Músicos de distintos orígenes, géneros y estilos recogieron, como si se tratara de fragmentos, un dolor compartido, reconvertido en melodía y, a su modo, en plegaria.
El atentado que marcó un inquietante comienzo de siglo dejó, tras el horror, el polvo, el humo, el miedo, un reflejo primero de estupefacción y luto. Sin embargo, como continuidad del mismo proceso al metabolizar colectivamente las tragedias, tras el espanto vino también la pulsión vital de exorcizar el fantasma, de conjurar el daño con esa suerte de oración esencialmente plural que es la música.
De esta forma de resiliencia dieron cuenta muchos artistas. Dejaron, así, un testimonio hecho fuerza, hecho sonido, voz, poesía y, finalmente, hecho vida como estandarte ante la muerte.
El repaso no puede sino comenzar por la obra de un nativo estadounidense –casi un neoyorquino, en tanto nacido en New Jersey– que le dedico a la tragedia un disco completo titulado, The rising, en cuyo contexto bien puede traducirse como “El renacimiento”.
Escuchá The Rising:
Hablamos, claro, de Bruce Springsteen, un genuino “héroe de la clase trabajadora” en su país. El cantor del pueblo hilvana, en dicha placa, versos luminosos, por ejemplo, en la propia canción que da título al disco: “Me fui de casa esta mañana /mientras el sonido de las sirenas llenaba el ambiente / llevando la cruz de mi llamado, /sobre ruedas de fuego vengo rodando hasta aquí. /Acercate para el renacimiento / Vení poné tus manos sobre las mías. /Acercate para el renacimiento”.
Así convocaba “el Jefe” a las multitudes de escuchas desde su disco lanzado en 2002. Sus plegarias –parafraseando a Truman Capote, connacional del guitarrista y emblemático de la Gran Manzana como él– fueron atendidas. La canción devino bálsamo y millones de oyentes en la ciudad, en el país, en el continente, en el mundo, se hicieron eco de una reconstrucción posible, pese a todo, a viva voz, valga la metáfora.
Springsteen no fue el único. Otro gigante también aportó su oración: nada menos que el mismísimo Paul McCartney. En este caso, tocado especialmente de cerca por los acontecimientos: el británico estaba en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, recibiendo las noticias del atentado desde un avión en la pista de aterrizaje a la espera de un vuelo que no despegaría.
Aquella inmediatez con la fragilidad de la vida en tiempo real llevó al exBeatle a componer Freedom. La canción sonó en el intermedio del Super Bowl XXXVI (espectáculo nacional por excelencia en los Estados Unidos) cuyo telón de fondo fue un inmenso tapiz de la Estatua de la Libertad. Paul incorporó Freedom a la gira Driving USA Tour en 2002 y la publicó en el álbum Back in the U.S. grabado en vivo en el mismo año.
La cantante y guitarrista estadounidense Tori Amos también puso su foco creativo en el cruento episodio compartido con los compatriotas de su generación. Lo hizo mediante “I can’t see New York”. La letra fue escrita imaginando lo que verían los pasajeros de los aviones que llegaban a Nueva York luego de la caída de las Torres y es una balada tenue, oscura, que hipnotiza con su voz y su lírica: “Desde aquí/no hay líneas dibujadas/desde aquí no hay tierra (…) y no puedo volver a Nueva York”, dice Tori, recordando un poco a esos espacios urbanos que están pero ya no están; a esas demoliciones de edificios que dejan a la vista rectángulos de colores a la intemperie, donde antes hubo paredes de habitaciones, hogares de historias, intimidad.
En una línea similar a la anterior se inscribe el tema “I was here” grabado por la también estadounidense Beyoncé, nacida en Houston pero neoyorkina por vivencia y devoción. La canción, escrita por Diane Warren, fue incluida en el disco que lleva por título un número: “4”. Su lanzamiento, al cumplirse la primera década desde el atentado, también impactó por sus versos: “Estuve aquí, viví, amé, estuve aquí/ hice todo lo que quise/Y fue más de lo que pensé que sería/ Quiero dejar mi huella para que todos sepan/ Estuve aquí, viví, amé, estuve aquí/aquí, viví, amé, estuve aquí”.
Volviendo a los británicos, “A Rush of blood to the head” de Coldplay reviste la particularidad de haber sido la de producción discográfica más inmediata, en términos cronológicos, respecto del atentado. La banda de Chris Martin entró a estudios a grabar el que sería su segundo álbum exactamente una semana después del 11 de septiembre de 2001. Quienes tuvieron que ver con ese disco recuerdan un clima tenso y apocalíptico no ajeno al estupor mundial de entonces.
De esas sesiones salió una letra improvisada, que fue a parar al segundo corte del LP bajo el título de “Politik” y empieza con una forma de ruego, acaso de interpelación: “Mirá la tierra desde el espacio exterior/ Todos deberían poder encontrar un lugar/ Dame tiempo y dame espacio/Dame algo real”.
Mirá “Politik”, de Coldplay:
Mucha inspiración brotó, casi imprescindible entre los aires finiseculares de entonces, cuando no era impensada una conclusión absoluta para la raza humana. La música resonó en el mismo sentido desde los Cranberries, hasta Bo Diddley pasando Cher y hasta por el poeta de poetas Leonard Cohen, cuyo tema ad hoc titulado “En ese día” (incluido, nada menos que en el álbum “Querido odiador”): bien merece cerrar este repaso: “Hay quienes dicen que/ que es lo que nos merecemos/ Por pecados contra Dios/ Por los crímenes en el mundo/ No sabría decirlo/ Sólo sé/ que sólo estoy sosteniendo la fortaleza/ desde ese día/ en que hirieron a Nueva York”.
Artistas sajones reaccionaron musicalmente a los atentados que golpearon a Nueva York hace dos décadas con un cancionero urgente y emotivo, pero fue el trovador cubano Silvio Rodríguez quien, del otro lado de la barricada ideológica entre ambos países y sus sistemas, ligó agudamente el suceso a otros dislates de la humanidad con su tema “Cita con ángeles”.
La pieza, que además abrió y dio título al álbum grabado, mezclado y masterizado en La Habana entre enero y julio de 2003 y lanzado mundialmente en noviembre de ese año, utiliza a los ángeles como testigos de la barbarie humana.
En esa recorrida alada dentro de una canción de poco más de seis minutos de duración, el artista denunció poéticamente los asesinatos de Giordano Bruno, Federico García Lorca, Martin Luther King y John Lennon, además de dar cuenta de la bomba atómica sobre Hiroshima.
La desolada panorámica histórica se detuvo en dos acontecimientos del 11 de septiembre y sobre ellos Silvio cantó: “Septiembre aúlla todavía/su doble saldo escalofriante/todo sucede un mismo día/gracias a un odio semejante/Y el mismo ángel que allá en Chile/vio bombardear al Presidente/ve las dos torres con sus miles/cayendo inolvidablemente”.
El registro de “Cita con ángeles” obligó a que uno de los mentores de la Nueva Trova Cubana sumara sus laderos habituales, los aportes de figuras como Leo Brouwer (guitarra flamenca), Chucho Valdés (órgano) Juan Formell (de Los Van Van en contrabajo) y los coros de sus colegas Vicente Feliú, Noel Nicola y Amaury Pérez.