Con un pronóstico más que favorable para la jornada del domingo, familias enteras salieron a homenajear a sus madres. Flores, alegría y mucho cariño.
El Día de la Madre de este año coincidió con el fin de semana largo por el Día de la Diversidad Cultural que, sumado al buen clima, dio lugar a un combo de tres días de descanso a puro color y paseos al aire libre.
Con una máxima estimada de 24° y un cielo totalmente despejado, padres e hijos aprovecharon para ultimar los detalles de una jornada que tendría un solo protagonista: mamá.
Así, la imagen que se repitió en varias zonas de la ciudad fue la de florerías repletas, heladerías con filas que superaban la puerta de ingreso y locales gastronómicos al máximo de su capacidad.
“Me bajé rápido para comprarle unas flores a mi nuera, Flopy, pero no pensé que iba a haber tanta gente”, señala Alfredo, mientras le hace señas a su mujer para informarle que la parada se iba a demorar más de lo previsto.
La envidia de los que buscaban un poco de sombra para sobrellevar la larga espera fueron Natalia y Darío que, con unas coloridas azaleas encima, se dirigían hacia el almuerzo familiar. La homenajeada en este caso sería la madre de él, Patricia. “Y nosotros vamos a comer asado”, señalaron, para dar cuenta que hay beneficios que alcanzaron a todos.
La comida en familia es otra tradición que no faltó en los festejos. Para aquellos que prefirieron no comer en sus casas, varios locales gastronómicos informaron en sus pizarras externas la existencia de menúes con precios pensados en la celebración.
Formas de celebrar
Alicia (madre) y Gabriela (abuela) se dispusieron a compartir una comida en una pizzería de zona Alberti junto a sus hijos y nietos, respectivamente.
“El día viene siendo maravilloso. Los chicos me despertaron con un desayuno muy rico”, comentaba orgullosa Alicia. En la mesa, Valentina, Lorenzo y Manuel inflaban pecho y recordaban que la bandeja incluyó café, huevos revueltos y tostadas. “Completito”, agregó la mamá. A unos metros, Liliana (madre) y Corina (abuela) comenzaban a acomodarse para comer junto a Héctor (abuelo) y Lisandro (nieto).
“Estas flores me las regaló mi nieto”, se apresuraba a contar Corina.
El buen clima sumado a un fin de semana largo también ofreció la oportunidad a que turistas visiten la ciudad y, por qué no, comenzar a consultar precios para lo que va a ser la temporada.
Este fue el caso de Cinthia y Daniel de Villa Ramallo, provincia de Buenos Aires. “Hace muchos años que no venía a Mar del Plata. Y la verdad es que la encontré muy hermosa, estamos pensando en volver durante el verano”, señaló ella, mientras no perdía de vista a sus dos hijos: Joaquín y la pequeña Isabela.
“Marplatense por adopción”
Quienes también eligieron la ciudad para disfrutar el Día de la Madre y celebrar el día de Gabriela, fueron Héctor, Cecilia y Sofía.
“Venimos siempre, yo digo que soy marplatense por adopción”, indicó Héctor, mientras ingresaba al Paseo Aldrey. “Veremos qué almorzar”, señaló.
El día se mantuvo óptimo desde comienzo a fin, por lo que los paseos en la costa fueron otras de las opciones más elegidas por los que no se quisieron quedar en casa. Algunos, incluso, acompañaron a mamá a hacer ejercicio, combinando una fructífera caminata con una charla agradable.
Bruna y Sofía decidieron acompañar a su mamá Sabina en su día. “Salimos a caminar y a la noche vamos a ir a ver a Abel Pintos”, disparó Sofía con una gran sonrisa que dio a pensar que el regalo no era sólo para su mamá.
Quienes también optaron por un “día de chicas” fueron Emma, Morena y Valeria. “Aprovechamos este solazo para salir a patinar por la costa. Y terminamos acá y nos vamos a almorzar al centro”, señaló la mamá, bajo la mirada orgullosa de su dos hijas.
El paisaje playero también obligó a la tradicional postal en la costa. Así, Florencia y Marcelo eligieron descansar del caos capitalino en “La Feliz” junto a los dos pequeños Ulises y Benjamín.
“No podemos creer los días que nos tocaron”, exclamaba Marcelo con la mirada clavada en un cielo sin nubes a la vista.