Leonardo Sampieri tenía una exitosa agencia de autos. Pero fue detenido tras un allanamiento a su casa en la que se le encontró un arma y una granada. A partir de ese hecho, una serie de episodios ligados a la ilegalidad y violencia de género descubrió que en realidad se trataba de Pedro Saitta, buscado en Mar del Plata por un crimen del 2013.
Por Fernando del Rio
Pedro Saitta tenía 18 años en 2013 cuando asesinó a tiros a un joven de su misma edad, Maximiliano Torres, en el barrio Belgrano. Lo acusaba de haber asaltado a su hermana y entendió que la mejor manera de resolver esa cuestión era matando. Pero después del crimen logró escapar y nunca más se supo de él a pesar de integrar la lista de los prófugos más buscados.
En los últimos días, Saitta apareció en la piel de Leonardo Sampieri, un hombre condenado en San Juan por tenencia de arma y que cumplía arresto domiciliario en la localidad de Concepción por una causa de violencia de género. La policía sanjuanina descubrió su verdadera identidad, pero cuando fue a buscarlo a ese domicilio, no lo encontró.
Pedro Ezequiel Saitta (o su falso duplicado, Leonardo Sampieri) volvió a estar prófugo y por el momento se desconoce su paradero, pese a que la policía de San Juan y la de Mar del Plata se unen por estas horas en el esfuerzo orientado a localizarlo.
Una de las imágenes difundidas de Saitta tras el crimen de 2013.
De acuerdo a la información inicialmente publicada por el diario Tiempo de San Juan, Sampieri era un conocido agenciero de autos usados con local en la avenida Guillermo Rawson de la capital provincial.
En el mes de junio la policía sanjuanina investigaba un robo y ciertos datos revelaron que quien podía tener parte del botín era el agenciero Sampieri. Por eso le allanaron su casa en la localidad de Concepción y lo que los policías encontraron fue un arma calibre 9 milímetros y una granada de humo. Tras ser detenido, en un solo día aceptó la pena de 2 años y 2 meses de prisión, a través de un juicio por Flagrancia.
El allanamiento, según Sampieri, fue arbitrario, violento y denunció a los policías. Sampieri era hasta ese momento un pujante empresario del rubro de los autos usados y se creyó en el derecho de accionar contra la fuerza policial. La causa se judicializó e incluso algunos policías fueron trasladados a destinos más alejados, como “castigo”.
Pero la exposición en los medios por este hecho terminó por revelar la historia que ocultaba Sampieri. En octubre del año 2020 la entonces pareja de Sampieri lo denunció en la Justicia por violencia de género y en abril de 2021 volvió a hacerlo, aunque ya no estaban juntos.
“Sampieri” cuando fue detenido en el mes de junio.
El 6 de julio pasado la mujer lo denunció por amenazas y Sampieri fue detenido, y la Justicia sanjuanina autorizó el arresto domiciliario.
Mientras tanto el testimonio de la mujer y una anomalía que la policía advirtió en el DNI usado por Sampieri encendió las alarmas de una posible falsa identidad. De acuerdo a averiguaciones realizadas por LA CAPITAL, Sampieri utilizaba un DNI perteneciente a una mujer transgénero santiagueña.
Ante estas evidencias, el fin de semana la policía fue a buscarlo a su domicilio y se constató que ya no estaba allí. Desde entonces se desplegaron distintas labores para localizarlo, incluso la articulación con la Justicia y Policía de Mar del Plata, pero por el momento sin éxito.
El último domicilio que Saitta tenía en Mar del Plata era en la zona del barrio Belgrano donde el 18 de abril de 2013 perpetró el ataque contra Maximiliano Torres. Esa noche Saitta y otra persona, a bordo ambos de un Ford Escort, tirotearon el grupo en el que estaba Torres, en la esquina de 238 y 35. Aunque hicieron al menos 10 disparos, solo uno impactó en el pecho de Torres que, malherido, fue trasladado al HIGA. Días después se produjo su muerte.
Un abogado local presentó ante la Justicia un pedido de eximición de prisión para poner a derecho a su defendido, pero fue rechazado. Nunca más se supo de Saitta. Hasta el fin de semana. Ahora nuevamente es un fantasma.
Foto Diario Tiempo de San Juan.