Artesanos y vendedores volvieron a aprovechar la masiva concurrencia de la festividad religiosa para vender todo tipo de productos, desde artículos del santería y comida hasta productos con la imagen de Messi. Los puestos volvieron a rodear la parroquia de Moreno al 6700 y a ocupar la plaza que lleva el nombre del santo del pan y el trabajo.
“¡Espigas! ¡Espigas!”; “¡Imanes del Santo!”; “¡Hay bondiola y choripán!”; “¡Almanaques de Messi!”. El sentido compartido entre la fe y la necesidad volvió a convocar este año a decenas de vendedores ambulantes, artesanos y feriantes de otros barrios a la celebración religiosa de San Cayetano, quienes con varios días de anticipación instalaron puestos en los alrededores de la parroquia ubicada en Moreno al 6700.
En tablas con caballetes, gazebos, pequeños stands y muebles caseros, cada quien buscó su lugar para vender en la feria que rodea al templo y atraviesa la plaza situada frene a la parroquia.
San Cayetano volvió a demostrar este lunes que es, por lejos, la festividad religiosa más convocante de la ciudad. La celebración atrajo desde temprano a miles de fieles que se acercaron al templo para pedir trabajo, agradecer y muchos otros que como cada año se instalaron en los alrededores para vender de todo, aplicando promociones y con la posibilidad de abonar incluso con Cuenta DNI y Mercado Pago.
La parroquia abrió sus puertas a la medianoche para que los peregrinos pudieran ingresar a agradecer o pedirle al santo patrono del pan y el trabajo. Las misas de este 7 de agosto, a cargo del cura párroco Juan Pablo Cayrol, se programaron para las 6, 8, 11, 15, 19 y 21 horas. La procesión y misa de las 15, que presidirá el obispo Gabriel Mestre, funcionará también como una multitudinaria “despedida” tras su nombramiento como arzobispo de La Plata.
Con el arribo de los fieles, los alrededores del santuario volvieron a colmarse de puestos en los que vecinos y vendedores ambulantes ofrecen todo tipo de comidas, como así también artesanías y artículos de santería, entre los cuales las tradicionales espigas son la estrella de esta popular festividad religiosa.
En las puertas y alrededores del templo, las espigas para ser bendecidas se adquirieron este domingo en valores de entre 150 y 300 pesos. Hubo “promociones” de dos por 500 pesos. Como siempre, con el correr de las horas el precio comenzó a bajar. Hombres, mujeres y hasta niños las ofrecieron a viva voz. Algunas llevaron como detalle un dólar aferrado a la espiga. “Es la que más me piden”, comentó un vendedor con un gran ramo en la mano.
También sostuvieron su popularidad las estampitas del Santo. Completaron el stock velas, rosarios bendecidos, pequeñas capillas y demás artículos de decoración para la casa, como imanes, cuadros y cruces.
“Nosotros venimos hace 23 años a la fiesta de San Cayetano con artesanías que hacemos nosotros mismos en familia. Las capillitas son uno de los artículos que más vendemos, porque son únicas, pero hacemos de todo”, contó Silvia, acompañada por su esposo Marcelo.
Cerca de ellos, Carlos es otro de los fieles vendedores de cada año. Se adjudica tener “las estatuillas de San Cayetano más grandes”, además de todo tipo de artículos de santería en su puesto instalado a pocos metros de la entrada a la parroquia.
El barrio San Cayetano se transforma en esta época. Pero además de los vecinos y clásicos vendedores, la feria brinda una oportunidad para gente que habitualmente vende artículos en distintas ferias barriales aproveche esta celebración religiosa.
Verónica viene asistiendo hace algunos años, esta vez con una gran cantidad de ropa para vender. “Tengo muy bueno precios y excelente calidad en lo que traigo”, dijo y contó que habitualmente concurre también a la feria de Plaza Rocha.
Muchos de los stands ofrecieron ropa para niños y adultos, como así también juguetes, artesanías y bijouterie. “Este año traje cuellitos, bufandas y guantes por el frío. Los hacemos con mi hermana y ojalá se dan bien“, comentó Lorena.
Entre puesto y puesto, el humo de decenas de parrillas aromatiza el ambiente. Algunas funcionan dentro de foodtrucks y otras, a la antigua. “Tengo los mejores choris de la cuadra. Mil pesitos y 800 la hamburguesa”, contó Daniel, fiel parrillero de San Cayetano, con las brasas ya listas desde temprano.
Pasadas las 10, las parrillas ya comenzaban a calentarse y sobre ellas se colocaban chorizos, bondiolas, hamburguesas, pollos y cortes de carne fáciles para comer al paso como el vacío. Todas las opciones se ofrecen en sándwich con alguna salsa criolla y la posibilidad de agregar queso y huevo extra.
En Moreno y Nasser, sobre la plaza San Cayetano, en tanto, la oferta deja de tener vinculación alguna con la fiesta religiosa y deja también en evidencia la necesidad de trabajo que escape a la venta callejera y ambulante.
Además de tortas, facturas, bizcochitos, chipá y pastelitos caseros, en el lugar se puede acceder a juguetes usados, artesanías en madera, herramientas, camisas, pantalones y hasta zapatillas y alpargatas.
La mística de la fiesta de San Cayetano se mantiene intacta y este lunes volvió a lucir todos sus aromas, colores y sabores. La festividad religiosa más convocante de Mar del Plata muestra la fe, la gratitud y la necesidad de trabajo, pero también expone la capacidad de emprender y rebuscársela como sea para llegar a fin de mes.