La nutricionista marplatense quiere lograr que más personas accedan a sus metodologías de planificación y gestión del camino a lograr metas nutricionales y de salud adaptadas a las necesidades de la vida actual.
Recién publicado por Del Fondo Editorial, “El camino de la alimentación”, primer libro de la licenciada en nutrición marplatense Estefanía Ferrarello, será presentado este martes en la Feria del Libro que se está desarrollando en el Centro Cultural Estación Terminal Sur del Paseo Aldrey.
“Siempre me gustó compartir el aprendizaje logrado con mi experiencia profesional para aportar mi granito de arena ayudando a motivar y lograr un proceso de cambio hacia un estilo de vida saludable de un modo fácil, liviano, flexible, placentero y por sobre todo… sostenible en el tiempo” definió la especialista, que también difunde en redes y medios de comunicación datos, técnicas, menús, tips, de forma cálida, empática y convirtiendo los tecnicismos del área en un lenguaje común. “El objetivo es brindar herramientas para que la teoría se vuelva parte de la práctica y así incentivar el proceso de cambio” definió.
La presentación, en la que la autora estará acompañada por Pepe Basko, será a las 17, en la sala Martín Fierro. En una charla con LA CAPITAL antes del lanzamiento, la autora definió que su obra “no es un típico libro de dietas, ni tampoco un tradicional libro de alimentación saludable. Es para leerlo, pero también para trabajarlo con actividades de reflexión, análisis y gestión para que pueda adaptarse las veces que sea necesario al dinamismo que la vida presente. Busca en un lenguaje simple y con herramientas prácticas y expeditivas que, quién se lo proponga, alcance su objetivo nutricional y de estilo de vida de una forma sostenible y segura”.
– ¿Cómo decidiste el enfoque del libro?
– Se presenta como un viaje, una hoja de ruta donde identificás tu punto de partida y visualizás y apuntás hacia tu destino de llegada: Una alimentación y peso saludable sostenible en el tiempo. Como todo viaje, requiere un plan: estaciones de parada, desvíos frente a imprevistos y obstáculos que van surgiendo. Cada capítulo es una estación con herramientas y conocimiento para seguir avanzando. En el trayecto te topás con carteles viales que te indican momentos de atención, análisis, reflexión y gestión para que la llegada sea amena y sin retorno.
Soy una amante de los viajes, por eso me pareció completamente acertado pensar este proceso de cambio cómo un viaje placentero.
– Estados anímicos, físicos, mentales ¿Por qué es tan importante estar atentos a esas cuestiones que no tienen que ver exclusivamente con la alimentación, para llevar una nutrición sana?
– Así es. Pensar en la alimentación disociada a las emociones y estados anímicos propios es completamente erróneo. Las personas, no comemos sólo para tener una buena nutrición: comemos por placer, por hábito, por costumbre, por religión, para gratificarnos o incluso para canalizar alguna emoción, sea enojo, rabia, angustia, felicidad, ansiedad.
Las emociones son parte de nuestra vida, son dinámicas y en cierto punto también están influenciadas por el contexto, por lo tanto pensar en una alimentación rígida pero nutricionalmente correcta sin contemplar cuál es la emoción que tengo hoy, es un caso perdido. Con esto no quiero decir que estemos habilitados a comer emocionalmente lo que sea y de forma desmedida, pero sí aceptar la asociación que existe entre el acto de comer y las emociones, identificarlas, crear estrategias para afrontar el estrés y nutricionales para adaptarnos de una forma segura a cada contexto.
-¿Cómo y por qué ha ido cambiando el enfoque entre el objetivo de delgadez hacia el de un estilo de vida saludable?
– Antes el enfoque estaba puesto solo en la balanza, en un número, cómo así también en los estereotipos corporales, cuanto más delgado mejor. Con el tiempo, gracias al cambio de paradigma sobre la imagen corporal, la valorización de la persona, el entendimiento del sobrepeso y obesidad cómo enfermedad y no como una cuestión exclusivamente de voluntad y decisión, hemos logrado cambiar el objetivo hacia cambios en la composición corporal: preservar músculo a expensas de la grasa. Para eso necesitamos alcanzar un reordenamiento alimentario, con equilibrio nutricional, y sumar a la actividad física cómo parte del todo. Ni la alimentación, ni el ejercicio por sí solos, pueden lograr lo que combinados generan.
Hoy sabemos que hay diferentes tipos de cuerpos: contexturas, alturas; con diferentes antecedentes genéticos y de herencia que hacen que cada cuerpo requiera una atención y un objetivo particular.
– Has hablado del peligro de “malignizar” alimentos o grupos de alimentos… ¿Por qué?
– Hoy todo el mundo habla de nutrición, basándose solo en su propia experiencia y/ o sin bases sólidas y científicas que lo avalen. Haber leído una nota que diga tal característica nociva de un alimento no significa que sea cierto. Hay que evaluar varias fuentes, buscando el fondo más allá de la forma, cómo así también, lo que puede ser nocivo para algunas personas puede que sea beneficioso o no lo afecte a otra.
Todo depende para quién se recomienda ese alimento y qué características propias y funcionales tiene esa persona. Hay muchos grises. No todo es blanco o negro. Hoy contamos con una realidad basada en la ciencia y avalada por los organismos más reconocidos en el área de salud y nutrición: cuanto más variada sea la alimentación, incluyendo todos los grupos de alimentos, y cuya forma de consumo sea fresca, natural, y lo menos procesada posible, más saludable será.
¿Esto significa prescindir absolutamente de lo procesado? La verdad, viviendo en una sociedad hiperindustrializada, a contra reloj, con las horas del día contadas y una infinidad de quehaceres, cultivar tu propios vegetales, ordeñar a la vaca, hacer tu queso y yogur y tamizar tu propia harina, es una misión imposible. No se puede escapar de la industria, pero sí se puede trabajar desde lo profesional y político en forma conjunta para optimizar las formas de producción y garantizar un alimento inocuo al consumidor sin descuidar la practicidad; cómo así también enseñar a las personas a elegir los alimentos mas convenientes. Porque seamos honestos… lo que lleve mucho tiempo, el consumidor no lo quiere, ni le sirve.