Quilmes le ganaba a Peñarol, 63 a 48, cuando el partido tuvo que ser suspendido por serios incidentes entre ambas parcialidades. El peor final posible para una noche que pintaba ser una fiesta. No hubo detenidos y cuatro efectivos policiales sufrieron heridas leves.
Por Marcelo Solari
El festejo de la noche se fue para Luro y Guido. Apenas una anécdota de una celebración para el básquetbol todo, y no fue tal. Por la estupidez de unos pocos que comenzaron con provocaciones que parecía que no iban a terminar más que en eso. Pero no. Difícil determinar quién empezó, porque en el colmo de la insensatez, el intercambio de golpes, insultos y arrojo de objetos se generalizó. La locura superó al cordón que intentaron realizar los efectivos del operativo policial, algunos de los cuales no tuvieron otra salida que reprimir. Con algunos bastonazos y hasta gas pimienta.
Otra vez la sinrazón, el partido que ganó la violencia. Ni la ciudad, ni Peñarol, ni Quilmes, ni el básquet, merecen este papelón. Y encima, lo inexplicable se pudo ver a nivel nacional. Insólito e irremediable.
Antes, claro, hubo un partido, que obviamente pasó a segundo plano (o a tercero) . El amistoso de pretemporada le permitía a Quilmes quedarse con la Copa “Juan Pablo Sánchez-Ciudad de Mar del Plata”, pero el juego quedó suspendido a 2m32s del final del último cuarto, con el resultado favorable a los de la avenida Luro, por 63 a 48. El desenlace en favor de Quilmes ya no tenía retorno cuando se desató el infierno.
Las sillas volaron por encima de la gente para caer del otro lado, energúmenos fuera de sí atravesaron corriendo los pupitres de prensa arrasando todo a su paso y, lógicamente, impidiendo que todo continuara.
El Polideportivo “Islas Malvinas” presentó un maravilloso marco de público. Como para reafirmar que, aún sin puntos en juego, sigue siendo -por escándalo- el mejor clásico del país. Nada de eso importó.
Durante el juego Quilmes entendió e interpretó mejor cómo hacerlo. Y lo ejecutó en consecuencia. Con el correr de los minutos, la escasa dotación de personal disponible y algunos problemas con las faltas personales erosionaron las posibilidades de un Peñarol que casi nunca encontró el camino.
Desde que desató el nudo del cuarto inicial y pudo imponer su defensa, algunas corridas y algún tiro abierto, los de Ezequiel Santiago Medina se adueñaron del juego y del resultado con autoridad.
Peñarol resurgió apenas sobre el final del segundo cuarto, cuando entró en sintonía Al Thornton para tirar del carro “milrayitas”, aunque los porcentajes de acierto resultaron deficitarios.
Y los bases del “tricolor”, Andrés Lugli y Julián Ruiz, ganaron con holgura el duelo a sus colegas de enfrente, Víctor Fernández y Lucas Andújar. Y, tal como había sucedido en el amistoso ante Gimnasia y Esgrima La Plata, Tomás Verbauwede demostró una vez más que su aporte será imprescindible en el poste bajo.
Acaso no del todo bien jugado pero entretenido, el clásico no cambió demasiado en el complemento. Amagó con reaccionar un Peñarol Thornton-dependiente, pero Quilmes supo mantenerlo a raya con los argumentos ya exhibidos.
Obviamente, cualquier análisis más profundo sobre el juego resultará tan inútil como fuera de lugar. Tan fuera de lugar como quedó todo el contexto. Con la gente literalmente desalojada del Polideportivo por la policía, los absortos que no entendían qué había pasado y un puñado de hinchas de Quilmes a salvo en el campo de juego y sumándose al festejo cuando Agustín Ecker levantó la Copa. Fue un acto reflejo entre tanta barbarie.
Atrás quedaron los buenos deseos, las buenas intenciones y la ilusión de tener el clásico para siempre. No parece haber un buen futuro para esa iniciativa.
Síntesis
Peñarol 48
V. Fernández 3, L. Andújar 4, D. Wallace 6, N. Chiaraviglio 10 y I. Bednarek 2 (FI). A. Thornton 18, F. Tolosa 4. DT: Hernán Laginestra.
Quilmes 63
A. Lugli 12, J. Ruiz 11, R. Giacone 2, A. Ecker 4 y T. Verbauwede 18 (FI). J.E. De la Fuente 13, M. Herrero 3, M. Dominé 0, A. Marino 0. DT: Ezequiel Santiago Medina.
Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”.
Árbitros: Diego Rougier, Nahuel Casalot y Diego Cortellino.
Parciales: 10-22, 26-37 y 40-49.
Nota: El partido fue suspendido por incidentes cuando restaban 2m32s para concluir el cuarto final.
Fotos: Mauricio Arduin / LA CAPITAL