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El Vaticano pide que la inteligencia artificial no controle armas y reclama una regulación global

Reclamó que se promuevan "sus usos pacíficos en las diversas aplicaciones civiles para reducir las desigualdades" además de "prevenir sus usos nocivos".

El Vaticano pidió “no dejar el uso de armas a la inteligencia artificial (IA)” y reclamó la creación de una organismo internacional en la materia que promueva “sus usos pacíficos en las diversas aplicaciones civiles para reducir las desigualdades” además de “prevenir sus usos nocivos”.

“Los esfuerzos dedicados a dotar de inteligencia artificial a los ejércitos deben ir acompañados de un esfuerzo aún mayor para potenciar nuestros corazones y nuestras mentes a fin de evitar por completo los conflictos”, planteó Francesca Di Giovanni, Subsecretaria para el Sector Multilateral de la Sección para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales.

Di Giovanni encabezó el fin de semana la delegación de la Santa Sede que participó en la ciudad de La Haya de una cumbre sobre “Inteligencia artificial responsable en el ámbito militar”, en la que planteó que los sistemas basados en esas tecnologías “no pueden tomar decisiones porque carecen de impulso moral”.

Para Di Giovanni, “parece contradictorio incluso hablar de inteligencia artificial responsable”, al tiempo que la Santa Sede “reitera la urgente necesidad de mantener y justificar la diferencia entre personas y objetos”.

En efecto, según la funcionaria designada por el papa Francisco en 2019, los sistemas basados en la IA “no pueden pensar, sentir, decidir ni asumir la responsabilidad de sus actos, ya que carecen de impulso moral. En el mejor de los casos, sólo pueden ejecutar instrucciones y simular comportamientos, mientras que la realidad nunca puede reducirse a una mera simulación de sí misma”.

“Si se delegan importantes poderes de decisión sobre el uso de la fuerza en un sistema de armas cuyo comportamiento es imprevisible o cuya finalidad y ámbito de funcionamiento no están bien definidos o no se conocen el vínculo crucial entre ‘acciones’, efectos y responsabilidades se vería inevitablemente comprometido, sobre todo porque cada ataque armado debe ser cuidadosamente sopesado y su legitimidad debe ser probada”, enfatizó.

Este planteo, agregó la funcionaria, “no quiere decir que la Santa Sede pretenda obstaculizar la investigación, el desarrollo y el uso de las tecnologías”.

“Al contrario, éstas deberían orientarse hacia un horizonte más adecuado y útil, que no se base únicamente en criterios de utilidad o eficiencia, sino en la promoción del bien común de la humanidad y para la humanidad, respetando la dignidad humana y favoreciendo nuestro desarrollo humano integral”, sostuvo.

En ese marco, Di Giovanni sugirió “la creación de una agencia internacional para la Inteligencia Artificial que promueva sus usos pacíficos en las diversas aplicaciones civiles para reducir las desigualdades y, prevenir sus usos nocivos, limitando sus consecuencias indeseables”.

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