por Vito Amalfitano
Cuando se discutía si la tecnología tenía que llegar o no al fútbol uno de los argumentos para la negativa era el carácter “democrático” o “igualitario” de las normas de la International Board.
Se decía que no se pueden aplicar determinados elementos en algunos partidos de fútbol y en otros no. Que si la tecnología no se puede utilizar en los partidos de la Liga Marplatense de Fútbol, por ejemplo, tampoco debe usarse en la Champions Ligue.
Claro que esos fundamentos, absolutamente defendibles, chocaron nada menos que en la final de un Mundial de fútbol con una realidad práctica que no respetó ninguna norma y terminó definiendo nada menos que la Copa y una expulsión de uno de los jugadores más grandes de la historia.
Se elogió, en aquella final en Berlín, a Horacio Elizondo, porque no dudó en expulsar nada menos que a Zinedine Zidane. Pero la verdad es que ni él ni la mayoría de los que estabamos en el estadio, habíamos visto el cabezazo a Materazzi. Y aunque nunca lo reconocieron, el juez se apoyó en auxiliares que vieron la imagen por televisión. Es decir, nada menos que en una final de Mundial se usó el VAR mucho antes de que existiera y sin que fuera reglamentario.
Ahora arrancó este sistema en determinadas competencias. y de manera inoportuna en forma experimental en América nada menos que en semifinales de Copa Libertadores.
En el Monumental, en el primer River – Lanús, no se llamó en ninguna jugada a su utilización. Y ahora en La Fortaleza tuvo un debut realmente desafortunado. Sirvió, es cierto, para convalidar un penal real que definió un gran partido en favor de Lanús,.-la falta de Montiel a Pasquini-, pero increiblemente ninguno de los árbitros/analistas/asistentes dedicados al sistema en la cabina respectiva se percataron de un evidente penal por mano de Marcone en una entrada de Scocco y de otras jugadas polémicas en los que se debió haber pedido el recurso del VAR.
“Prefiero que se equivoque un árbitro y no siete”, acertó con precisión Marcelo Gallardo, el técnico de River, en medio de la bronca. Los riesgos de la mala utilizaciópn de la tecnología esta vez definieron nada menos que un finalista de América. Independientemente de los méritos reales de Lanús para la hazaña que consumó.