por Beatriz Díaz
En los supermercados se agota el edamame, arden las redes y salta las noticia: el responsable es Carlos Ríos, un nutricionista con más de un millón de seguidores en Instagram y el rostro más conocido de una nueva generación de jóvenes divulgadores de alimentación convertida en auténticos influencers en España.
Cuentan con cientos de miles de seguidores en redes sociales, aparecen cada vez más en medios de comunicación y con un solo tuit pueden sacar los colores a la Fundación Española de la Nutrición -aireando quién hay detrás de su financiación- o conseguir que una gran empresa como McDonald’s retire un anuncio dirigido a niños.
Las estrellas de este movimiento, que han explicado a EFE sus objetivos y retos, han sentado a la mesa a una potente comunidad virtual que demuestra el interés cada vez mayor por la alimentación saludable.
Una tendencia que contrasta con el elevado número de niños que padecen obesidad en España, un 20 % según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La población adulta no se queda atrás en el país abanderado de la dieta mediterránea, donde el 53 % de personas supera su peso recomendado, según un reciente informe de la Fundación Gaspar Casal.
¿Dieta mediterránea o ‘real food’?
“La paella y la copita de vino no es dieta mediterránea”, advierte la dietista-nutricionista y divulgadora Lucía Martínez, quien añade: “Tendríamos que tener un consumo de legumbres, frutas, verduras y pescado mucho más elevado y mucho más reducido de cárnicos y ultraprocesados”.
Precisamente, de la lucha contra los ultraprocesados nació el “Realfooding” -que en español significa ‘comer comida real’-, el movimiento que creó Carlos Ríos en 2017 para poner sobre la mesa los intereses de la industria alimentaria, y que gana a la misma velocidad adeptos y enemigos.
“Lo que divulgo en redes está incomodando a gente que tiene mucho poder y mucho dinero”, asegura Ríos.
Este nutricionista de 27 años no utiliza bata blanca, sino que suele aparecer en las redes con zapatillas viejas de estar por casa y chaquetón -a pesar, también, de estar en casa-, no cuida sus fotos, pero sí los chistes o “memes” con los que transmite un mensaje que llega a cada vez más internautas.
Empezó el año con medio millón de seguidores, una cifra que rápidamente subió a 800.000 hasta que superó recientemente la cifra de 1,3 millones.
“Hay nutricionistas que se han hecho superfamosos a un nivel que antes solo alcanzaban las superinfluencers de moda, que fueron las primeras en llegar a esas cifras”, destaca Martínez.
Una moda viral que consiste en comer sano
La alimentación saludable está ahora de moda y el fenómeno no deja de sorprender a los divulgadores que están al otro lado de la pantalla.
“Cada vez más personas sufren de diabetes, del corazón… y vivimos en un mundo donde la información se viraliza muy rápido. Esto, sumado a los profesionales que divulgamos en las redes de forma más cercana, ha dado lugar a todo el interés que hay ahora”, aclara la divulgadora y nutricionista Gabriela Uriarte.
Con esta afirmación también coincide el dietista-nutricionista Aitor Sánchez: comer sano “ha saltado a la cultura popular, es decir ahora la gente se identifica con ello como ha pasado antes con los deportes”.
Sánchez, un conocido influencer que ha escrito dos libros, no quiere falsas creencias en el menú, por eso carga contra los mitos nutricionales desde que se lanzó a las redes en 2012 con el blog “Mi dieta cojea”.
Los influencers airean los trapos sucios de la industria
Con un contenido enfocado en la denuncia, despierta hoy el interés de 220.000 seguidores deseosos de saber, por ejemplo, por qué el zumo de naranja no debería formar parte del desayuno.
“¿Por qué todo el mundo ha creído que el kiwi es bueno para ir al baño? Porque se ha trabajado muy bien el marketing de esta fruta”, plantea este especialista.
Estos nuevos divulgadores no quieren que el consumidor se deje engañar por la mercadotecnia creada alrededor de los alimentos, de la que acusan a los grupos de presión de la industria.
“Un ejemplo es la pirámide de alimentación, la industria alimentaria se ha sentado a la mesa a hacerla y el Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas no. Parece un chiste pero no lo es”, comenta Martínez.
Después de años de denuncia en las redes, el mensaje de estos influencers de la comida sana ha calado incluso en menús hospitalarios y escolares.
Uno de los responsables es el chef y divulgador Juan Llorca, creador del movimiento #PorUnaEscuelaBienNutrida, que dejó los fogones de un gran restaurante y se puso el mandil en un comedor escolar.
“Después de cuatro años en el cole me di cuenta de que estaba haciendo algo diferente. La gente se sorprendía por lo que yo hacía y decidí contarlo”, comenta Llorca.
También asesora a otros colegios en la elaboración de menús “libres de procesados, refinados y azúcares”, utilizando alimentos “totalmente naturales y de temporada”, mientras comparte su camino en las redes.
Los peligros del realfooding
Llorca sigue sorprendido por el éxito de la comida saludable, pero advierte también de peligros, sobre todo para los consumidores que lo llevan a extremos perjudiciales.
“El ‘Realfooding’ era un movimiento necesario, pero creo que se ha llevado a un extremo que no es coherente, ni real, ni tampoco saludable”, advierte en este sentido Victoria Lozada, nutricionista experta en trastornos de la conducta alimentaria.
Lozada, una venezolana residente en España que también tiene una popular cuenta de Instagram, denuncia que en ocasiones “los nutricionistas se olvidan de las personas que tienen una relación tormentosa con la comida”.
Ella prefiere divulgar de forma distinta, bajo el lema “Nutrición sin obsesión” para intentar combatir una situación que está creando “aislamiento, culpabilidad y vergüenza”. Por ello, Lozada concluye “¿El objetivo es buscar una mejor salud o buscar la perfección?”.
EFE