Durante la jornada de hoy, los maestros pasteleros y demás colaboradores se encargarán de la pintura y últimos detalles sobre una estructura que finalmente medirá 5,5 metros y pesará 2.750 kilos. Residentes y turistas esperan con ansias la degustación.
MIRAMAR (Corresponsal)- Con gran expectativa se aguarda en esta ciudad la culminación del conejo de chocolate más grande del mundo, que finalmente tendrá 5,5 metros de altura, 2.750 kilos de peso y se romperá mañana a las 14 con un péndulo de acero, para que luego residentes y turistas puedan disfrutar de las miles de porciones que se repartirán de manera gratuita en la carpa situada sobre avenida 26 entre 21 y 23.
Durante toda la semana hubo distintas actividades culturales paralelas que permitieron vivir con mucho entusiasmo la víspera de las Pascuas, por lo que se generó un intenso movimiento en los alrededores y muchos “curiosos” se acercaron para fotografiarse y seguir cada momento la construcción de esta monumental obra gastronómica.
Durante la jornada del viernes, una vez firme la parte central de la estructura, se le colocó la cabeza y las orejas al conejo y entonces el público tomó realmente conocimiento del importante trabajo artesanal realizado.
“El trabajo fue más complejo que el huevo que veníamos haciendo tradicionalmente ya que es una figura con muchas más curvas y dificultades técnicas. La cabeza la realizamos abajo, luego la cortamos y la ensamblamos arriba del cuerpo. Es la primera experiencia en este tipo de estructuras y seguramente en el futuro la vamos a armar arriba, ya que hay espacio para trabajarla desde el andamio”, informó a LA CAPITAL el maestro pastelero Walter Aragonés.
Los tiempos de trabajo van de acuerdo a lo pautado y espera culminarse la gigante golosina durante el día de hoy. “Vamos bien, terminamos los brazos junto al maquillado para que quede todo prolijo y hoy realizaremos toda la parte de pintura junto con los últimos detalles”, dijo el máximo responsable de este proyecto gastronómico.
En cuanto a la respuesta e inquietud del público residente y turista, Aragonés especificó: “Al principio era como que le costaba entender la obra más allá de lo que se estaba promocionando, ya que la estructura comenzó a tomar verdadera forma una vez que fue implantada la cabeza. Luego, cuando colocamos las orejas y los ojos, la respuesta fue más evidente y comenzaron las fotografías de manera constante”.
“No tomo tan en cuenta que sea el conejo más grande del mundo, al menos por ahora. Sólo quiero cumplir con mi trabajo junto con los maestros pasteleros y cocineros que me están ayudando, terminarlo, que quede bonito y luego la gente pueda disfrutarlo. Mañana veremos cuáles son las sensaciones finales”, concluyó Aragonés.