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El sueño americano

por Vito Amalfitano

Todo empieza contra el que terminó. De la frustración de la final del año pasado a la esperanza renovada en esta Copa. con Chile como rival y medida.

La Selección Argentina de fútbol comienza a afrontar un nuevo desafío, quizá con más obligaciones y presiones que en otras oportunidades. Con más para perder y menos para ganar. El vaso medio lleno dice que es la Selección que está primera en el ranking mundial y que viene de jugar dos finales, nada menos que la del mundo, y la de la Copa América. El vaso medio vacío, y en este caso con una alta carga de resultadismo, marca que las perdió las dos. Y como Argentina tiene a Messi, el mejor jugador del mundo, y Brasil llega a esta Copa América sin Neymar, al que guarda para los Juegos Olímpicos, hay un peso extra para que esta sea la hora.

Es decir, no llegar a la final de la Copa América Centenario será una gran frustración. Llegar a la final y perderla tanto o más frustrante aun. Los tiempos que corren imponen que “solo sirva” el título.

Eso desde una visión fría y desde el utilitarismo con el que hoy se observa todo. Pero el fútbol es un juego lleno de imponderables y matices y corresponde considerar como se llega a esta Copa, en que condiciones.

Argentina es favorita, claro. Por potencial y plantel. Y porque, vale remarcarlo, terminó remontando la cuesta en las eliminatorias y está muy bien en esa competencia después de sus últimas victorias de visitante, ante Colombia y justamente frente a Chile en marzo pasado.

Es decir, con su remontada en el camino al Mundial, aparecen como incómodas o inoportunas las obligaciones de esta Copa América Centenario. Pero hay que afrontarlas y con la idea de que la tercera sea la vencida, al considerar el conteo de finales.

En el medio está la crisis institucional en la AFA, provocada por una suerte de “golpe de Estado” desde la Inspección General de Justicia a instancias del gobierno nacional. Una intromisión innecesaria y también perturbadora para la paz que tiene que tener la Selección, cuando en realidad se estaban cumpliendo todos los pasos legales correspondientes para que las elecciones en la casa del fútbol se concretaran el 30 de junio. Justamente, después del “escandaloso empate” de diciembre pasado, se pensó en esa fecha para que llegue después de la participación de la Selección en la Copa América, para no alterar su trabajo. Un “escandaloso empate” que, vale aclararlo, o fue casualidad o fatalidad o fue causalidad provocada por una de las partes. Uno de los candidatos era Marcelo Tinelli, con quien hoy está la escudería de los “grandes” con Daniel Angelici a la cabeza. El otro candidato era Luis Segura, y su ladero en diciembre era justamente Daniel Angelici. La IGJ la dirige hoy un ahijado de…Daniel Angelici… Todo muy obvio. Además de injustificable. Justo cuando tiene que empezar a rodar la pelota.

En medio de todo eso el entrenador Gerardo Martino debe afianzar el funcionamiento que la Selección alcanzó en aquellos partidos ante Colombia y Chile, con Ever Banega como enlace y conductor. Y potenciar, desde ese talento colectivo buscado, lo que significa contar con Messi y con Gonzalo Higuaín, el goleador histórico del fútbol italiano.

De una final a otra, con Chile como mismo rival. Y, 22 años después, en Estados Unidos. La tierra del dolor mayor para el fútbol argentino. Cuando a todos nos cortaron las piernas.

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