Paula Ransenberg y Héctor Díaz hablan de la puesta que se presentará en el Teatro Bristol analiza cómo las diferencias de idiosincrasia impactan en la crianza de los hijos, la ilusión, la educación y las diferentes dimensiones de la mentira, para concluir que la verdad no está en ningún lado o está en todas partes.
Precedida por el éxito en Capital Federal, estrena este viernes la comedia dramática “Laponia“, que cuenta con actuaciones de Jorge Suárez, Laura Oliva, Paula Ransenberg y Héctor Díaz, quienes componen a dos parejas que representan dos paradigmas contrapuestos en cuanto a la crianza de sus hijos. La puesta se presentará de miércoles a domingo, durante toda la temporada de verano, en el Teatro Bristol.
Con dirección de Nelson Valente, el texto es una adaptación de la obra original escrita por los catalanes Cristina Clemente y Marc Angelet, que plantea cómo las diferencias de idiosincrasia impactan en la crianza de los hijos, la ilusión, la educación y las diferentes dimensiones de la mentira, para concluir que la verdad no está en ningún lado o está en todas partes. Y en ese marco habla del encuentro, aún en las diferencias, tema que los protagonistas consideran importante en épocas de gran polarización.
Paula Ransenberg y Héctor Díaz adelantaron en una charla con LA CAPITAL algunos de los tópicos de esta obra sobre la que coincidieron en que tiene “muchos planos” y que todos están abordados “con profundidad y amor”.
“‘Laponia’ tiene muchos planos, uno de ellos es la familia, la crianza de los hijos. Tiene que ver con la educación, con el poder de la magia, con el poder de la ilusión, de la verdad, tiene que ver con las diferencias de idiosincrasias”, definió Díaz, quien reflexionó que “es una obra, en el mejor de los sentidos, muy tribunera. La gente va tomando partido por un uno u otro creyendo que cada personaje tiene la verdad. A medida que avanza con diferentes tópicos, se ven sistemas que se tocan y van tomando posiciones de un lado y del otro. Luego, uno llega a la conclusión de que la verdad no está en ningún lado o que está en todas partes en realidad”.
En ese marco, Ransenberg agregó que “la obra habla de lo que crispa, pero finalmente se atraviesa eso y las personas se encuentran. Eso es muy reconfortante en esta época de polarización, de prejuicios, de un montón de cosas”.
“Laponia”: entre diferencias, prejuicios, mentiras y encuentros, en clave de comedia
La actriz, que inicia oficialmente su primera temporada marplatense, contó que “el disparador es un tema que nos atraviesa o nos ha atravesado a todos: la creencia o no en Papá Noel, un tema universal que plantea la ilusión o la creencia versus la racionalidad y remite a eso de que uno quiere creer, no en el sentido religioso, sino desde un lugar mágico”.
En ese sentido, Ransenberg, quien tiene una amplia experiencia como actriz y docente de teatro -además de cine y televisión-, destacó que esa “mentira” está emparentada con el teatro. “El teatro es una mentira, es ese ritual donde todo es mentira y uno siente o acepta o se permite que sea verdad, en eso hay algo muy mágico”.
Y agregó que “la mentira muchas veces tiene una connotación mala, pero en este caso es también lo que nos acerca al universo de lo desconocido. Porque en definitiva no sabemos qué pasa con un montón de cosas. Y el teatro también tiene que ver con el misterio”.
Por otro lado, consideró que “hay cosas que uno dice ‘bueno, yo lo viví así’, pero, ¿significa eso que quiero que sea así o funciona eso para todas las crianzas? Además, hay tradiciones no necesariamente buenas. A veces hay que replantearse las tradiciones”.
Los protagonistas junto al director, Nelson Valente (centro).
Díaz, que solo vino en 2017 a hacer temporada en Mar del Plata con la comedia “Bajo terapia”, aportó que la obra genera “una mirada muy de rompecabezas, todo es una enorme relatividad y también baja un poco los decibeles. La obra es muy tierna por el tema que toca, baja los decibles de ciertos fundamentalismos, de ciertas verdades tocadas con mucha vehemencia. En realidad, apela a ecualizarnos en una zona que haga posible la convivencia“. Por eso, parte de puntos de vista muy cerrados, pero “abre preguntas, desemboca en una conclusión muy abierta, da un lindo aire para charlar de muchas cosas”.