremento de la presión sistólica (Presión máxima) y de la presión de pulso (Diferencia entre la presión máxima y la mínima) en relación a los años anteriores. Ambos indicadores están relacionados con el incremento de rigidez arterial, sin inferir sobre las causas.
Dados recientes reportes sobre la persistencia de alteraciones arteriales en algunos ex pacientes de COVID, en la campaña 2022 se decidió estudiar en particular la presencia de las mismas mediante el análisis de onda de pulso. Uno de los indicadores obtenidos de esta última evalúa indirectamente la distensibilidad de las pequeñas arterias que irrigan los órganos, llamada elasticidad distal. La misma disminuye con la edad y es afectada por fenómenos inflamatorios de las paredes arteriales, de modo que puede ser utilizada para detectar la presencia de estos últimos comparándolos con grupos de control sanos del mismo sexo y edades similares. Los órganos más delicados como el cerebro y los riñones se deterioran cuando las paredes de estas pequeñas arterias se alteran y engrosan por efecto de la vejez, tornándose rígidas. El proceso se acelera ante la presencia de hipertensión, diabetes o dislipemia no controladas.
En la reciente campaña de prevención, en la cual participó activamente el LABI, se efectuó el análisis de onda de pulso en una muestra de 152 personas de ambos sexos y edades diversas, que acudieron en forma voluntaria a un puesto de registro en la Facultad de Ingeniería en respuesta a la difusión efectuada por el CONICET y replicada en diversos medios.
En la presente campaña, al interrogatorio habitual sobre antecedentes clínicos y hábitos de vida se agregó lo referente a la infección COVID. La Directora del Servicio Universitario de Salud, Dra. Miriam Garzillo, supervisó personalmente las actividades y sumó su interés especial en evaluar la salud cardiovascular de la comunidad universitaria luego de la pandemia COVID.
Resultados
La muestra contó con 152 casos de edades y condiciones de salud diversas, integrada en un 60% por personal universitario y un 40% de externos, que accedió al estudio en forma voluntaria.
La inmensa mayoría declaró estar vacunada (97%), la mayoría con 3 dosis. Más de la mitad de la misma fue infectada por COVID (57%), cursando todos ellos la enfermedad en forma ambulatoria (100%).
Se registró nuevamente un aumento de la presión sistólica y la presión de pulso en relación a campañas previas, junto a un aumento de rigidez de las arterias distales. Para determinar la causa debería descartarse un aumento de obesidad post pandemia, pues el índice de masa corporal del conjunto 2022, dependiente del peso y altura, resultó similar al de años anteriores.
Comparados los individuos que sufrieron la infección COVID con el resto de los estudiados, no se halló diferencia estadística en la elasticidad distal ni en ningún otro indicador arterial obtenido del análisis, lo cual indicaría que no persisten alteraciones arteriales en pacientes de COVID, al menos en quienes cursaron la enfermedad en forma ambulatoria y no requirieron internación.
Como dato adicional interesante, se halló que la elasticidad distal, además de depender de la edad dado que se trata de un indicador de envejecimiento, resultó significativamente mejorada por la actividad física aeróbica, proporcionalmente a su intensidad. Los resultados más bajos se dieron en personas sedentarias, y los mejores se dieron inclusive en pacientes hipertensos controlados que entrenaban metódicamente. Al respecto, se destaca que la mayoría de la población universitaria, con una edad media de 47 años, declaró practicar deporte o gimnasia supervisada. En la población externa, con una edad media de 62 años, también se verificó que una amplia mayoría practicaba algún tipo de actividad física acorde a la edad.
Como conclusión, hemos hallado un incremento de rigidez significativo en las arterias distales, en relación a los valores previos a la pandemia COVID.
No se halló aumento de rigidez arterial en los ex pacientes de COVID en relación a los no infectados, descartando la presencia de inflamación persistente. Se comprobó un alto porcentaje de vacunados en la población bajo estudio, que podría explicar la inexistencia de casos graves en los infectados COVID.
Finalmente, queremos agradecer por este medio la participación de cada uno de los que contribuyeron a hacer posible estas conclusiones.