Salió a mostrar las deficiencias de la gestión. Es en respuesta a las medidas contra las paros dispuestas por el intendente. Polémica decisión en el tratamiento de las rendiciones de cuentas. Adversarios y amigos bien delimitados.
Por Ramiro Melucci
El martes, el día de la marcha por la universidad pública, el Sindicato de Trabajadores Municipales (STM) difundió un video en el que se veían aulas, pasillos y escaleras del Instituto Superior de Estudios Técnicos (ISET) llenos de agua. También mostraba un transformador en un sector en el que caía agua de la primaria 9, y goteras en la primaria 15 y en la secundaria 209. “El intendente municipal y su gestión hacen agua”, decía una voz en off.
El viernes, antes de que el intendente diera una nueva conferencia de prensa en el Centro de Operaciones y Monitoreo (COM), el gremio de Antonio Gilardi hizo público un segundo video. Se veía el precario estado del Cementerio Parque Municipal. Bajo el hashtag #gestiónmontenegro, la voz en off describía: “Sin electricidad, sin iluminación artificial, más de 550 nichos rotos, riesgo eléctrico, condiciones edilicias precarias, bóvedas inundadas, humedad; los familiares no pueden visitar a sus muertos por la tarde por la inseguridad y los robos y el estado de abandono. El crematorio sin funcionamiento desde el 4 de julio de 2023. Sin paz para nuestros muertos”.
La novedosa tendencia a la producción audiovisual de la dirigencia gremial va develando un perfil opositor del sindicato. Que esta semana también fue el principal crítico de la ordenanza que permitió la concesión del sistema de estacionamiento medido. Las voces en contra que se escucharon en el recinto fueron las de Valeria Crespo, de Unión por la Patria; Horacio Taccone, de Acción Marplatense; Ariel Ciano, del Frente Renovador, y Verónica Maio, del sindicato municipal. No es justo decir, sin embargo, que los cuestionamientos del gremio a ese proyecto sean nuevos, pero parecieron tomar más temperatura mientras se calentaba la discusión con el gobierno local.
Tampoco podría aducirse que el gremio no avisó. Anticipó que iba a exponer las deficiencias del municipio el mismo día que Guillermo Montenegro anunció el envío del proyecto de ordenanza para declarar esenciales a los trabajadores y conculcarles, de ese modo, el derecho a huelga.
Para entonces, el intendente ya había tomado otras dos medidas contra los paros, la carta más fuerte que tiene el gremio para jugar en cada conflicto: resolvió que los que se adhieran no podrán tomarse cinco días con goce de haberes en el cuatrimestre (como lo permitía un decreto de Elio Aprile) y descontó los días a los que hicieron el último paro.
Los videos son la reacción sindical a esas decisiones que, combinadas con el proyecto de la esencialidad, le restan poder al sindicato. En el municipio prefieren que la historia se cuente desde otro origen: aquellas medidas duras fueron consecuencia del paro “irracional” por 48 horas posterior al fin de semana largo de seis días.
Las negociaciones en el Ministerio de Trabajo de la provincia no llegaron por ahora a ningún lado. El gobierno municipal ratificó una vez más todas sus decisiones, incluso la de no dar más de un 10% de aumento. El sindicato anticipó una asamblea para resolver los pasos a seguir. Será el jueves a las 17.
El intendente Guillermo Montenegro, en la conferencia de prensa del último viernes en el COM.
“No voy a rifar el equilibrio en las cuentas”, insistió Montenegro en la nueva conferencia de prensa. Esta vez no fue necesario que aclarara que “rifarlo” implicaba dar un aumento por encima de lo que el municipio puede dar. Esta vez tampoco hubo menciones al conflicto. En una exposición de casi una hora, sólo lo sobrevoló en dos ocasiones: cuando dijo que no entendía las razones del reclamo contra el proyecto del estacionamiento medido, porque “acá nadie pierde su trabajo”, y cuando comentó la “instrucción” de que los sueldos se transfieran a fin de mes. Un gesto, este último, de no confrontación en medio del conflicto.
Con naturalidad, la oposición va tomando partido en favor del sindicato. En la sesión del jueves, el “queremos la palabra” de los municipales atronó en sintonía con una cuestión de privilegio de Eva Ayala, de Acción Marplatense, que cuestionaba la imposibilidad de los trabajadores de utilizar la banca 25 y la falta de respuestas oficiales a pedidos de informe. Los rivales políticos del intendente también pregonan que empezó a tratar al sindicato como “enemigo” para invisibilizar los déficits de la gestión. Les sirve que el gremio ponga su sello para mostrarlos.
El de las arcas municipales, en cambio, apareció en la rendición de cuentas de 2023 y desapareció casi por ensalmo tres meses después, en plena caída de la recaudación y la cobrabilidad. Montenegro insiste en que no es magia, sino obra del fuerte recorte del gasto. Como sea, hubiera sido interesante que el secretario de Legal, Técnica y Hacienda, Mauro Martinelli, contara la repentina vuelta al equilibrio en la comisión de Hacienda del Concejo Deliberante, en el tratamiento de las rendiciones. Pero el oficialismo cumplió el pedido del gobierno: esta vez nadie explicará en persona el resultado presupuestario. El opositor que quiera respuestas deberá pedirlas y esperarlas por escrito.
La decisión busca no exponer a los funcionarios a largos cuestionarios de los ediles. Le quita a la oposición la posibilidad de alguna victoria pasajera en los medios. Pero desnuda la esencia pendular del gobierno: cuando no gozaba de mayoría legislativa presentaba las incursiones de los funcionarios como hitos de la transparencia y ahora que tiene la posibilidad numérica de impedirlas no duda en hacerlo.
Hubiera sido interesante que el secretario de Legal, Técnica y Hacienda, Mauro Martinelli, contara la repentina vuelta al equilibrio en la comisión de Hacienda del Concejo Deliberante, en el tratamiento de las rendiciones de cuentas.
Al gobierno le asiste la razón en algo: las rendiciones de cuenta fueron en las administraciones anteriores una cuestión del Concejo que no requería la presencia de funcionarios. El cambio se produjo cuando la opositora Virginia Sívori (hoy de licencia) argumentó que debían tener un tratamiento similar al del presupuesto, con la lógica de que eran el ejercicio presupuestario consumado. Entonces el gobierno aceptó, al menos, la presencia del secretario de Hacienda. Era un avance respecto a la práctica legislativa de las gestiones anteriores. Duró poco.
En momentos en que el sindicato se recorta como un nuevo actor opositor, el intendente se encargó de recordar que sus viejos adversarios mantienen vigencia. Mencionó dos veces en menos de cinco minutos la “promesa de campaña” de Axel Kicillof y Fernanda Raverta de recuperar la Rambla, y se quejó porque la Provincia “dio de baja” la licitación para llevar adelante una obra que era “chica” pero significaba un comienzo.
Al comentar las necesidades de sectores económicos claves de Mar del Plata, como el textil y la pesca, Montenegro también se acordó de los amigos. Dijo que recurre a ellos cuando se necesitan modificaciones legislativas en el orden nacional. Nombró a Cristian Ritondo, el jefe del bloque del PRO en la Cámara de Diputados. Y al senador radical Maximiliano Abad, su socio político en el gobierno local. El mismo que calificó de “impresionante” la defensa de la educación y la universidad pública reflejada el martes pasado en la marcha que, por el aprovechamiento político de algunos “personajes”, al intendente le terminó dando “asco”. Matices de los tiempos libertarios.